25 años de la FILC: Conoce la historia de la Feria del Libro
Desde sus inicios en el Hotel Arizpe, pasando por el Museo de las Aves y del Desierto, estos son los pasos que ha tomado la Feria Internacional del Libro Coahuila en su camino al cuarto de siglo de vida
Este 2023 la Feria Internacional del Libro Coahuila celebra 25 ediciones de transformación y crecimiento. Lo que inició en 1997 como un proyecto de promoción de la lectura en el Hotel Arizpe ahora es una de las ferias del libro más importantes del país.
En conmemoración de este hito en VANGUARDIA conversamos con quien fue su primera directora, Patricia Gutiérrez Manzur, y con quien actualmente está al frente de la misma, Salvador Álvarez de la Fuente, para conocer pasado y presente de esta fiesta de las letras.
Primeros vuelos
Este proyecto se gestó en el corazón de la antigua Librería Julio Torri, perteneciente a la Secretaría de Educación (SE) y el Fondo de Cultura Económica, a cargo en ese entonces por Gutiérrez Manzur.
“Además de vender libros nos convertimos en un centro de promoción a la lectura en la comunidad”, recordó la promotora, “organizamos presentaciones de libros, lecturas de poesía, empezamos con los cuentacuentos para los niños”.
Dijo que en ese momento la idea de una feria del libro para Saltillo se sentía muy lejano, pero en 1997 comenzaron a convocar editoriales —que no fue cosa fácil, dado que no había un precedente que pudiera garantizarles ventas— y a preparar la programación de lo que se convirtió en la Feria del Libro Infantil y Juvenil.
Su sede fue el Hotel Arizpe, donde la SE tenía oficinas, pero al año siguiente vivió su primera expansión. El Museo de las Aves de México recibió el proyecto y entre su auditorio, sus jardines y hasta el estacionamiento poco a poco fue creciendo, trayendo a grandes autores, pero siempre pensando en los niños y jóvenes como su principal objetivo.
“Nosotros siempre quisimos que los programas estuvieran constituidos por nuestro talento saltillense, nuestros creadores. Aquellos artistas, escritores, ilustradores, que era difícil, y más en ese entonces, que la gente de nuestra comunidad se contactara con ellos”, mencionó.
Internacional y en movimiento
En 2011 la que hasta entonces era conocida como la Feria del Libro de Saltillo, adquirió el estatus de internacional, con Argentina como padrino del ahora tradicional título de “país invitado”.
En esa fecha ya tenía unos años en la sede del Museo del Desierto, pero el proyecto aún necesitaba un espacio mucho más adecuado para lo que ambicionaba y en 2012 se mudó de ciudad y cambió de nombre para adaptarse a su nueva situación.
La Feria Internacional del Libro en Arteaga se alejó del centro urbano que la vio nacer pero encontró en el Centro Cultural Universitario de la UAdeC el hogar que al día de hoy la recibe, con la infraestructura suficiente para satisfacer sus necesidades.
Relevos
Si bien Gutiérrez Manzur solo estuvo 8 años al frente de la feria, la administración permaneció con la SE a cargo de otros promotores como Armando Sánchez Quintanilla, Ricardo Aguirre Gutiérrez y Alfonso Vázquez Sotelo.
Sin embargo, en 2015 la Secretaría de Cultura entró como co-organizadora en lo referente a la programación del país invitado y del área de talleres infantiles, pero para 2016 los roles se invirtieron y la dependencia a cargo de Ana Sofía García Camil se quedó al frente, mientras que la SE permaneció para apoyar en elementos clave.
“Comenzamos esta alianza con la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), comenzamos a buscar distintas imágenes que representaran la feria. Comenzamos a generar o estimular la producción de pabellones y stands de manera más estética y fue cuando fortalecimos el espacio infantil, que fue cuando afortunadamente podíamos tener hasta 16 talleres infantiles en una sola carpa monumental trabajando de manera simultánea”, comentó Álvarez de la Fuente, quien ha fungido como director desde entonces.
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Nueva expansión
Al cumplir 20 años en 2017 el evento tuvo como invitado de honor por primera vez a un país no hispanoparlante: Francia, que trajo una oferta multicultural y conversaciones sobre la literatura de esa nación, así como al filósofo Gilles Lipovetsky. Además, en esa misma edición Coahuila también recibió la visita de otras grandes figuras como Rigoberta Menchú y Juan Villoro.
