Récords

Opinión
/ 25 septiembre 2021

Sin el menor afán de presumir, han de saber ustedes que mi vida está llena de pasiones. Dentro de las que puedo publicar se encuentra mi pasión por conocer nuevos récords, cifras impresionantes y datos curiosos de la historia de la humanidad.

Muchos libros de récords están en mi biblioteca. Desde el libro de Guinness, hasta un compendio de interesantes sucesos elaborado por Isaac Asimov.

En estos libros descubrí que la población total de la Tierra, en la época de Julio César, era de 150 millones de habitantes. Tal vez esto no sea muy sorprendente, lo que sí es de llamar la atención es que en la actualidad sólo bastan 2 años para que en nuestro planeta crezca en 150 millones el número de habitantes. Si usted duda de la veracidad de este dato, quizás le ayude saber que durante el minuto siguiente morirán 100 personas y nacerán 240 bebés en el mundo entero. Es decir, la población mundial aumenta en 140 seres humanos por minuto. Al paso que vamos, es muy posible que pronto comencemos a tener graves problemas para conseguir los recursos naturales básicos para nuestra subsistencia, pues si la población de la Tierra sigue incrementándose a la velocidad actual, para el año 3530, la masa total de carne y sangre humanas será igual a la masa del Planeta.

No cabe duda que los seres humanos nos estamos comportando como si fuéramos aquellos conejos ingleses que fueron soltados en Australia a mediados del siglo 19. Después de diez años, los 6 conejos liberados inicialmente se habían multiplicado por millones, amenazando la agricultura del país. ¿Se imaginan ustedes qué pasaría si dejáramos a cinco parejas de ejidatarios en una isla virgen?

Existen otras cifras que pueden llamar nuestra atención. Por ejemplo, durante el primer año de su construcción, el Palacio de Versalles, uno de los más bellos de Europa, costó 5 millones de livres, antigua moneda francesa, es decir el cuatro por ciento del presupuesto anual del Gobierno galo a fines del siglo 17. Después el costo subió al triple y luego a 25 millones de livres anuales. En 1682 estaban trabajando en él 22 mil trabajadores; al año siguiente fueron 36 mil. Las condiciones de trabajo eran tan adversas que se producían epidemias en que morían centenares de seres humanos. Los pantanos cercanos causaban fiebres mortales y los accidentes laborales eran algo muy común. En 93 hectáreas de jardines, fueron instaladas mil 400 fuentes y transplantados cerca de 25 mil árboles adultos para que Luis XIV no tuviera que esperar a que crecieran. Cincuenta años se dedicaron a la construcción del palacio y los jardines, mientras tanto, el pueblo francés tenía que luchar diariamente para conseguir algo para comer.

Otro miembro de la realeza que se caracterizó por sus grandes dispendios, fue Isabel I de Rusia. Cuando murió en 1762, fueron hallados en su guardarropa más de 15 mil vestidos. Esta reina acostumbraba cambiarse de ropa dos o tres veces en una noche.

Sin embargo, el récord más impresionante que jamás haya escuchado, es el de la paciencia de los mexicanos frente a la ineficiencia de los funcionarios públicos. Cada fin de sexenio, nos decepcionamos del presidente saliente, y renacen en nosotros las esperanzas de ver mejorado nuestro nivel de vida durante el nuevo gobierno. Lo mismo pasa siempre, y nosotros no hacemos otra cosa más que, en el mejor de los casos, depositar nuestro voto.

Seamos exigentes, para que nuestra apatía no sea registrada como un récord más.

aquientrenosvanguardia@gmail.com

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