Transformación: el ejemplo de Muhammad Yunus
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En medio de la proliferación de promesas y vacíos discursos de los candidatos presidenciales, es crucial reflexionar para discernir entre las falacias y retóricas que podrían arrastrar al país hacia un oscuro abismo. Es el momento de comenzar a informarnos y profundizar en las propuestas que ofrecen los políticos, para luego ejercer un voto razonado.
La corrupción, la violencia, la impunidad, la intolerancia y la indiferencia social no pueden ser erradicadas con discursos, ni tampoco con propuestas populistas que inevitablemente desembocan en realidades más desfavorables que las preexistentes.
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Es imperativo un cambio cultural en beneficio de México, para que el próximo gobierno alcance progresos significativos en cuanto al bienestar y el desarrollo, donde la honestidad, el trabajo, la tolerancia y el respeto a las leyes sean valores predominantes.
YO SOY...
Me refiero a fortalecer lo positivo que ya poseemos, mientras trabajamos en la construcción de una cultura que no se vea a sí misma como “conquistada”, sino como “conquistadora” de nuevas y mejores realidades; que adopte un enfoque abierto en lugar de cerrado; que se reconozca a sí misma como compuesta por triunfadores en lugar de fracasados; que promueva la productividad en lugar de depender de subsidios; que valore el esfuerzo propio en lugar de esperar dádivas; que privilegie el mérito sobre el nepotismo y el favoritismo; que cultive la sensibilidad en lugar de la indiferencia; que promueva un optimismo realista en lugar de caer en el fatalismo; que favorezca la formalidad sobre la informalidad; que valore la puntualidad en lugar de tolerar la impuntualidad; que nos lleve a reconocer nuestro talento como ciudadanos del mundo en lugar de sentirnos inferiores.
Propongo promover una cultura que celebre el orgullo de ser mexicanos, resaltando valores como el talento, la productividad, la transparencia, la decencia, la honestidad y el bien común.
Esto implica comprender que “la pobreza es la negación de todos los derechos humanos fundamentales”, y que esta situación ha sido generada por un sistema que ha propiciado la desigualdad.
POBREZA
Uno de los desafíos fundamentales para alcanzar una economía sostenible radica en desmontar los mitos arraigados en nuestra cultura, los cuales obstaculizan la implementación de soluciones viables para millones de personas marginadas que enfrentan diariamente la injusticia económica y la exclusión social.
Es comprensible que el modelo económico actual sea objeto de críticas debido a su incapacidad para generar oportunidades de empleo, ingreso y ahorro a un ritmo adecuado para la mayoría de la población. Entre otras razones, el sistema capitalista y las instituciones bancarias que lo respaldan, tal como se presentan en México, concentran la riqueza en manos de unos pocos, lo que resulta en una escasez de oportunidades, pobreza y desigualdad en su entorno.
EJEMPLO PARA MÉXICO
Es posible que Muhammad Yunus (Bangladesh, 1940) y su organización, el Grameen Bank, sean desconocidos para muchos. Sin embargo, ambos fueron galardonados con el Premio Nobel de la Paz en 2006.
Muhammad Yunus es un economista y emprendedor social bangladés. En marzo del 2012, fue nombrado por la revista “Fortune” como uno de los 12 emprendedores más grandes de la época actual.
En enero del 2012, apareció en el libro Emprendedores Transformadores. En 2013, Estados Unidos le otorgó la Medalla del Congreso por sus contribuciones contra la pobreza mundial.
El Grameen Bank es una institución pionera en el ámbito de las microfinanzas, fundada por Muhammad Yunus en 1983. Su objetivo principal es proporcionar acceso a servicios financieros a personas de bajos ingresos, especialmente mujeres, que tradicionalmente no tienen acceso a servicios bancarios formales.
Lo que distingue al Grameen Bank es su enfoque innovador en la concesión de préstamos sin garantía a los pobres, basado en la confianza mutua, la responsabilidad grupal y la solidaridad comunitaria. Este modelo se conoce como “microcrédito” y ha sido ampliamente adoptado en todo el mundo como una herramienta efectiva para combatir la pobreza y fomentar el desarrollo económico.
HACEDOR
La pobreza de su país impulsó a Yunus a emprender la guerra contra la indigencia cambiando la cultura financiera. Una lucha que lo llevó de los libros al campo, de la teoría a la práctica.
