Variante Ómicron: la nueva mutación llega a México
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Ayer se dio a conocer que en México se detectó un primer paciente sospechoso de haberse contagiado con la nueva variante Ómicron, del coronavirus SARS-CoV-2, tras haber viajado a Sudáfrica, razón por la cual ha sido hospitalizado.
Como ha ocurrido con todas las variantes del patógeno, lo previsible era que esta apareciera en nuestro país en algún momento. Sin embargo, la preocupación que dicha sepa ha generado debe conducirnos necesariamente a cuestionar si podría generar mayores estragos en territorio nacional.
Lo anterior, aunque ya se ha dicho que esta variante es una que debe generar preocupación pero no causar alarma, pese a que pareciera tener mayor potencial de transmisión y podría ser resistente a las vacunas desarrolladas hasta ahora.
Esto es así, porque sin duda estamos mucho mejor preparados ahora que hace casi un año, cuando asomó en el horizonte la esperanza de las vacunas y eso significó un alivio para la incertidumbre que nos consumió a lo largo de todo 2020. Pero eso no implica que hayamos derrotado al virus y por ello convendría ser cautos a la hora de plantarnos ante su nueva mutación.
En particular en nuestro país, donde las medidas de prevención se han relajado paulatinamente y, en cierta medida, pareciera que se ha instalado la idea de que la pandemia ha desaparecido, razón por la cual la llegada de esta nueva variante tendría que convertirse en una llamada de atención importante.
En este sentido, conviene recordar que el número de personas fallecidas a causa de las complicaciones provocadas por el coronavirus siguen contándose por cientos y, de acuerdo con los datos oficiales, ayer se reportaron en México 287 fatalidades, lo cual nos ha colocado cerca de las 346 mil víctimas mortales por esta causa.
Como se ha dicho en repetidas ocasiones, la pandemia no solamente no ha terminado, sino que el virus sigue cobrando vidas humanas incluso entre personas que ya han sido vacunadas.
Ante la llegada de Ómicron a México resulta obligado insistir una vez más en la necesidad de mantener las medidas de prevención como el uso de mascarillas en todo momento, el lavado constante de manos, la distancia social y el evitar aglomeraciones.
El riesgo de desarrollar síntomas graves y de morir es menor estando vacunados, sin duda, pero la pregunta que todos debemos hacernos es si queremos correr el riesgo de alinear en esa cifra –menor ciertamente, pero real– que sucumbe ante la enfermedad.
La cifra de víctimas es ya demasiado grande en México y aunque acaso nos hayamos acostumbrado a escucharla no podemos volvernos insensibles a la tragedia que significa el que una persona deje de existir por esta causa.
No se trata de magnificar los hechos de forma artificial o esparcir el pánico de manera gratuita. De lo que se trata es de crear conciencia en torno al hecho puntual de que la pandemia, por desgracia, aún no se ha disipado.