¿Y si proponemos un tribunal para el mundo?
Se dice fácil el sólo hecho de nombrarlo, pero el camino hasta llegar a la antesala de una Corte Penal Internacional que sea “eficiente” y emisora de sentencias ha sido arduo y largo
“ Quien antepone la seguridad a la libertad, no merece ni libertad ni seguridad”
Benjamin Franklin
A propósito de días agitados y de tensión que han ido sucediendo a nivel internacional desde conflictos bélicos hasta despropósitos políticos entre países -el ataque a una embajada mexicana en Ecuador-, vale la pena recordar la idea de una Corte Internacional; pero no una que sirva solo a algunos intereses -al puro estilo cofradía- sino de aquella que su actuar sea de forma efectiva, se proceda justamente y que cuente con juicios sensatos en donde dentro de sus valores se encuentren conceptos de protección de derechos y auxilio. en niveles óptimos de consenso y gobernanza internacional.
Se dice fácil el sólo hecho de nombrarlo, pero el camino hasta llegar a la antesala de una Corte Penal Internacional que sea “eficiente” y emisora de sentencias ha sido arduo y largo. El ejemplo más inmediato han sido los juicios de Nüremberg y Tokio, pero ya desde el siglo XVI Francisco de Vitoria pensaba en términos de derecho internacional y justificación legal para iniciar una guerra.
Respaldo siempre la lucha legal. Sin embargo, las herramientas -a nivel internacional- con las que se cuenta para hacer frente a todas las llagas sociales resultan un tanto precarias; no se han actualizado, expandido ni fortificado. Quizás también, una equiparación de conceptos ayudaría a la lucha para castigar crímenes contra la humanidad o decidir sobre soberanía dentro del derecho público internacional.
La falta de información y procedimientos ha generado intranquilidad sobre una corte internacional o un tribunal para él mundo, tampoco ha favorecido el constante y sonante bombardeo que países como Estados Unidos realizan al no reconocer la legitimidad de una corte, ni en general, de la justicia. penal internacional.
Es muy complejo el derecho internacional y equiparado también, los conflictos diplomáticos y bélicos.
Me parece preocupante la primacía -que se maneja hoy- sobre la seguridad a costa de la libertad y de las garantías fundamentales, que tanto esfuerzo ha costado conseguir.
Creo que también, a esta situación se le suma, los medios de comunicación, y los medios de información de masa controlados o que se dejan controlar por políticos en turno.
Dentro de una psicosis del miedo, hay que establecer cuáles son los límites reales y señalar cuáles son las seguridades que merecemos y cuáles son las libertades que se están deteriorando o desapareciendo.