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En palabras de Yunus: “sentí que quizás podía hacer algo. Podía ser sencillamente un ser humano y ser útil a otro ser humano. No se necesita un certificado para ser útil a otro ser humano, y no se tiene que leer libros de texto para hacerlo. Una relación de humanidad es suficiente para ello”.
CUESTA ARRIBA
Con una lista de 42 nombres y 27 dólares la idea del microcrédito empezó su sinuosa marcha: “así que acudí al banco. Pensé que era la institución adecuada para esto. Se trataba del banco que estaba situado en el mismo campus donde daba clases. Cuando propuse al director que debía dar préstamos a los pobres del pueblo donde vivíamos todos, casi se cayó del cielo. No podía creer siquiera que lo hubiera propuesto”.
El director dijo: “Es imposible. No se puede hacer”. Yo dije: “¿Qué tiene de imposible? Es una cantidad tan pequeña de dinero que tendrá que dar que no les hará daño”. Dijo: “No, no es cuestión de hacernos daño. El dinero no es lo importante. No es la cantidad. Es sólo que en principio no puedo dar el dinero a los pobres”. Dije: “Eso es muy curioso porque se supone que se presta dinero a personas que lo necesitan, y ellos son los que lo necesitan”.
Dijo: “No, aunque lo necesiten, no pueden conseguir un préstamo bancario porque no son solventes”. Por tanto, tuve una gran discusión sobre quién merece recibir un crédito y quién no, pero se mantuvo en su postura de que un banco no puede prestar dinero a pobres porque no tienen solvencia.
LECCIÓN
“Esa fue mi primera lección de banca (...) probablemente seguiré en el futuro intentando convencer al mundo de que los pobres merecen recibir un préstamo tanto como cualquier otro en el mundo. Los pobres son, en muchos casos, mucho más merecedores de un préstamo que los ricos”.
Entonces Yunus decidió prestar ese dinero a las 42 mujeres que querían iniciar actividades comerciales y artesanales. Los préstamos fueron devueltos a su vencimiento. Aquello lo animó a ampliar el sistema de microcréditos.
Las premisas que fundamentan su operación son sencillas: sólo personas sin propiedades sobre terrenos pueden acceder a esos préstamos, los préstamos se hacen a mujeres y a grupos de al menos cinco personas de forma que haya entre ellas una posibilidad de ayuda mutua y cierta presión social que impulse a la devolución.
INACEPTABLE
Con relación a las ausencias pedagógicas que provocan en los jóvenes la imposibilidad para comprender las realidades de otras personas Muhammad comenta:
“Creamos instituciones y políticas basadas en la manera en que hacemos suposiciones sobre nosotros y otros. Aceptamos el hecho que siempre habrá pobres entre nosotros. Si hubiéramos creído que la pobreza es inaceptable para nosotros, y que no debe pertenecer a un mundo civilizado, habríamos creado instituciones y políticas apropiadas para crear un mundo sin pobreza (...) Si no estamos logrando algo, mi primera sospecha recae sobre la intensidad de nuestro deseo de lograrlo”.
ESPERANZA
Podemos visualizar un México menos desigual, pero es imperativo desarrollar la cultura social que lo haga posible. Si bien se han dado avances en el ámbito de los microcréditos, para materializar este objetivo de manera generalizada, es fundamental transformar nuestra mentalidad, adoptando una postura intolerante ante la desigualdad y las condiciones que la generan. Además, es necesario reformar el sistema financiero, el cual ha tendido a favorecer a los sectores más privilegiados.
Es crucial reducir el poder de los monopolios y oligopolios, cuya presencia cotidiana minan el progreso de México. El sistema financiero debe abandonar su indiferencia y arrogancia, y comprometerse con acciones concretas en beneficio de los menos privilegiados, tal como lo ha demostrado Muhammad Yunus, el “banquero de los pobres”, quien logró transformar una cultura arraigada en la impotencia e ignorancia en una enfocada en el trabajo y el rechazo a las dádivas gubernamentales; en una cultura basada en el futuro, la prosperidad y el respeto a la dignidad de las personas.
cgutierrez@tec.mx
Programa Emprendedor
Tec de Monterrey Campus Saltillo