Ana Sofía García Camil: Retos, logros y pendientes tras 12 años en la Secretaría de Cultura
La gestora cultural lagunera vivió el cambio del Instituto Coahuilense de Cultura a la Secretaría de Cultura y quedó a su cargo durante dos administraciones. Hoy culmina su trabajo al frente de la dependencia y en entrevista compartió
Cuando Rubén Moreira tomó protesta como Gobernador del Estado de Coahuila en 2011 una de sus primeras acciones fue transformar el Instituto Coahuilense de Cultura (Icocult) en la Secretaría de Cultura de Coahuila. Al frente de esta nueva dependencia dejó a Ana Sofía García Camil.
Originaria de Torreón, ya tenía experiencia en la gestión cultural para ese momento. Aunque se formó como licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Iberoamericana, su carrera política la llevó a dirigir espacios como el Museo Regional de la Laguna del INAH y el Icocult Región Laguna, así como Difusión Cultural en la Ibero Laguna.
Sin embargo, cuando concluyó su periodo, al tomar Miguel Ángel Riquelme Solís la administración estatal en 2017 ratificó a García Camil en el puesto y ahora, tras doce años de trabajo, este 1 de diciembre concluye el primer capítulo en la historia de la Secretaría de Cultura, con la llegada de Manolo Jiménez Salinas y un nuevo gabinete al Gobierno de Coahuila.
Este último sexenio estuvo marcado por la pandemia, así como por los recortes presupuestales a nivel federal, que afectaron en muchos sentidos los proyectos que impulsó desde la dependencia en sus primeros seis años, como el Festival Internacional de las Artes Julio Torri (FIAJT), cuya última edición fue en 2019 y se estaba posicionando como una importante plataforma en el norte de México.
Asimismo, la comunidad artística y cultural, sobre todo en Saltillo, ha lamentado el desuso de espacios como el Museo de Artes Gráficas y el Museo de Palacio, y particularmente ha condenado la pérdida del edificio ubicado en el cruce de Juárez e Hidalgo, el cual pasó a manos de la Universidad Autónoma de Coahuila, donde también se ha visto desaprovechado.
A pesar de esto, se pudieron continuar proyectos —con sus claroscuros— como el PECDA, la Muestra Estatal de Teatro y la Feria Internacional del Libro Coahuila, que logró recuperarse de la pandemia en su última edición.
LA ENTREVISTA
En VANGUARDIA tuvimos oportunidad de conversar con la Secretaria de Cultura en los últimos de días de su administración y esto fue lo que nos compartió.
¿Cómo te sientes al culminar con doce años de administración?
“Me tocó asumir la responsabilidad de ser la primera secretaria de cultura en el estado, lo que marca el antes y el después del quehacer cultural en la entidad. Siempre habrá un punto de comparación entre lo que antes fue el Instituto Coahuilense de Cultura y lo que hoy es la Secretaría de Cultura de Coahuila, tanto en las responsabilidades legales, como en las acciones emprendidas. Sin embargo, considero que, en tanto se consolidaron muchas acciones importantes para el estado, la balanza es favorable, pues de esta dependencia se desprendieron proyectos importantes que pusieron a Coahuila en el plano nacional, en el ámbito de las artes y esa es la mayor satisfacción que puedo llevarme del servicio público”.
Además de la pandemia, ¿qué te puso a prueba en tu segundo término?
“Sin duda, el recorte financiero, especialmente el proveniente de recursos federales; pues de poco más de 23 millones de pesos que recibíamos en 2018, este último año de administración recibimos alrededor de 3.4 millones, y eso solamente en aportaciones de cultura; a eso se suma que el estado también recortó proyectos en todas las ramas, por los considerables recortes anuales en las participaciones federales.
El recorte en cultura fue del 86% en un lapso menor a 5 años, lo que nos obligó a desaparecer diversos programas de divulgación e intervención cultural que habíamos logrado consolidar a lo largo de varios años, entre ellos, el Concurso Internacional Manuel Acuña de Poesía en Lengua Española, el Concurso Nacional de Fotografía de Derechos Humanos, festivales que ofertaban el quehacer cultural, especialmente de los creadores coahuilenses y dirigidos para todo tipo de públicos, así como a dejar de apoyar proyectos ciudadanos que se habían consolidado a través de fideicomisos, como el Programa de Desarrollo Cultural Municipal y el Fondo Regional para la Cultura y las Artes del Noreste; esta situación adversa, nos obligó a revisar la agenda, a ser disciplinados, a buscar patrocinios y firmar convenios y a buscar nuevas maneras de seguir llegando a la población, sin perder la calidad y la visión de los compromisos del plan de desarrollo planteado”.