Este objetivo de crear lazos culturales con naciones de habla no hispana continuó al año siguiente con Brasil —que trajo a autores como Ana María Machado—, Japón —con la poesía de Takako Arai, el arte floral de Masako Kasuga y el teatro con la obra “Katsumi y el dragón”—e Italia —que en 2021, todavía en medio de la pandemia, logró traer a autores como Dacia Maraini, Federica de Paolis, Filppo Giusti y la Orquesta Ferruccio Busoni de Trieste—.
“Ahora volvimos a la tradición con la idea de invitar a Chile, que ha resultado muy fructífera. Tuvimos un programa de actividades no tan extenso, de muchísima calidad. Este lunes, por ejemplo, se presenta Alejandro Zambra, uno de los principales escritores chilenos y Mauricio Durán, un artista super reconocido, baterista de Los Bunkers y su compositor principal y estos días pasados estuvo nada menos que Nona Fernández y la misma embajadora, Beatriz Sánchez, que es una mujer que ha sido periodista, política y la verdad es que el programa de Chile ha sido de gran calidad”, destacó.
Reflexiones a profundidad
Si bien desde el inicio cada feria tenía un eslogan o un tema principal —Gutiérrez Manzur recordó cuando Miauricio, el gato anfitrión y mascota de la feria, se caracterizó de Sancho Panza o El Principito en las ocasiones que dedicaron el evento a la obra de Cervantes o De Saint-Exupéry—, a partir de que la SC tomó la dirección, el eje temático buscó generar propuestas reflexivas en sus exposiciones, conferencias, charlas y presentaciones de libro, sin subordinar todo el contenido de la cartelera al mismo, pero a la vez profundizando en la cuestión.
Iniciaron con “Derechos humanos”, siguieron con “Migración: Historia e identidad”, “Mujer: Literatura y sociedad” y “Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable”. Actualmente es “Salud Mental: Arte, literatura y los laberintos de la mente”.
“Una de las cosas más satisfactorias ha sido la alianza con la Caniem, porque nos permitió invertir directamente en autores de gran nivel. De esta manera pudimos traer al filósofo Gilles Lipovetsky, Alberto Manguel, la maestra Rigoberta Menchú, al pianista y escritor James Rhodes. Nos ha permitido lograr mayores alcances a nivel literario pero también mayores alcances a nivel nacional, nos ha servido como un termómetro de cómo estamos haciendo las cosas y cómo estamos en relación a otras ferias”, señaló.
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Rumbo al futuro
A pesar de los cambios una cosa se mantiene: la presencia e importancia de los niños. Tanto su primera directora como su actual cabeza consideran y han confirmado que son los pequeños los que termina llevando a sus padres. Las visitas escolares entre semana se convierten en paseos familiares dominicales.
“Yo creo que todos los que iniciamos un proyecto lo hacemos con la ilusión de que se mantenga en el tiempo, quienes somos promotores culturales y tenemos la fortuna de iniciar algún proyecto que es importante, como en este caso la Feria del Libro, que puede convertirse en un parteaguas y una fuente de enriquecimiento para la comunidad como la Feria, pues aún más”, señaló Gutiérrez Manzur.
Ahora, en su 25 aniversario, la FILC se ubica en un cambio de administración. Luego de estar casi dos sexenios bajo la dirección de Álvarez de la Fuente, con la gestión de García Camil, el Gobierno del Estado está a punto de cambiar de manos nuevamente y quien se enfrenta al reto de mantener y superar este gran proyecto, significativo para todos los coahuilenses.
“Vamos a dejar una feria muy posicionada, creo que se vuelve un reto cada año, por superar en el buen sentido de la palabra. Hemos tenido importantísimos autores, la capacidad de organizar una feria que es muy amable, una feria que suena en todo el país, que la conocen los escritores y académicos [...] Seguramente la próxima administración tomará el compromiso”, aseguró Álvarez.
“Yo no dejo de ver a la feria como mi bebé. Ver que ya se convirtió en un adulto provechoso, muy enriquecido por todos lados, muy grande, propiciador de un montón de cosas me da muchísimo gusto”, concluyó, “pienso también que la Feria ya no la quita nadie. De ninguna manera la sociedad va a permitir que en algún momento alguien piense en cancelarla, porque es un evento cultural, una empresa cultural de tal envergadura que ya es comunitaria y que la gente espera cada año”.
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