Tres películas... para entender nuestra realidad

Opinión
/ 27 marzo 2025

Me pongo en la piel del crítico de cine que todos los comunicólogos tenemos colgada junto a nuestra chaqueta favorita y que a la menor insinuación nos enmendamos para “mamonear”:

-Fiel a su estilo y como viene haciendo desde su ópera prima, el realizador de origen checo nos plantea una dicotomía moral a través de la ambigüedad en las motivaciones de sus personajes, los cuales simbolizan a las naciones residuales luego de la caída del bloque comunista en los años noventa; enmarcado todo en esa poderosa narrativa visual que toma prestado por igual del impresionismo alemán como del Cinéma Verité.

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-Señor, por favor... Yo nomás le pregunté si le agrandaba su combo de palomitas y refresco por 30 pesos más... decídase por favor que hay mucha gente en la fila.

Desafortunadamente, esta vez no le voy a recomendar cintas estrictamente divertidas. Vaya, tampoco es como que le vaya a recomendar algo para que se la pase como en misa. Las obras que le quiero presentar, si es que no está familiarizado con ellas, son crudas, terribles y están desprovistas de efectos melodramáticos. Sin embargo, no le dejarán hacer pausa ni para ir al baño.Resulta que es muy sencillo hacer entretenimiento vacío; como también es fácil ser discursivo y profundamente soporífero.

Por eso, equilibrar una puesta en escena efectiva con la profundidad argumental es un arte donde tantos fracasan pero unos pocos triunfan. Sin más, aquí están estas tres películas para entender nuestra realidad.

“HELI” es una brutal producción de 2013 del ya consagrado cineasta de culto Amat Escalante, que nos ilustra la horrenda realidad del País durante el añorado sexenio de Felipe Calderón (cuando digo añorado, me refiero a la cuatrotiza y su líder que no se cansan de invocarlo).

En una población rural, la vida de una modesta pero pacífica familia es asaltada por la narco violencia a causa de la inocente imprudencia de una niña de 12 años, quien se enamora de un chico mayor que está siendo entrenado por el cártel local para ingresar a sus filas.

Así como lo lee, desde 2013 el realizador abordó el tema de los campos de adiestramiento, en donde los “reclutas” son sometidos a un régimen brutal antes de ser considerados aptos para la actividad sicaria y criminal.

Sería absurdo tratar de describir siquiera la violencia que explícitamente exhibe el filme. No es exhibicionista ni es gratuita, pero es necesaria para entender cuál es el nivel de horror en la operación y la idiosincrasia de los cárteles y cómo se cobran sus deudas y cuál es el más probable destino de sus víctimas.

Y no, no hablamos desde luego de violencia glorificada como en una película de los Almada o narcoserie barata. Es algo mucho más hórrido.

Sin embargo, aún en medio de toda esta pesadilla hay algo hermoso aunque muy, muy sutil, muy pálido, muy tenue... la idea de que la única posibilidad de salvar lo que nos queda de humanidad está en la decencia y en el amor de quienes nos importan.

Le repito, no es un melodrama, no es una cinta preciosista, no hay recursos musicales, ni Deus ex machina. Sólo la lucha por escapar del infierno para tener el privilegio de hacer una vida normal, modesta, pobre, anónima, fútil y anodina. Está libre en YouTube.

“SIN SEÑAS PARTICULARES” la rompió en el 2020 en Sundance, San Sebastián, y fue la gran ganadora de la 63 entrega del Premio Ariel. Pero los premios no son nada comparados con la experiencia que esta película nos ofrece: la oportunidad de acompañar a una madre en el incansable peregrinaje por dar con el paradero de su hijo, que un mal día salió con rumbo a los Estados Unidos a buscarse la oportunidad que su país nunca le ofreció.

Pronto sabremos que el hijo perdido ni siquiera logró cruzar la frontera, sino que fue reclutado a la fuerza por un grupo criminal.

Así es, nuevamente y mucho antes de que se pusiera este tema en el debate público (recordemos que estas cosas “no pasaban” en el sexenio de AMLO), el cine arriesgado habló de esto con mayor contundencia que nuestras autoridades y que muchos medios periodísticos.

Si el recorrido de la protagonista de “Sin Señas...” por los caminos rurales de México es de por sí triste y desolador, su paso por las instituciones, su lucha contra la indiferencia de las autoridades, su estoicismo frente a un Estado totalmente rebasado, es infinitamente más descorazonador.

Sin ánimos de “spoilear”, le anticipo que a diferencia de las otras dos recomendaciones, ésta historia no ofrece ninguna ventana de posible redención. Pese a ello, los personajes nos dan una lección de humanidad y de lo muy poquito que realmente necesitamos para llevar una vida pacífica, decente y feliz y que, aún así, ese poco con frecuencia se nos niega, se nos arrebata.

La cosa se pone interesante cuando atendemos a las autoras de este filme. “Sin Señas Particulares” es el exitoso debut directorial de Fernanda Valadez, con guión de Astrid Rondero que Prime Video de Amazon puso a disposición de sus suscriptores. Pero pronto la dupla Valadez-Rondero volvió a unir su talento, compartiendo esta vez ambas créditos en la escritura y en la dirección en nuestra siguiente cinta, la más reciente:

“SUJO” es una producción del año pasado y nuevamente nos vuelve a poner en el espejo del sinsentido de las vidas inmersas en la violencia; una violencia tan asimilada en ciertas zonas del País que se reconoce como la única ley operante.

Hay una belleza casi poética cuando al final se nos revela el pequeño gran misterio de esta película, aunque de hecho nunca lo descifra el protagonista, quien tiene en cambio una oportunidad para salvarse gracias a la intervención casi providencial de unas pocas personas que se preocupan por él sin tener más obligación que la que les dicta su condición humana.

Tanto en este filme como en el anterior, ambos de esta dupla de realizadoras mexicanas, son realmente las mujeres quienes mueven las historias y las que se le plantan de cara al crimen organizado con más voluntad y coraje que el gobierno o las autoridades, armadas no con absurdos discursos de feminismo reivindicador, sino con valor, decencia y vocación humana.

Le “conmino” (como dijo la Presidenta a la reportera que la incomodó) a que vea estas cintas y me busque después para hacerme cualquier reproche.

Aunque estoy seguro de que me lo agradecerá, claro, a menos que su sentido del gusto fílmico esté estropeado y tenga la sensibilidad ya hecha piedra. Espero que no. Si es un mexicano preocupado por lo que nos hemos convertido, sé que apreciará estas modestas sugerencias.

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