¡Sirvió para nada!: Mitin-asamblea-festival, una farsa sin sentido

Opinión
/ 11 marzo 2025

Tales reuniones multitudinarias, obsoletas y anacrónicas... Son mentirosas escenografías... Quienes se sienten arropados –o arropadas– por tan forzados acarreos se engañan a sí mismos

Susiflor le informó al médico: “Siento náuseas y escalofríos”. Diagnosticó el facultativo: “O tiene usted gripe o está embarazada”. “Ha de ser lo segundo –ponderó Susiflor–, porque ninguno de los hombres con quienes he estado tenía qué contagiar, pero todos tenían con qué embarazar”... Dos caníbales vieron a una fémina despampanante, pero a la que le faltaban los glúteos. “¡Qué monumento! –exclamó admirado uno de los antropófagos–. ¡Lástima que no tenga pompas!”. “Baja la voz –le indicó el otro–. Es la mujer que se está comiendo el jefe”... Una astracanada que no sirvió de nada. Permítanme un momentito para ver qué es eso de “astracanada”. Define el diccionario: “Acción o comportamiento público disparatado y ridículo”. Ninguna descripción mejor podría hacerse del mitin-manifestación-asamblea-festival-concentración que se llevó a cabo en el Zócalo este último domingo. Tales reuniones multitudinarias, obsoletas y anacrónicas, a nadie impresionan ya. Son mentirosas escenografías, inútiles y costosas farsas sin sentido ni resultado alguno. Quienes se sienten arropados –o arropadas– por tan forzados acarreos se engañan a sí mismos, y esa es la peor forma de engaño que en el vasto repertorio de las falsedades hay. Lo prueba el hecho de que la nota más relevante del suceso fue el hecho apocalíptico de que un grupúsculo de cortesanos de la 4T le dieron inadvertidamente la espalda a Claudia Sheinbaum. ¡Qué sacrilegio! Fue como si los vasallos del Rey Sol se hubiesen retirado de su presencia exhibiéndole los lomos y partes adyacentes en vez de caminar hacia atrás para no mostrarle esas irreverentes zonas. Ni en los mejores-peores tiempos del priismo se vio una zalema tan ignominiosa y adulatoria como la disculpa que le ofrecieron a la Presidenta los caballerangos que tuvieron el señalado honor de tomarse una selfie con Andy sin percatarse de que tras ellos estaba la sucesora de López Obrador y antecesora de López Beltrán, y le dieron la espalda en ingrata correspondencia a todo lo que de ella han recibido. Gajes son ésos del oficio de recibir gajes. ¿Y el fementido Trump? Olvidada de él por unos instantes, la doctora Sheinbaum supo que al término del sainete el amarilloso déspota todavía estaba ahí. Los ecos de los aplausos dados sin demasiada convicción a la Presidenta se apagarán antes de que venza el perentorio plazo que el prepotente gringo puso antes de seguir aplastándonos. Pobre México, jodido adentro y jodido afuera. Bien podríamos los mexicanos repetir el gemebundo clamor que, según la tradición, grita en su vuelo la Llorona: “¡Ay, mis hijos!”... Disipemos con un cuentecillo final la pesadumbre de ese quejo... Gurrumino, recién casado con Frinecia, tuvo prontas sospechas de que su desposada no le era suficientemente fiel, y que tenía trato carnal con un antiguo novio. Hubo de salir a un viaje de negocios, y le pidió a su amigo Bardomiano que vigilara a Frinecia, la siguiera y observara su comportamiento. A su regreso le solicitó al celador una cumplida relación de lo que ella había hecho. Narró Bardomiano: “Salió muy peripuesta de tu casa y subió al automóvil convertible de un sujeto. Fueron a un bar y bebieron unas copas. Luego se dirigieron al Motel Kamawa y ocuparon la habitación número 210. Me las arreglé para ver a través de una rendija lo que hacían. Se desnudaron y se metieron a la cama. Ahí se besaron y acariciaron en forma que no describiré porque el periódico donde este relato aparecerá es una publicación seria. Luego apagaron la luz, y ya no pude ver lo que hicieron luego”. “¡Ah! –exclamó desesperado Gurrumino-. ¡La duda! ¡Siempre la maldita duda!”... FIN.

TE PUEDE INTERESAR: Necesita Claudia un capote para torear a Trump

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM