Con amor y admiración recuerdan al tenor Sergio Vallejo y su voz con la que iluminó el escenario
La noticia del fallecimiento del joven artista, este lunes 8 de abril, sorprendió a la comunidad operística del noreste de México, donde destacó su talento, dedicación y generosidad
Rennier Piñero, director de escena y miembro del Mexico Opera Studio (MOS), recuerda al tenor Sergio Vallejo como “luz y agua”, símbolos de su generosidad con las personas y colegas a su alrededor, del compromiso desinteresado que mostró dentro y fuera del escenario.
Tras su fallecimiento, este lunes 8 de abril a los 23 años, la comunidad operística de Saltillo, de Coahuila y de todo el noreste de México, donde su talento destacó sin cuestión, muchos amigos suyos recordaron su sonrisa, su potencial y el cariño con el que les arropó.
“Sergio estrenó con nosotros una versión de ‘Bastian y Bastiana’ de Mozart, que se llamó ‘Les Bastianes’, que fue un proceso creativo donde algunos de los elementos eran a partir de improvisaciones o de materiales que generaban los chicos y él siempre fue muy generoso a la hora de lanzarse a proponer, de mirar al compañero y juntos jugar ese juego teatral profundo y bonito donde solo desde la escucha puedes vincularte al otro y al personaje”, mencionó Piñero sobre la “luz” de Sergio.
“Siempre me acordaré en ese sentido, que cuando iba a estrenar esa función, estaba en el auditorio Carlos Prieto muy nervioso, yo se lo veía en la mirada. Habíamos hecho nuestro círculo de energía y cuando terminó se me acerca y me dice, mirándome a los ojos: ‘Maestro, ¿te puede pedir un abrazo? Es que estoy muy nervioso y necesito alguien que me reconforte’. Yo le di ese abrazo y siempre me acordaré que cuando se separó hizo este gesto muy de Checo de subir el pulgar y sonreírle y decirme ‘gracias, ahora sí estoy listo’”, agregó.
Como parte de la cuarta generación de este importante proyecto operístico norestense, el “agua” fue una anécdota mucho más literal: “En Monterrey sabes que hace mucho calor y Checo tenía un bolso-neverita rojo, y se transformó en nuestro aguador oficial. Él siempre llevaba agua y estaba al pendiente que todo mundo tuviera agua y estuviera hidratado y a veces, sin que tú se lo pidieras era capaz de llegar y ponerte una botella para que siguieras con la jornada de trabajo. Luz y agua representa la forma genial en la que era capaz de compartirse con cada uno de nosotros”, dijo.
Alejandro Miyaki, director del MOS, escuchó en la voz de Sergio “belleza y sensibilidad”, además una pasión por el canto y la música “como pocos tienen”. En su trabajo en la compañía conoció al artista y al “gran compañero, buen amigo, siempre haciendo equipo, comprometido con el trabajo, ayudando a los demás, atento y muy detallista con sus maestros y colegas”.
“Nunca olvidaré cuando regresaba de la tienda después de un descanso, venía cargado de botellas de agua que nos regalaba a cada uno de los que estábamos ahí, un gesto de generosidad pura que siempre recordaré. Ha dejado un gran vacío, lo extrañaremos y le dedicaremos siempre nuestro arte. Mis condolencias para toda su familia y seres queridos”, recordó.
Flor Magallanes, productora y coordinadora de teatro de la Secretaría de Cultura de Coahuila, menciona que lo conoció hace casi una década, cuando ingresó al Coro Filarmónico en 2015.
“En estos últimos años me llenó de orgullo verlo cómo se hizo grande en el escenario, y no hablo precisamente de la edad. Checo y su sonrisa inigualable se quedan en mi corazón, y en el de mis gatitos, que alguna vez cuidó”, compartió.
Persiguió su pasión por el canto de manera profesional no solo en diversos coros, sino también en la Escuela Superior de Música de la UAdeC. Sin embargo, muchos de sus éxitos llegaron con la creación de la Compañía de Ópera de Saltillo (COSA), donde fue solista y su voz empezó a brillar por sí misma.
“Es curioso como las personas que tienen un corazón noble, pocas veces saben que lo tienen. Una gran amiga lo describió, a través de años de haberlo observado y conocido, a Sergio Vallejo como alguien con patrones muy particulares, de conectar con las personas que se sentían solitarias con un simple “¡Hola!”, de ser el primero en ayudar sin recibir nada a cambio, de ofrecer un amor tan cálido que calentaba aún los corazones más fríos”, expresó Samuel Lugo, compañero en la ESMUAC, “todos supimos que serías una gran estrella, y ahora, finalmente lo eres. Te recordaremos con amor. Para ti, que podremos seguir viéndote brillar en el cielo”.
