Conversan sobre lo ‘queer’, esa etiqueta que no termina de desprenderse, en la FILC

Iza Rangel, Livio Ávila, Sergio Pérez Torres e Ingrid Bringas escriben desde quienes son, sus identidades, inquietudes, experiencias y contextos, como todos los escritores y escritoras, pero su pertenencia al colectivo LGBTIQ+ cataloga su trabajo dentro de la llamada “literatura queer”.

Bajo esta concepción fueron convocados el pasado domingo a la mesa de diálogo “Literatura queer y otras formas de escribir historias”, que se desarrolló en el marco de la Feria Internacional del Libro Coahuila 2023, con la moderación de Elia Martínez Rodarte.

Durante el evento uno de los consensos fue el rechazo a esta etiqueta para describir su obra. El poeta Iza Rangel, por ejemplo, destacó que el término comenzó a ser utilizados en estudios anglosajones para describir y estudiar las visiones del mundo que no empatan con lo hegemónico, mientras que Pérez Torres considera la etiqueta como algo accesorio, aunque la postura sea clara y tenga un público objetivo definido, situación que puede llevar a la trampa del culto a la personalidad.

Esto en la medida de que hablar de “literatura queer” establece parámetros que pueden llegar a constreñir entre cuestiones de sexualidad y género, principalmente, textos que aunque sean producto de creadores LGBTIQ+ no necesariamente parten o se enfrascan en dichos temas.

Por su parte, la drag queen Momo, en representación de Ávila, consideró que esta categorización favorece la visibilización de un tipo de temáticas que pugnan por equilibrar la balanza contra la normatividad masculina, heterosexual y cis-género.

Algo similar planteó Bringas, quien recordó la necesidad del rescate de la obra de autoras y autores que por escribir desde esta trinchera quedaron relegados ante el engrandecimiento de los escritores canónicos y cuyo legado, igual de importante, está en riesgo.

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“Por eso, como dice Sergio, no puedo decir que escribo una literatura LGBT, mis poemas hablan de la enfermedad, de la muerte, de la separación, el abandono, la maternidad, la paternidad”, expresó la poeta regiomontana, “he escrito hacia personajes femeninos, en situaciones amorosas o sexuales, que con toda obviedad son hacia otras mujeres, pero que no están definidos como poesía lésbica”.

Por eso cuando una integrante del público les pidió a los autores hacer recomendaciones de libros “queer” y todos compartieron al menos una mención, se ratificó a esta etiqueta actualmente ineludible, como algo que aún permite a los nuevos lectores y escritores hacer comunidad y encontrar referentes y nichos en su paso por la literatura.