Torreón: Historia de una ciudad que venció la inseguridad y recuperó su paz
En el corazón del desierto, donde el calor forja el carácter y las tormentas de polvo moldean las voluntades, se encuentra Torreón, una ciudad que sabe resistir, adaptarse y salir adelante a pesar de las dificultades. Para quienes crecimos aquí, especialmente aquellos que tenemos entre 25 y 40 años, los recuerdos de una época oscura aún resuenan en nuestras mentes. Hace más de 12 años, Torreón figuraba entre las cinco ciudades más inseguras del mundo, un lugar donde el miedo se había adueñado de nuestras calles, y la vida social, que alguna vez fue el motor de la ciudad, se había visto confinada por la incertidumbre.
Salir a una plaza comercial, reunirse con amigos o simplemente disfrutar de las calles se había convertido en un lujo que muchos temían darse. En aquellos días, el peligro parecía acechar en cada esquina, mientras los ciudadanos nos debatimos entre la necesidad de llevar una vida normal y la prudencia que exigía la situación. Esta etapa marcó profundamente a nuestra generación; crecimos con la sensación de que la inseguridad se había enraizado en nuestra ciudad y que tomaría años, tal vez décadas, erradicarla.
TE PUEDE INTERESAR: La era Taylor: Más allá de la música
Pero Torreón, fiel a su espíritu indomable, no se quedó de brazos cruzados. Lo que parecía un callejón sin salida fue, en realidad, el punto de inflexión para un cambio sin precedentes. Fue entonces cuando la sociedad civil, el sector empresarial y las autoridades decidieron actuar, cada uno desde su trinchera. La colaboración entre estos sectores comenzó a gestar un cambio que, aunque no se sintió de inmediato, poco a poco fue recuperando los espacios públicos: la Morelos, la Colón, las plazas, los parques y las calles. No fue una tarea fácil ni rápida, pero Torreón comenzó a levantarse nuevamente.
El proceso no fue perfecto. Hubo momentos complejos, pero lo que destaca es que la seguridad se construyó con base en una coordinación que se mantuvo firme a pesar de las adversidades y que, en última instancia, dio los frutos que hoy todos disfrutamos. En 2024, Torreón es un ejemplo a nivel nacional de lo que se puede lograr cuando todos los sectores de la sociedad se alinean bajo un mismo propósito: devolver la tranquilidad a su gente.
Actualmente, Coahuila figura entre los tres estados más seguros de México, y esto se debe, en gran medida, a que Torreón sigue disminuyendo sus indicadores y es una de las ciudades más seguras del país, algo que parece impensable al recordar los momentos más críticos de nuestra historia reciente. El esfuerzo colectivo ha permitido revertir el oscuro panorama de hace una década, y no sólo en términos de estadísticas, sino en algo más importante: la percepción y el sentimiento de sus ciudadanos. Hoy, salir a la calle ya no genera el mismo temor; los parques vuelven a llenarse de risas de niñas y niños, las familias se reúnen para la carne asada, y los jóvenes, que en su momento vieron sus libertades coartadas, ahora pueden disfrutar de una vida social plena.
Sin embargo, este logro no es producto de la improvisación. Aquí, en nuestra tierra, sabemos lo que cuesta la seguridad y que esto no puede ni debe politizarse, pues los avances que hemos logrado son demasiado valiosos como para ponerlos en riesgo. La percepción de seguridad, ese bien intangible, pero crucial para nuestra calidad de vida, es algo que hemos forjado con mucho esfuerzo y que no podemos permitir que cambie.
Apostar por la coordinación es fundamental, siempre desde el respeto a la autonomía que caracteriza a Torreón. Esta ciudad ha crecido al ritmo de su gente, guiada por las necesidades y los sueños de quienes aquí vivimos. Torreón nunca ha sido una ciudad que dependa de decisiones impuestas; su esencia reside en la capacidad de sus habitantes para construir su propio destino, para levantarse una y otra vez ante la adversidad. La seguridad de nuestra ciudad se ha logrado desde adentro, con el esfuerzo de los torreonenses que aman esta tierra y que se han negado a que el miedo sea su legado.
Es cierto que el panorama nacional sigue siendo complicado en términos de seguridad. Coahuila es una isla en medio de otras regiones del país que aún enfrentan desafíos similares a los que vivimos hace poco más de una década. Pero Torreón es un ejemplo de que es posible revertir esa tendencia, de que no hay situación que no pueda cambiar si se cuenta con la voluntad y la colaboración adecuada. Hoy, nuestra ciudad es una prueba viviente de que el trabajo conjunto entre sociedad, gobierno y sector privado puede dar resultados tangibles, que la paz puede restaurarse y que la vida puede florecer donde antes reinaba el caos.
TE PUEDE INTERESAR: La rebelión de Román Cepeda y el grupo Torreón vs. el Gobierno de Coahuila
Para mantener este logro, debemos seguir construyendo sobre los cimientos que hemos erigido. La seguridad no es un estado permanente; es una construcción constante que requiere vigilancia, cuidado y, sobre todo, unidad. Torreón ha demostrado que tiene la capacidad de decidir su propio destino, de crecer y prosperar. No olvidemos que somos una ciudad fuerte, resiliente y llena de esperanza.
Este es nuestro Torreón. Una ciudad que de todos sus momentos difíciles, ha aprendido a levantarse y seguirá avanzando con el mismo espíritu y determinación que nos ha llevado a construir la ciudad de los grandes esfuerzos.