Un modelo de negociación hacia la COP 21

Politicón
/ 24 octubre 2015
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Imagine que usted es Ban Ki Moon, el secretario general de la ONU. Imagine que unos días antes de la COP 21, cae en un escándalo que se vuelve viral. En Twitter no se habla de otra cosa. Llueven las acusaciones. Por más declaraciones que usted emite, su credibilidad ha sido comprometida. Eso es lo que me pasó esta semana. Fui sorprendido, fotografiado y tuiteado, por un error que cometí. Todo, como parte de un ejercicio de simulación con mis estudiantes. 

Mientras usted lee estas líneas, nos encontramos en Querétaro, encerrados en salones y negociando en los pasillos en nuestro modelo de la COP 21. Nos acompaña personal del Programa de Medio Ambiente de la UIA. Llevamos semanas en las fases previas afianzando preacuerdos, formando y rompiendo alianzas, tuiteando, posteando anuncios. Recibimos la visita del doctor Roberto Dondisch, quien será el representante de nuestro país ante la otra COP, la real. El juego de roles ha sido tan intenso, que estamos convencidos de la relevancia de nuestra labor en este ejercicio. 

He participado en modelos de negociación tradicionales desde hace décadas, siempre con todas las recetas usuales para negociar. Pero a veces olvidamos que ni el mundo ni los jóvenes son los mismos de hace unos años. Debemos incorporar nuevas ideas a nuestra metodología educativa. Comparto algunas nociones: 

1.— Los actores. El mundo no se mueve ya sólo con actores estatales. Sin que el riesgo de conflictos entre estados deje de existir, hoy observamos a los 30 países menos pacíficos del planeta viviendo conflictos en los que participan actores no-estatales de carácter violento. Las negociaciones de la actualidad están incluyendo a esos actores, aunque el discurso político a veces lo niegue. Por consiguiente, la representación de roles no puede limitarse a los países. Igualmente, en un modelo como el de la COP, la participación de actores no-estatales como las empresas o las ONGs resulta esencial. Ahora mismo, tenemos representados roles como el de BP, o Greenpeace. 

2.— Los temas. La complejidad de nuestro planeta no incluye solamente los tradicionales temas de guerra y paz entre estados. Hoy, además de conflictos donde participan actores no-estatales violentos, debemos incluir temas de relevancia crucial como lo es el cambio climático, además de otros de carácter económico, financiero o comercial. 

3.— Los canales de comunicación. Incorporar herramientas y nuevas tecnologías a ejercicios educativos como este, no es opcional, porque estos instrumentos operan dentro de, e impactan la realidad. En nuestro grupo, por ejemplo, creamos cuentas de Twitter, tenemos nuestro Wikileaks y nuestro Anonymous. 

4.— Las tácticas. Además de trabajar con las tácticas que normalmente son enseñadas en cursos de negociación, desarrollamos situaciones que requieren de la creatividad para imaginar tácticas diferentes. 

Hay mucho más que decir. Por lo pronto, este tipo de experimentos educativos no son sólo eficaces y formativos, sino que nos obligan a desarrollar métodos distintos de enseñanza-aprendizaje, incentivan formas diferentes de plantear y resolver problemas y arrojan destellos de luz en un planeta plagado de pesimismo. 
Twitter: @maurimm

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