Un voto razonado, un voto con buena trayectoria
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Esa mano empuña el plumón.
Traza algo que parece una tachadura y no. Es todo lo contrario. No es una paloma de aceptación, no es subrayar para indicar que eso es lo importante. No se parece a un asterisco que llama la atención. No escribe la sílaba SI o la sílaba NO de indiscutible semántica.
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Se le ha dicho que aquí, en casilla, tachar es nada menos que votar. Y mentalmente ha imaginado entonces un signo de multiplicación al trazarlo. Deja así escrito que eso es lo que quiere que se multiplique.
VOTO CON HISTORIA
Pero ese trazo tiene su biografía.
Como es voto razonado. Un voto que se da en conciencia. No es voto fijista y tuerto que todo lo vio sólo con un ojo. No es voto maniqueo que sólo vio bueno y malo, blanco o negro, ganancia o pérdida, valioso o pernicioso.
Tampoco es voto robótico, programado, inalterable, preconcebido que ve como lealtad lo que sólo es parcialidad estática y congelada.
Viene de un chocolate en la licuadora mental. Viene de no dejar de hacerse preguntas cáusticas ni dejar de responderse.
ODISEA DE LO MENTAL A LO MANUAL
¿Se trata de inaugurar piso nuevo o ponerle segundo pido al primero? ¿El riesgo de contaminación por partidos representados es tan grande como el de manipulación por hilos ajenos? ¿Mente cuadriculada o emotividad siempre activada? ¿Tiempo para completar o para estrenar?
¿Cada sexenio construirá arruinando lo anterior? ¿Alternancia para extravagancia o para valorar sin ansia? ¿Sólo gobiernos siete-mesinos que intenten parir cuates? ¿Aceleración para superficiales resultados o atropello de procesos inconclusos?
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O, como alguien decía: ¿“ganar con la mano izquierda para robar con la derecha?”, ¿conservar progresando o progresar conservando?, ¿alianza y coalición cancelando oposición? ¿Elijo sin condenar o me condeno al elegir?... Y cada ciudadano, con libertad, va haciendo que ese tornado mental llegue a sus dedos. Con su tachadura en boleta se está eligiendo a sí mismo para apoyar aciertos y para denunciar y corregir desaciertos en los que prefiere y a quienes da su mandato.
La peor ciudadanía es la que se daña dañando, al quedarse sin votar. Un voto sin votar es un voto contra el que lo omitió y contra toda la ciudadanía porque la tarea del sufragio era sumar...
ESTILO PENDENCIERO
Por las redes y medios de difusión se ha extendido en el mundo, en este lapso de calor, un tipo de comunicación que no comunica. Convierte a quienes podrían ser interlocutores en descalificadores rotundos y aplastantes. Niegan a su adversario, oponente o disidente la mínima dignidad humana. No hay argumentación en contra, sino todo es ad hominem, como decían los latinos. Suponer al crítico o contradictor como un usurpador, como un intruso, como un malhechor que merece maldición. Es quizá el mal ejemplo de las actitudes bélicas destructivas, sin coloquios ni acuerdos.Solo repulsión y genocidio.
NO VOTAR ES BOTARSE
¿Por qué es tan malo omitir el propio voto en un sufragio? Es la cuestión que lanza Manuel en este momento en que, junto con su amigo Humberto, indaga la situación de su casilla.
Humberto pone el bolígrafo en su oreja y le responde: “Es que si no votas te estás botando de tu mejor derecho ciudadano. El voto voluntariamente omitido es voto contra ti mismo y declarándote desertor y perdedor, al cancelarte tu posibilidad futura de rechazo o aceptación en la vida política de la que te excluyes. Si no votas, sí botas a la basura tu ciudadanía”...