Venezuela: ¿el inicio del fin de Maduro?

Politicón
/ 12 marzo 2016
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Lo menos polarizado en Venezuela, decía en 2014 Andrés Oropeza, es la crisis. Esa toca a todos, chavistas u opositores. Ya en aquél entonces, esa crisis económica y la crisis de seguridad pasaban por sus peores momentos. Hoy —cosa que no hubiese sido simple de concebir en aquél 2014— la situación es mucho peor. 

La recesión económica es aún más grave, la inflación sigue rompiendo récords, los bienes son aún más escasos y la inseguridad sigue en deterioro. Además, los canales de diálogo se encuentran cerrados. Ante ello, la oposición, hoy mayoría en la Asamblea Nacional, busca la salida de Maduro y está activando todo lo que en sus manos se encuentra para llevarlo a efecto. Las manifestaciones masivas de este sábado forman parte de esa estrategia. 

Desde hace años, Venezuela atraviesa un muy complejo proceso de estanflación que tiende a empeorar. En 2013 el país creció a una tasa de 1.3% (FMI). En 2014, la economía ya decrecía al -4% y en 2015 al -10%. Este año, la contracción será similar. De acuerdo con información oficial, la inflación se encuentra cerca del 200%. Sin embargo, según diversas instituciones, en 2016 dicha inflación podría alcanzar más del 700%. El índice de escasez, que mide la falta de bienes, está en 56%. Los bajos precios del petróleo, uno de los pilares de la economía venezolana, no ayudan. Si esto no es suficiente, hay que añadir la crisis de seguridad. Caracas superó en 2015 a San Pedro Sula como la ciudad más violenta del mundo en materia de homicidios. 

Aunado a la situación económica, reportes como los de Amnistía Internacional documentan los problemas de impunidad que persisten en Venezuela, así como las violaciones a los derechos humanos y la falta de independencia del Poder Judicial. No debe sorprender entonces el que la oposición haya ganado las últimas elecciones legislativas y que ésta se encuentre haciendo todo cuanto esté en sus manos por conseguir que Maduro salga del poder. Para ello, las alternativas son: (a) Convocar a un referéndum revocatorio de mandato, (b) Modificar la Constitución para acortar el período de gobierno a 4 años y así, convocar a nuevas elecciones a finales de 2016. El problema es que ni las instituciones judiciales ni los órganos electorales son realmente independientes del Poder Ejecutivo, con lo que esas medidas podrían terminar siendo declaradas ilegales. Sin embargo, ya un sector dentro del propio partido en el poder está convencido de que Maduro no debe completar su mandato hasta 2019. Y por supuesto, está el Ejército de cuyo respaldo podría depender el desenlace de esta historia. 

Así, la oposición ha decidido ir por todo: referéndum, reforma constitucional, y ahora convoca a manifestaciones masivas para intentar exhibir el tamaño del descontento. Si esta movilización social prende como ocurrió hace dos años, probablemente ahora sí podría tratarse del inicio del fin del gobierno de Maduro. Pero si las manifestaciones no logran la convocatoria deseada, si prevalecen el miedo y los intentos que seguramente hará el gobierno por sofocarlas, podríamos seguir atestiguando cómo es que se alimenta la bomba de tiempo. Y cuando eso sucede, esas bombas terminan explotando. Siempre. 

Twitter: @maurimm

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