Tu decides qué siembras
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La verdadera misión de la vida, es sembrar de amor el terreno por donde caminas
Alejandro Jodorowsky decía que “Saber vivir es hacer lo mejor que podemos con lo que tenemos en el momento en el que estamos.” Y coincido con él en que durante cada etapa de nuestra vida, creamos algo. Creamos con nuestras experiencias, actitudes, acciones, obras, pensamientos y palabras. Hace unos días, mi mamá me compartió este poema llamado “Cosecha” que me parece tan certero para reflexionar en la actualidad. Ya que es urgente recordar, que todo de lo que hagamos tiene un eco, y este hará eco en la eternidad. Hoy más que nunca pareciera que las escalas de valores se han quedado relegadas. La toma de decisiones ya no va de la mano de convicciones personales firmes, se percibe tan fácil el poco compromiso que hay hacia la persona y su identidad, se ha perdido tanto la integridad y aparentemente nos regimos por un existencialismo e individualismo puro, en que sólo importa el “yo” aunque me lleve de encuentro a muchos.
En ocasiones pareciera que cada vez vemos menos personas de una sola pieza, congruentes, coherentes y auténticas, fieles a si mismas. Y cómo diría el poema, “Quien planta un árbol, cosecha alimentos. Quien planta flores, cosecha perfume. Quien siembre trigo, cosecha pan. Quien siembra amor, cosecha amistad. Quien siembra alegría, cosecha felicidad. Quien siembra verdad, cosecha confianza. Quien siembra fe, cosecha certezas. Quien siembra cariño, cosecha gratitud. No obstante, hay quienes prefieren sembrar tristeza y cosechar amarguras. Plantar discordia y cosechar soledad. Plantar ira y cosechar enemistadas. Plantar injusticia y cosechar abandono. Somos sembradores conscientes, repartimos diariamente millones de semillas a nuestro alrededor.
Si sembramos las correctas tendremos motivos suficientes para agradecer…” ¿Qué estoy sembrando? ¿En qué está mi mirada? ¿Qué dicen mis actos? ¿Qué me roba la paz o me hace plantar actitudes que hieren o destruyen? ¿Cómo están mis relaciones? ¿Cómo es mi relación con Dios? ¿Qué siembro en mi familia, alegría, discordia, separación, dudas, gozo, compañía? ¿Qué siembro en mis amistades, colegas, o personas con las que convivo? ¿Siembro alegría, actos de bondad, o por el contrario, crítica, envidia, negatividad, soberbia? En ocasiones parece que muy pocas cosas nos bastan para ser felices y nos dedicamos a sembrar confusiones y cosas que sólo alejan la paz. Nuestra vida es como una obra de arte que vamos construyendo a pinceladas. Todo lo que hemos hecho, hagamos y haremos, regresará a nosotros multiplicado.
Cuida de tus palabras y cuida tus hechos, aún cuando tu creas que una persona merezca el mal, envíale amor. El dar engendra el recibir y el recibir engendra el dar. ¿Cuál es la ley de la siembra y la cosecha? Esta ley divina funciona en todos los planos y trae a la realización todo lo que sembramos, en pensamiento, palabra y acciones. Todo lo que hacemos pone en movimiento una causa y consecuencia, ya sea positiva o negativa. Siembra y da con amor. Esta convicción de vida hará que fluyan cosas maravillosas en tu vida, y te permitirá mirar con otros ojos todo lo que te suceda.
Toma esa decisión y comprométete a sembrar en tus padres, en tus hijos, en tu familia, en tu ambiente, con quién te topes día con día. Siembra una sonrisa, siembra un cumplido, siembra un reconocimiento, siembra un consuelo, siembra amor. En tu dar, siembras, y en esa calidad, cosecharás, tarde o temprano.