Saltillo, una ciudad con un problema de una megalópolis: la movilidad

Opinión
/ 10 noviembre 2024

Esta mezcla desafortunada genera grandes pérdidas monetarias y de tiempo entre los ciudadanos y un aumento de gases contaminantes debido a los vehículos que permanecen cada vez más tiempo encendidos a causa de estos lentos traslados

Un sábado reciente, en auto me llevó 45 minutos cruzar del bulevar José María Rodríguez en el norte de Saltillo hacia la zona de El Morillo en el sur. Son solo 13 kilómetros de distancia. Si elijo ir entre semana a una hora similar (2:45 pm), el tiempo estimado por las aplicaciones, dicen que sería menos: 25 minutos, casi la mitad del tiempo. Ahora veamos en la Ciudad de México: si realizo un comparativo de 13 kilómetros de distancia entre la Fonoteca Nacional de Coyoacán y el Zócalo de la Ciudad de México, marca entre semana y a la misma hora, un tiempo de 33 minutos. Al ser distancias exactas, hay una diferencia de 7 minutos en tiempo, sin embargo, es de alarmarse el tiempo de traslado en Saltillo con una población estimada en 1 050 000 habitantes, en comparación con la Ciudad de México, que tiene 9 209 944 habitantes. Podemos ver que Saltillo ya tiene problemas de una megalópolis como la Ciudad de México, sin tener su tamaño ni su intensidad de interacción con los estados de Tlaxcala, Estado de México, Puebla, Hidalgo, Morelos.

Saltillo también está interconectada, su relación con Arteaga y Ramos Arizpe conforma una zona con un alto flujo debido a la presencia industrial, comercial y a la movilidad de los ciudadanos por causas laborales, profesionales y familiares que tienen como punto nodal a Saltillo.

Recordemos que el tiempo de traslado tiene que ver con la calidad de vida y que los tiempos de traslado en la ciudad capital de Coahuila, pueden ampliarse si llegan aguinaldos, fiestas conmemorativas, o simplemente, si nos desplazamos a las ocho de la mañana o a las seis de la tarde sin considerar la llegada de estos próximos acontecimientos.

Hoy, a diario, es posible ver hileras de autos que parecen una ingente colonia de insectos metálicos que avanza lentamente en el pavimento. Con gusto dejaría el auto en casa si el transporte público fuera eficiente. No es el caso, se encuentra totalmente erosionado. Estudiantes y trabajadores tardan hasta dos horas y media o tres, en llegar a sus lugares de destino y eso, si es que la unidad que llegó no va repleta y aún puede recibir pasaje, pues hay escasas unidades que transitan por las rutas existentes son a todas luces, insuficientes. Y qué decir de las ciclovías, no funcionan correctamente, no se han re-estructurado y además, solo están trazadas en escasas áreas de la ciudad; los ciclistas deben de ser grandes expertos porque se enfrentan a conductores insensibles en la mayoría de los casos. Los peatones sufren todavía mayormente a los conductores, sin contar con la presencia de banquetas en mal estado, hoyos que provocan heridas o tramos para avanzar en donde las banquetas son prácticamente inexistentes.

Esta mezcla desafortunada genera grandes pérdidas monetarias y de tiempo entre los ciudadanos y un aumento de gases contaminantes debido a los vehículos que permanecen cada vez más tiempo encendidos a causa de estos lentos traslados. A dichos contaminantes se suman los generados por la industria local; el resultado es altamente nocivo en una ciudad que busca ser un buen lugar para vivir.

¿Existe la voluntad de contar con una mezcla de medios de transporte que mitigue esta situación? ¿Las fábricas y empresas que cuentan con transporte podrían apoyar para que este transporte se diseminara por toda la ciudad como se hace en ciudades de otros países? La solución no está en aplicar la estrategia de un día sin auto como se observa en la Ciudad de México; esta ciudad capital norteña tiene el tamaño todavía, para poder resolver estos problemas de movilidad colocando sus esfuerzos en diseñar y contar con suficientes rutas de transporte público, en avanzar en el cuidado, restauración y construcción de banquetas para lograr un caminar seguro, junto a la real instauración de una red de ciclovías funcionales. ¿O es que las autoridades buscan esperar a que se rebasen los nueve millones de habitantes?

Si esto continúa como parece que seguirá, nos espera una primavera y un verano ardientes en 2025, con autos que puedan sufrir averías a causa de las altas temperaturas y mayores colapsos viales, como los que ya se observan a causa de accidentes y sus bloqueos resultantes.

Esta mezcla que eleva las temperaturas ambientales, podría amortiguar también con la arborización de la ciudad, un tema que sigue pendiente. Plantar o sembrar especies regionales podría ayudar a mitigar la radiación provocada por las planchas de cemento. Suficientes expertos en el tema han propuesto soluciones que siguen en espera de que las autoridades puedan aplicarlas. Además, la crisis hídrica que vive el país es preocupante porque Coahuila es de los estados con mayor radiación solar y con una seria problemática de acceso al agua. Entonces, todas las políticas públicas dirigidas a mitigar este panorama no son opcionales, son urgentes y necesarias.

La palabra carretera proviene del latín carrus que significa vehículo con ruedas, tiene un sufijo: era, que significa sitio.

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