“Creo que todos sabemos y no queda duda que Checo era una persona con un enorme talento, pero además de eso era un grandioso ser humano, bondadoso y amoroso con todos los que lo rodeaban”, dijo Bety Murillo, compañera en la COSA, “Siempre tenía las palabras correctas para subirte el ánimo y hacerte recuperar la confianza. Agradezco que la vida me dio el lujo de compartir tan bellos momentos junto a el, las pláticas, la música y sobre todo agradezco haber podido escuchar de cerca tan maravillosa y hermosa voz. Nos vemos pronto Checo y sigue cantando con los ángeles. Te quiero”.
Junto a este coro, dirigido por Alejandro Reyes-Valdés, participó en montajes de conciertos y óperas como el Réquiem de Mozart, Carmen de Bizet y la exitosa producción de La Traviata de Verdi, donde interpretó a Gaston. Además, encarnó al vizconde Raúl de Chagny en una magnífica rendición de “El fantasma de la ópera” junto a Valeria Oregon y compartió escenario con Andrea Bocelli en una gira que dio por México en 2023.
”El talento de Checo no se reducía al canto. Era tremendamente creativo, inquieto y generoso. Dibujaba muy bien. Cuando mi gato Gordito murió, me lo dibujó mirando al cielo. Le dije: Checo, quiero que esté contemplando las estrellas. No pensé que iba a acercarse tanto para dibujarlas mejor”, fue lo que dijo Reyes-Valdés sobre el joven cantante.
“Checo siempre fue un ejemplo de disciplina, perseverancia y entrega, su bella voz y gran talento a dónde quiera que íbamos dejaba a todos encantados, siempre buscaba la manera de ayudar a quien tuviera alguna complicación en nuestros ensayos y clases de la cosa, siempre estará con nosotros por que nunca lo vamos a olvidar. Yo nunca olvidaré sus ojos llorosos y gran sonrisa la primera vez que cantó con una gran orquesta, me abrazó y le dije ‘esta es la primera de miles’ y se que así será, seguirá cantando, allá dónde está”, compartió Dayán Argüello, soprano y compañera en la COSA.
“Checo fue para nosotros sus amigos como un faro de luz en la oscuridad, lo digo de esa forma porque siempre llegaba con su gran sonrisa y sus certeras palabras a animarnos y darnos valor para seguir enfrentando adversidades”, dijo Alan Yeverino, cantante y miembro de la COSA, “es difícil creer que con su edad nos aconsejara y nos llenará de enseñanzas a los que somos más grandes de edad que él. Es difícil y muy doloroso para mí asimilar que ya no estará físicamente entre nosotros y que tendremos que seguir sin esa luz tan especial. Ahora sé que esa luz está brillando desde el cielo y que se convirtió en la más brillante de las estrellas. Lo voy a extrañar muchísimo y siempre va a tener un lugar muy especial en mi mente, en mi corazón y en mi alma”.
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“Era mi estrellita”, compartió Cecilia Ortiz, amiga, mezzosoprano y miembro de la COSA, “le decía así porque siempre brillaba en el escenario. Tenía una presencia única y siempre iluminaba todo al igual que a cada persona que conocía. Como amigo era el mejor, siempre buscaba la manera de hacerte sonreir, buscaba cualquier forma de ayudarte. En días que no tenías ánimo decía una palabra como ‘qué guapa te ves’, ‘se te ve hermoso ese color’. Compartía todo lo que tenia y te ayudaba también si no entendías algo, siempre buscaba la manera de ayudar y explicar”.
”’¿Por qué?’, es la pregunta que me hago. Desde siempre, a través de ella, me he permitido tratar de entender la vida, conocer las razones de algún acontecimiento para de esta forma acallar un poco a la razón... Y hoy es uno de esos días. Hoy no puedo contestarme nada. Me parece un sin sentido el que ya no estés físicamente entre nosotros, pisando la misma tierra, sintiendo el sol en tu piel, vibrando con el sonido de una orquesta. Ya no nos abrazas como siempre, el escenario -tu escenario-, ese por el que caminamos juntos y en el que tantas veces te aplaudimos, ahora está sin luz y en el silencio. Sergio, no dejas un vacío, nos dejas llenos de tu luz; de tu amor, tu pasión, tu entrega, tu bondad, y risa; de tus dibujos, de tu acompañamiento, tu cálida sonrisa y de tu voz. Sé que en algún momento, más allá de las estrellas, volveré a encontrarte; a tener ese pedacito que te llevaste de mí para hacerte compañía en el viaje hacia lo eterno. Hasta entonces, mi bebé”, así se despidió Alejandra López-Fuentes, soprano, coach vocal y su maestra y amiga.
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