¿Accidente o negligencia? Cuando el arte termina hecho pedazos

Artes
/ 22 febrero 2023

Luego de que hace unos días una coleccionista rompiera una pieza de Jeff Koons valuada en 42 mil dólares, recordamos esos vergonzosos episodios en los que obras de arte fueron destruidas por accidente

Creemos que el arte es eterno, que está hecho para perdurar, que las obras realizadas hoy son la huella visible de nuestro paso por el planeta para las futuras generaciones, así como las grandes piezas de los maestros clásicos son vestigios de su tiempo.

Pero lo cierto es que la mayoría de estos trabajos son bastante frágiles, no solo aquellos que el tiempo ha ido deteriorando y cuyos materiales ya no resisten como antes, sino también las obras contemporáneas pueden desaparecer en cuestión de segundos.

Esto es lo que le pasó a las piezas que hoy te compartimos, víctimas de un descuido, de una curiosidad irresponsable o de un inevitable accidente. Algunas pudieron repararse tiempo después, pero para la mayoría representó su final.

El globo que reventó

Hace unos días comenzó a circular la noticia de una coleccionista que, en la feria de arte Art Wynwood en Miami, rompió una escultura del artista estadounidenses Jeff Koons, valorada en 42 mil dólares.

El “Balloon Dog” de 38 centímetros de alto, era una réplica –de una serie limitada de 799 copias– de la famosa pieza de metal del mismo nombre de 3,5 metros de alto, que se hizo pedazos cuando una coleccionista la tocó y tumbó de su pedestal.

“Vi que esta mujer estaba allí, y la estaba golpeteando, y luego la cosa se cayó y se hizo añicos en miles de pedazos”, declaró a un canal local el artista y coleccionista de arte Stephen Gamson, uno de los testigos del incidente ocurrido la noche del jueves

De acuerdo con él muchos llegaron a pensar que se trataba de un “performance” organizado por la galería Bel-Air Fine Arte, a cargo de la exhibición de la pieza, pero no fue así.

Por fortuna para la mujer, la obra estaba protegida por el seguro, por lo que no tendrá que pagar por su error.

La crítica la hizo pedazos

Febrero del 2020, el mundo era otro, pero Avelina Lésper seguía siendo la misma de siempre. La crítica de arte, conocida por su inamovible desprecio por el arte contemporáneo, así como por sus controversiales opiniones al respecto del mismo, volvió a llamar la atención por “hacer pedazos” una pieza en Zona Maco, de manera literal.

Como lo explicaría días después en un video, Lésper se encontraba recorriendo los pasillos de la feria de arte contemporáneo que se realiza anualmente en la Ciudad de México, cuando se acercó a la obra “Nimble and sinister tricks (to be preserved without scandal and corruption)” de Gabriel Rico, en el espacio de la Galería OMR.

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En un acto que nadie entendió en su momento, la autora colocó cerca de la pieza –compuesta por un panel de vidrio con objetos diversos incrustados en él y valorada en 20 mil dólares– una lata de refresco, para tomarle una fotografía y hacer su crítica, pero esto de alguna manera movió el ensamble, provocando que cayera al suelo y se hiciera añicos.

“Fue como si la obra hubiese escuchado mi comentario y hubiese sentido lo que pensaba de ella [...] La obra se hizo añicos y se desplomó y se cayó en el piso”, mencionó Lésper en ese comunicado transmitido en video.

Un tropiezo millonario

Hasta el momento los protagonistas de estos accidentes han sido adultos, que por curiosidad o irresponsabilidad se acercaron demasiado a las obras, pero ahora es momento de recordar cuando en 2015 un niño tuvo que enfrentarse a las consecuencias millonarias de un pequeño traspiés.

Esto sucedió en un museo de Taiwán, durante una excursión escolar, en la que un menor de 12 años, que a diferencia de los otros ejemplos sí estaba respetando las medidas de seguridad y la distancia con la obra, se tropezó mientras se movían por la exposición y para detener su caída no pudo evitar apoyarse en el lienzo.

Su puño atravesó la pintura “Flores” del artista italiano del siglo XVII Paolo Porpora. Por fortuna ni el pequeño ni su familia tuvieron que pagar por el cuadro de 1,5 millones de dólares; la aseguradora llegó a salvar el día nuevamente y la obra eventualmente fue restaurada.

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