¿Hubo algún plan que la pandemia detuvo y no se pudo retomar al concluir la contingencia sanitaria?
“Fueron varios proyectos, especialmente aquellos que tienen que ver con la afluencia masiva de personas, como el Festival Internacional de las Artes Julio Torri; sin embargo, se emprendieron otras acciones a menor escala, para seguir atendiendo al público en todas las regiones y en todas las disciplinas. Pudimos organizarnos y atender tanto al público como a la comunidad artística durante la pandemia y algunos de esos formatos llegaron para quedarse”.
¿Alguna idea que haya quedado en el tintero y que te gustaría que se retomara en la siguiente administración?
No es una idea, es una necesidad urgente, revisar y actualizar la legislación cultural del estado, pues la que existe ya no es acorde con los tiempos y formas de trabajar; pensaría en unificar las leyes separadas para crear una sola; actualmente están tres leyes estatales que tienen que ver con el área: la Ley de Desarrollo Cultural, la Ley de Fomento a la Lectura y el Libro y la Ley de Filmaciones y todas se encuentran dispersas; es importante unificarlas en un solo documento que contenga toda una política pública para el desarrollo integral de la cultura en Coahuila.
A este paquete le sumaría crear el marco jurídico necesario para impulsar el mecenazgo a proyectos culturales y que los creadores encuentren otras formas de allegarse de recursos para su trabajo, lo que daría un fuerte impulso a la profesionalización del arte, a la creación de industrias creativas y a la consolidación de empresas culturales, que estimulen el empleo formal y permanente para la comunidad.
¿Qué tanto seguimiento se le pudo dar a los programas de descentralización, como los de formación de gestores culturales en municipios?
Se hizo un esfuerzo, a través de diversos programas, para extender la capacitación a los creadores en todas las regiones, atendiendo el perfil artístico de cada una de ellas; durante todo este tiempo se buscó un balance entre las disciplinas artísticas, las distancias físicas y los recursos humanos y financieros para fomentar proyectos inclusivos en todas las zonas geográficas; como ejemplo más cercano puedo señalar la reciente entrega de estímulos de PACMyC, que aunque son para once proyectos, se distribuyeron en las cinco regiones. Si nos ponemos a revisar cada uno de los proyectos que en su momento se apoyaron, podría decirte que cada uno de los 38 municipios tiene sus propios líderes natos en materia cultural y que es importante trabajar en descubrir quiénes son o quiénes podrían serlo.
¿De qué proyecto estás más orgullosa?
Hay muchos proyectos importantes, fuimos invitados a muchos festivales del país, principalmente al Festival Internacional Cervantino, a la Feria del Libro de Monterrey, pero también a la Bienal de Venecia; sin embargo, creo que uno de los más importantes es la Escuela de Sarape de Saltillo: tuvimos la oportunidad de obtener el registro de la marca del Sarape de Saltillo y trabajamos mucho en recuperar las técnicas de tejido y tintoreo, a la par de obtener la certificación oficial ante la SEP, para que los alumnos egresen como maestros artesanos tejedores. Siempre se había identificado al sarape de Saltillo, pero siento que en los últimos años cobró tanta vida como sus colores infinitos. A la par de todo, se lograron colaboraciones importantes para el reconocimiento de la prenda y de los artesanos que han desarrollado la técnica a través de los años y se logró posicionar a la ciudad y al estado como el punto desde donde emerge este singular tejido.
¿A cuál proyecto le hace falta trabajo para sacarle su máximo potencial?
Todos los proyectos son perfectibles, porque tanto las herramientas como las formas de pensarlos van evolucionando; apostaría por la capacitación constante y continuada, tanto para los creadores, como para el público, el acercamiento a las artes, la apreciación artística, la profesionalización y actualización en la ejecución, el desarrollo en la gestión de proyectos; definitivamente considero que la capacitación siempre es necesaria para ampliar la visión en todas sus formas.
