Sin conocimiento de causa

Politicón
/ 9 marzo 2017

“He leído varias estos días, notas varias, diversas, en redes que además hoy es común, y me sorprendía que viniera además de mujeres, que hoy no era una buena fecha para felicitar a la mujer, no hay que reconocer, no hay que felicitar a la mujer y dije:‘bueno, si no la felicitamos en el Día Internacional de la Mujer, me parecería un contrasentido. Claro que hay que felicitar a la mujer, claro que hay que reconocerlas. Naciones Unidas por algún motivo estableció hace 40 años el Día Internacional de la Mujer, que no se olvide que yo vivo en un hogar donde predominan las mujeres, ahí sí no hay equidad de género”. 

Palabras del presidente Enrique Peña Nieto en el marco del Día Internacional de la Mujer, el Mandatario de un País donde hay tantas cuentas pendientes que duele su improvisación.

Se han hecho campañas en todas partes, las líderes de opinión más importantes lo han escrito, ONGs han repetido hasta el cansancio que no se trata de un día de celebración sino de una conmemoración, un recuento, un corte de caja de asuntos urgentes en pro de la igualdad de derechos necesarios de un no a la violencia. Sin embargo, el Presidente ha decidido felicitar a las mujeres, entregar rosas verbales en un País donde, desde 2012 (al inicio de su sexenio), más de 10 mil mujeres han sido asesinadas violentamente. 

La felicitación viene de un hombre que durante seis años gobernó el Edomex, la entidad donde el “feminicidio” es un común diario, donde durante su gobierno se dio la incidencia más alta de desaparecidas, donde organizaciones sociales, como el Observatorio Ciudadano o la Secretaría de Salud Nacional certifican que entre 2005 y 2011 —fecha en que estuvo al frente de esa entidad— este territorio acaparó el 16 por ciento de las más de 12 mil muertes violentas de mujeres en el país.

El discurso de Enrique Peña Nieto no oculta que el 2011, el estado que gobernaba tuvo la cifra más alta de feminicidios: 4.3 por cada 100 mil habitantes, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo. Tampoco borra el cinismo de su Secretario de Gobernación, quien celebró el avance de una alerta de género que no ha servido para contener las muertes de mujeres, que sólo en la entidad de la que hemos hablado incrementó un 10 por ciento después de haber sido emitida.

El feminicidio no está en la agenda del Presidente. Este hombre que lleva 11 años en el poder y no ha hecho nada para proteger a la mujer, a pesar de vivir con cinco. Hoy, su entidad natal reporta, sólo en los primeros dos meses de este año, 49 mujeres desaparecidas y 40 asesinadas, cifras más altas que las de Ciudad Juárez, mundialmente conocida por “sus muertas”. El País no está mejor: la ONU ha reportado que el 95 por ciento de los feminicidios quedan impunes, por poner sólo un botón de muestra.

¿Será indiferencia o simplemente voltea a otro lado? Más de una década al frente de gobiernos que son la razón por la que cada 8 de marzo miles de mujeres alzan la voz y nos recuerdan que hay un camino largo aún por recorrer. Ayer ellas pararon y el mundo se detuvo. Como siempre, en lugar de escuchar, el Presidente habló sin conocimiento de causa.

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