Zoológico de bacterias

Opinión
/ 24 noviembre 2024

Por: Jesús Natán Cantú Herrera

Gerardo era un joven del CBTa 22, miembro del club de Biomol. A rasgos generales, se podría decir que era inteligente para el club y la biología, pero estúpido para el resto de las cosas. Un día Gera fue al baño después de haber pasado una semana estreñido. Por fin iba a vaciar el intestino, pero no salía; aplicaba cada vez más fuerza, pero no lograba que se destapara el caño. Tal fue su desesperación por tirar la piedra que empezó a pujar tan fuerte que sentía que su cuerpo y mente liberaron sus diez chakras. Primera pujada: chakra raíz. Ahora él estaba conectado con la tierra y podía lograr manipular su tamaño a voluntad. Segunda pujada: chakra sacro, que se conectaba con el agua y obtenía el don de respirar en ambientes acuáticos. Tercera pujada: chakra del plexo solar, relacionado al fuego y con el cual lograba controlar la temperatura a su gusto. Cuarta pujada: chakra del corazón, que lo conectaba al aire y ahora él podía volar. Quinta pujada: chakra de la garganta, relacionado a la comunicación, que conseguía comunicarle con cualquier ser vivo. Y así siguió liberando el resto de chakras hasta llegar a la iluminación intestinal. Una vez alcanzada esa claridad digestiva, por fin logró excretar las heces que tenía encerradas. Y gracias a que logró abrir el desagüe, con el espacio que le sobraba en la barriga luego de expulsar tanta popó, se le metió una revelación a la cabeza.

Después de que Gerardo expulsara sus desechos, a su mente llegaron ideas que nunca había tenido. De repente, empezó a ser más consciente de él mismo y de su ambiente; se percató que su cola estaba conectada a su retrete; y este retrete estaba conectado al drenaje, que a su vez lo conectaba a otros retretes creando una red de colas conectadas por sus inodoros. Pero eso no era lo más importante y lo pensó por un momento; luego dijo para sí mismo: “con esto y mi actual fluidez intestinal salvaremos la biodiversidad microbiana de Cuatro Ciénegas”.

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Gera conocía todo Ciénegas incluido su valle, sabía perfectamente a dónde ir. Salió de su casa y comenzó a activar sus chakras. Volando se fue hasta el CBTa 22, donde lo confundieron con un avión los estudiantes foráneos de Ocampo; entró al laboratorio de biología molecular (alias Biomol) e inició a cargar el equipo para muestrear y cumplir su hazaña. De nuevo, se fue volando hasta las orillas del pueblo y buscó cada una de las pozas y humedales del valle.

Primero, llegó a la poza azul, la más emblemática del valle debido a sus colores azules vivos y la biodiversidad que habita en ella; se tiró de un clavado al agua y encogió su tamaño. Estaba observando todo de lo que alguna vez le contaron sobre el humedal: agua cristalina, micro algas que le daban su color distintivo a las pozas, peces únicos que nadaban de un lado a otro y lo que él venía a buscar, miles de bacterias que formaban comunidades milenarias que no se podían encontrar en ningún otro lugar del planeta, conservadas por millones de años. Y él las salvaría de la extinción.

Con sus chakras activados, se acercó a algunas mojarras y les habló:

—¿Qué onda?

—Déjanos en paz, sanababich.

—¿Qué? ¿De dónde aprendieron inglés?

—De los turistas, pero ¿no sabías que no debes entrar aquí?

—Sí, no debo, pero bien que puedo y lo hago para evitar que las bacterias que solo existen aquí desaparezcan.

Cortó la comunicación, no tenía caso alegar con unas mojarras con olor a cieno; él no venía a eso. No salvaría a aquella especie de pez que cuando se metió a nadar al río mezquites le mordió un dedo del pie.

Investigó el resto de la poza tras las comunidades microbianas; se dirigió hacia cada lugar donde sacara muestras de la poza, empezando por el suelo del cuerpo de agua, sitio donde había una mayor concentración de microorganismos. Enseguida, sacó sus tubos falcón (robados) y comenzó a raspar esta superficie para depositar el botín en los tubos y llevarse cientos de bacterias para su salvación. Repitió el proceso varias veces en distintas zonas del humedal hasta que emergió para continuar su ruta volando a los cuerpos de agua faltantes: Playitas, Churince, Gorgollón, el Canalón, Tierra Blanca y cualquier otro charco con tal de que ninguna bacteria llegase a la extinción. Le llevó todo el día terminar, pero lo hizo.

Posteriormente, ya de regreso en casa, esterilizó su baño subiendo la temperatura a 50 °C. Por ese método las bacterias que vivían ahí morirían de inmediato. Luego, vació sus muestras en el retrete. Quería crear su propio zoológico de bacterias dentro del escusado.