Por otra parte, considero que sería importante darle al estado en su conjunto, una vocación para apoyar la filmación de películas, pues cuenta con los escenarios naturales, el talento artístico y técnico local, la seguridad y la infraestructura necesaria para convertirlo en un referente, lo que continuaría impulsando a Coahuila como espacio atractivo para ello y dejaría una importante derrama económica para la población en general.
¿La Secretaría podría arropar a otro proyecto de la magnitud presupuestaria, logística y constancia como la Filarmónica del Desierto?
Es difícil, pero no imposible, es un tema de voluntad política, de disciplina financiera y de análisis de viabilidad e impacto; hace 10 años no teníamos una orquesta compuesta por más de 60 músicos; sin embargo, se creó mediante un decreto, amparado por un estudio serio, para el beneficio de la población coahuilense en general; a la fecha podemos decir que la Orquesta ofrece en promedio de 8 a 10 conciertos al mes, tanto en formato de teatro, como didácticos, provocando el acercamiento de la población estudiantil, a la música de concierto.
¿Existe la posibilidad de recuperar el FIAJT?
Nada es imposible, creo que el nuevo gobierno tiene la voluntad para ganar terreno en este y otros proyectos de cultura, pues tiene la posibilidad de hacer alianzas con otras instancias tanto públicas como privadas para que este tipo de actividades se retomen; la estructura del festival está hecha, es un proyecto que implica un esfuerzo económico, pero también humano; en ese sentido es importante tener gente capacitada para su ejecución y que cuente tanto con las habilidades necesarias para su desarrollo, como en el conocimiento geográfico de un estado como éste. Pudiera pensarse que es imposible, pero no lo es, porque ya se ha realizado a lo largo de muchos años, dejando como resultado que su contenido beneficia a un importante número tanto de creadores como de espectadores.
¿Y el edificio del ex-Icocult?
El edificio ubicado en Hidalgo y Juárez es parte de la infraestructura de la Universidad Autónoma de Coahuila.
¿Qué necesidades quedan pendientes por atender en la cultura y el arte de Coahuila?
Las necesidades son infinitas, pues siempre hay algo que surge, es como una casa en la que vas satisfaciendo un aspecto y surge uno nuevo o surge un imprevisto, pues la cultura siempre está en movimiento; una de las principales ideas de Zygmunt Bauman dice que el mundo actual es líquido, fluye, es volátil, así la cultura, siempre encuentra nuevas formas de manifestarse, de entretejerse, nuevos intereses del público, otras maneras de despertar la creatividad, nuevas visiones y enfoques; todo eso va requiriendo nuevas estructuras que pueden, a su vez, plantear la creación o adaptación de espacios físicos o adaptar las políticas públicas para provocar cambios positivos en la sociedad.
La cultura como disciplina social depende de cientos de actores, pero si la pregunta está dirigida a señalar a qué debería darse prioridad en estos momentos, diría que, a la comunidad artística, porque mientras el artista tenga las herramientas para seguir creando y creciendo, habrá posibilidades de que el arte, en todas sus disciplinas, continúe llegando a todos los públicos y esa es la principal finalidad de la institución.
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¿Qué no debe olvidar nunca la siguiente persona que esté a cargo de la Secretaría para poder ejercer con responsabilidad el cargo?
Que el servidor público es una persona que está de paso en un puesto, pero su trabajo, las decisiones que tome y la profesionalidad del equipo que forme, dejarán una huella permanente no sólo en el público, sino en todos aquellos que dependen del arte y la cultura a tiempo completo, es decir: artistas, creadores, staff, gestores y promotores, estudiantes de las carreras artísticas... en fin. Le diría que su paso por la cultura tocará permanentemente a toda la comunidad a la que llegue, tendrá impacto en la sensibilidad de los niños que accedieron a los servicios ofrecidos y en los jóvenes a quienes se ofreció el arte como una alternativa a los vicios o la delincuencia. Es un trabajo cuyo paso dejará una huella, buena o mala, pero marcará la vida de alguien más, así que qué mejor que enfocar el esfuerzo en convertir al arte en una herramienta de habilidades para la vida.
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