La actriz Sylvia Vilchis se despide de los escenarios de Saltillo con la obra ‘El sueño del Coyote’

Este fin de semana concluyó en Teatro Garnica la temporada de la obra ‘El sueño del Coyote’ de Víctor Antero Flores, montaje con el que también Sylvia Vilchis se despide de su etapa como actriz y directora en Saltillo, ciudad que la acogió y donde hizo arte durante más de una década.

“Viví aquí 16 años y 14 los que estuve haciendo teatro”, comentó para VANGUARDIA la actriz y directora al término de una de las funciones de esta obra, donde interpreta a una mujer migrante que busca a su hijo, luego de haberlo perdido en una redada en el desierto, “ha sido toda una vida, he aprendido mucho en el teatro de Saltillo, he crecido mucho”:

“Creo que toda la experiencia teatral que he obtenido aquí me ha servido mucho porque al regresar a la Ciudad de México, gracias a Dios regreso con mucho trabajo, gracias al trabajo que hice aquí. Llegó allá haciendo teatro y la ventaja es que todo el teatro que hice aquí en Saltillo me respalda el trabajo que haré allá. Lo cual me parece super importante porque eso significa que el teatro de Saltillo es importante a nivel nacional”, agregó.

El primer proyecto de Vilchis en la ciudad fue “Mefistófeles, más allá de la oscuridad”, unipersonal escrito y dirigido por ella, con la actuación de Juan Carlos Toledo en 2009 y como actriz comenzó a colaborar con el director Luis Falcón en la obra “Petunia, sola en Sanborts”, con quien también presentó “Las penas saben nadar” y “La Hoguera”. Además, llegó a presentarse en eventos de carácter estatal, nacional e internacional como el Festival Internacional de las Artes Julio Torri, la Muestra Estatal de Teatro y el Festival de Monólogos de Coahuila.

“Creo que ahora sí conozco a toda la comunidad de teatristas de Saltillo y eso me da mucho gusto, porque con todos me sentí muy acogida. Con todos me sentí reconocida, sentí que todos me dieron mi sitio y yo también a ellos”, compartió.

UN ENCUENTRO EN EL DESIERTO

La obra de Víctor Antero Flores se creó en la edición 2023 del Taller de Dramaturgia “Teatro Testigo de la Vida”, impartido por Medardo Treviño en el Instituto Municipal de Cultura de Saltillo. La historia muestra el encuentro entre Coyote, interpretado por David Fraustro, un pollero con intenciones no muy claras, Jimena, interpretada por Sylvia Vilchis, una migrante que perdió a su hijo en una redada y Gabino, encarnado por Ricardo Ordaz, otro pollero que busca aprovecharse de la mujer.

Sobre la escena hay otras dos figuras que sirven de apoyo. Siempre presente, entre las piernas del teatro, se encuentra el director, quien toca una serie de instrumentos de percusión y alientos para sonorizar las escenas, además de complementar con signos sonoros las emociones e intenciones de los personajes; también aparece con regularidad el Espíritu del Desierto, una presencia danzante, interpretada por la bailarina Reyna Arriaga, que representa el conflicto del protagonista.

La puesta ofrece momentos muy atractivos, como el duelo entre los dos polleros —cuyo clímax puede llegar a alargarse un poco—, el ritual funerario con el que concluye parte del viaje de Coyote, así como su enfrentamiento con el Espíritu, y las conversaciones entre este y Jimena a la luz de las estrellas o de una fogata sobre lo que implica el viaje del migrante.

Sin embargo, el desarrollo de la trama depende de varios misterios significativos que son revelados sin el debido peso. En algunos casos la información la tenía uno de los personajes, quien expone todo más por una decisión fortuita, por necesidad del guion, que por una respuesta natural a los acontecimientos; en otros casos, particularmente el destino del hijo de Jimena, la razón es tan extrema y contó con tan poca anticipación que se vuelve injustificable, además de que llega al final de la obra, por lo que las consecuencias de algo tan grave nunca se exploran o llegan a plantear.

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“El viaje del Coyote” busca sumar a la conversación sobre la migración en México recordando la violencia y adversidad que tienen que enfrentar las personas para alcanzar el “sueño americano”, mientras que reitera como este es una ilusión que no asegura una vida mejor, al tiempo que aprovecha en los últimos momentos del montaje para hacer alusión a la existencia de los pueblos Ndé en México, una etnia que se creía extinta.