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Pasaron los meses y llegó la hora de sacar conclusiones con su experimento para elaborar el informe final que tenía en la aplicación de notas de su celular:

INTRODUCCIÓN: Cuatro Ciénegas se encuentra amenazado por una creciente crisis de escasez de agua y no sólo su gente, sino también la biodiversidad microbiana que vive en las pozas. Debido a eso, me di a la tarea de emplear los conocimientos previamente adquiridos dentro del club de biología, cursos y talleres impartidos por investigadores de la UNAM y Cinvestav en Cuatro Ciénegas. Planeé la conservación de las colonias de microbios ancestrales, creando un medio por el cual las bacterias puedan cultivarse y conservarse, todo esto, dentro del baño de los cuatrocieneguenses. En cada uno de nuestros retretes y con nuestras nalgas como el anochecer.

HIPÓTESIS: Las pozas de Cuatro Ciénegas se alimentan del agua subterránea que brota a la superficie a través de canales profundos y que, a su vez, las mismas están conectadas entre sí por acuíferos ancestrales. Esta dinámica prehistórica mantiene vivos los cuerpos de agua del valle. Igualmente, dentro del pueblo hay algo muy similar; nuestros retretes se conectan a partir del drenaje y también se abastecen a partir del mar antiguo. Teniendo eso en cuenta, si nosotros trasladamos los microorganismos de las pozas a nuestros baños y logramos que se adapten a estas condiciones, conservaremos la diversidad microbiana del valle.

DESARROLLO (nota: próximo a desarrollar): Porque me da hueva y nadie lo va a leer hasta que salga de mis notas, solamente voy a escribir lo que debo recordar para escribir el resto del informe después: 1) Hacer muestreos para recolectar especies microscópicas de los humedales; 2) Esterilizar nuestro recipiente para el medio de cultivo (todo el baño) y 3) Rezar esperando que todo salga bien.

CONCLUSIONES (nota: próximo a nunca publicarse, qué oso con este paper): Para terminar este desmadre, ofrezco una disculpa. Yo de verdad quería hacer algo que ayudara al medio ambiente y, sin más remedio, no me queda más que explicarme. Después de estudiar la vida unicelular de las pozas en Cuatro Ciénegas y comparar la vida en su hábitat natural con su vida diaria en el interior de mi retrete, detuve la incubación y abrí la tapa del inodoro. Ahí estaba, mi baño con agua de color azul y una masa que tenía la apariencia de caca con olor a cieno. Esa belleza de la genética evolutiva era una comunidad microbiana en conservación.Había funcionado, llamé a mi hermano y lo invité a ver. Él fue el primer infectado.

Para su tranquilidad, le expliqué todo e hice que metiera la mano hasta al fondo para que viera que no estaba loco y los demás son unos tontos por no ser mis amigos. No quiso, pero lo obligué diciéndole que, si no lo hacía, le iba a cobrar el dinero que me debía; entonces sumió la mano en la pantanosa sustancia y al día siguiente me di cuenta. Las bacterias se habían adaptado de más. Desperté y lo primero que vi fue a mi hermano, preso en una estructura de estromatolitos. Él ya no hablaba y ya no se movía, sólo estaba cubierto de bacterias sobre adaptadas.

Fue todo un escándalo de barrio. Vino mamá a llorar, mis tías a contar rumores de lo que había pasado, las vecinas para saberse el chisme, el sacerdote a velar, los niños del catecismo a rezar un rosario por mi hermano, y la policía a no hacer nada. Después todos los metiches fueron los afectados, luego el resto de la colonia y se propagó por un tiempo más. Pronto la estromatolización se convirtió en una epidemia dentro del pueblo. No había forma de pararla. Todo Cuatro Ciénegas de Carranza se había convertido en un zoológico del gobierno y los animales se habían escapado de su hábitat. Por esta situación, los que quedamos inmunes huimos al lugar más parecido y cercano a nosotros, Ocampo. Era tan similar que era perfecto: calles llenas de baches, gente criticona, balnearios a los cuales ir y tierras para trabajar. Fue así que el 28 de febrero de 2028, se fundó un nuevo Pueblo mágico: Ocampulco.

Jesús Natán Cantú Herrera. Estudia quinto semestre de la carrera Técnico agropecuario en el CBTa No. 22, es miembro del Taller literario “Ficciones desde el desierto” y del club de ciencia en el Laboratorio de Biología molecular (Biomol). Con este relato Natán obtuvo el primer lugar del Concurso de cuento infantil y juvenil 2024, organizado por el Área Natural de Protección Flora y Fauna de Cuatro Ciénegas durante los festejos de su 30 aniversario por ser declarada como tal el 7 de noviembre de 1994.

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