Teuchitlán: ¡Urge a Claudia un terremoto!

Opinión
/ 18 marzo 2025

La gente se siente genuinamente indignada y este hórrido asunto podría significar la prematura debacle del sexenio, el Ayotzinapa de doña Claudia. Por eso a la doctora sin ciencia le anda urgiendo la sacudida telúrica de la década, ¡del siglo!

Un sismo de 5.5 grados Richter de magnitud (nadie utiliza la Escala de Mercalli por arbitraria, subjetiva y absurda; es como el sistema inglés de las mediciones sísmicas), sacudió la noche del viernes la de por sí agitada vida de la CDMX.

Afortunadamente era fin de semana y nadie se fue a dormir temprano, que de haber ocurrido el incidente entre semana ahí estarían figurando los pobres chilangos otra vez, en calzones en redes sociales; siendo que ya saben que tienen que dormir con ropa y equipo para excavaciones y su mochila de supervivencia a un lado. ¡Ah sí! Y con los bolsillos repletos de tocino... ellos saben por qué.

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Por desgracia no hubo afectaciones materiales ni pérdidas humanas qué lamentar. Ni siquiera un triste turista gringo infartado que nos diera la nota anaranjada (porque sería el resultante de la suma de la nota roja y la nota amarilla).

Wait! ¡Espera un momento, columnista! ¿Dijiste “por desgracia”, desgraciado?

Sí, vaya... Digo, por desgracia para la 4T, el partido en el poder y el Segundo Piso de la Transformación. Desde luego también para la señora que dejaron despachando esa tiendita de narcomenudeo en que se ha convertido el Gobierno Federal, la doctora Claudia “¡llegamos todas!” Sheinbaum.

Ojo: No estoy diciendo que el movimiento “transformadreador” de México sea una colección de perversos insensibles, indiferentes al dolor humano, que le desean la desgracia a sus semejantes.

No, lo que estoy diciendo es que son una colección de perversos insensibles, indiferentes al dolor humano que necesitan con urgencia algo para desviar el foco de la opinión pública hacia otra parte que no sea el más reciente capítulo en este horrendo Narco-Holocausto en que se ha convertido nuestra realidad.

Hablamos obviamente del descubrimiento del campo de entrenamiento forzado y de exterminio que hace diez días saltó a la infamia y pese al cual la Presidencia decidió seguir adelante con su apoteósica celebración en el Zócalo capitalino porque ¿qué sería del presente régimen sin la exaltación de sus logros (¿?) y de sus próceres? Ok... “próceres” es sólo un decir: En realidad es “el Prócer y amigos”.

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En serio que si no me resultara despreciable el cinismo mal copiado con el que aprendió a repeler cuestionamientos incómodos, y a escurrirse por la tangente, sentiría pena por la mal llamada científica, pues le heredaron no un país que gobernar, sino una granada-Rubik, es decir, un rompecabezas que si no lo resuelves a tiempo, te estalla en la cara (creo que lo inventó el Güiri-Güiri).

Por si fuera poco, y ya lo hemos dicho hasta casi el hartazgo, −y para meterle algo de emoción y doble grado de dificultad− la doctora está maniatada, pues no puede hacer nada que contradiga la filosofía y las acciones de quien la puso en el cargo y a quien todavía llama presidente.

¡Ah, cabrón! ¿Cómo que todavía le dice presidente, como si estuviera en funciones, pero cuando le sacan a relucir todos los pañales sucios de su administración, entonces sí, es un pobre hombre viejo y cansado en el retiro al que, según doña Clau, “hay que dejar en paz”?

¡Mira tú! ¡Qué conveniente! ¡Tenemos presidente a modo!: Si se necesita apuntalar al Gobierno en el carisma del líder, en su popularidad y en su autoridad suprema como mesías de la secta, entonces sí es “el presidente López Obrador”. Así: Presidente, ad vitam. ¡Pero claro! Que no encuentren un rancho en el que el crimen organizado hizo de la muerte un proceso industrializado porque entonces sí: “¡Ya déjenlo en paz!”, dice la abanderada de un movimiento que, por cierto, excusa todas sus fallas no en el mandatario que les precedió, sino en el antepasado. Todo muy normal con la 4T.

Bien, la presidenta “Shein” dice que no adelantemos conclusiones a partir de una fotografía y algunos cuantos testimonios, que hay que esperar a que se recopile la evidencia de manera científica. ¡Wow! Eso sí me sorprende, pues no sólo el presente régimen está enemistado a muerte con la ciencia y con el pensamiento en general, sino que como oposición, el lopezobradorismo era de lo más reactivo: No terminaba de acontecer una tragedia en cualquier entidad del territorio nacional, cuando ya el macuspano y su congregación estaban ahí gritando: “¡Fue el Estado, fue el Estado!

Pero ahora que son ellos el Estado mexicano, pues entonces sí, hay que repartirla a ver a quién le cabe más: que si el gobernador, que si la fiscalía local, que si las víctimas, que si Calderón, Loret, el Osito Bimbo, Oxxo, los vapeadores, los videojuegos, Claudio X (sigo sin saber quién es), Xóchitl Gálvez, la comida chatarra y... mencione usted en los comentarios algún otro de los fabulosos enemigos que le impidieron ser y hacer al macuspano.

Desde el programa más desangelado de toda América Latina, “La Mañanera”, su conductora nos dijo que esta semana presentaría los resultados preliminares de sus investigaciones (eso y porque se atravesaba el fin de semana largo), aunque ya nos anticipó ayer lunes que optarán por la estrategia de calificar todo como “campaña” o “campañita”, lo que se ha convertido ya en todo un clásico de esta aún joven administración.

Y aquí es donde comienza la real batalla y la resistencia civil, porque en realidad lo que quieren es armar la narrativa que mejor les convenga, para exculpar a este gobierno, al Ejército, Guardia Nacional y, obviamente, a su verdadero “puppet master”, la garnacha en el exilio, pese a que todo indica que tuvo oportuno conocimiento de este macabro sitio mientras aún estaba en pleno ejercicio de sus disfuncionales funciones.

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Y si no logran dar una versión convincente que los exima de la responsabilidad, que sí o sí tienen, entonces van a recurrir a la vieja confiable: saturar el asunto con detalles nimios, con discusiones triviales, debates innecesarios y con sospechosos improbables, para que al final abortemos el caso por saturación y porque ya surgió, ahora sí, otra tragedia de qué preocuparnos.

Espero que no... La gente se siente genuinamente indignada y este hórrido asunto podría significar la prematura debacle del sexenio, el Ayotzinapa de doña Claudia.

Por eso a la doctora sin ciencia le anda urgiendo la sacudida telúrica de la década, ¡del siglo! Un terremoto épico, bíblico, apocalíptico, cinematográfico. Un sismo que diluya nuestro dolor, consternación y preocupación ante esas imágenes que alrededor del mundo evocaron Auschwitz y a partir de las cuales, dice la Presidenta, no debemos inferir nada.

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