¿Qué hay detrás de tu máscara, de la manera en que te presentas ante el mundo? ¿Sabes?

Opinión
/ 18 agosto 2024

¿Qué piensas que está detrás de una sonrisa falsa? ¿De la timidez? ¿Del narcisismo? ¿Del cabello que esconde la cara de un chico vestido de negro? ¿De alguien que dice de manera despectiva que no le importa lo que hacen u opinan los demás? ¿De la vergüenza? ¿De una persona que se auto-lesiona? ¿De una madre que no cuida a sus hijos? ¿De un indigente? ¿De un fracasado? ¿De alguien que parece estar enojado con el mundo? ¿De quien critica o se queja constantemente? ¿De una persona abusiva? ¿De un rencoroso? ¿De alguien que demanda mucho? ¿De quien no sabe pedir ayuda? ¿De un adicto? ¿De una persona descuidada, sucia? ¿De la imagen construida? ¿Del presuntuoso? ¿De quien vive a la defensiva (o al ataque)? ¿Del paranoico?

Cuando veo estas condiciones (y tantísimas más), sé que hay una historia detrás, y que esa historia no es agradable. Al ver a personas indigentes me pregunto qué ha habido en sus vidas y en mi vida que ha desencadenado un resultado tan distinto. ¿Por qué yo estoy bien, aparentemente? ¿Por qué el otro no? A la vez, sé que tengo comportamientos y actitudes que tienen como intención esconder cosas, así como todos. También sé que no han sido solamente las malas o buenas decisiones lo que determina la vida que llevamos. Nuestra capacidad de decidir está basada en la fuerza de nuestro ser, lo cual se forma en la infancia.

En muchas familias hay un hijo “problemático”, o varios. ¿Qué llevó a esa persona a tomar decisiones y construir una vida que aparentemente sale de los estándares de la familia misma? O bien ¿por qué aceptó alguien seguir los pasos de una familia muy disfuncional o que está involucrada en tráfico de drogas, por ejemplo? Es fácil para muchos decir que todo esto es cuestión de decisiones. Y no es tan simple. A mi me apasiona escuchar las historias que hay de las vidas de personas que han hecho cosas horribles, o extrañas. También me apasiona verme y darme cuenta de que mi manera de ser no llegó con la cigüeña, y que tampoco ha sido resultado de decisiones tan conscientes.

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