Millones de cigarras emergen en el semidesierto coahuilense
COMPARTIR
Siempre aparecen en los meses calurosos después de invierno, vuelan al usar sus alas membranosas, emitiendo un sonido agudo o grave
Por José Flores Ventura
En este mes de abril y el mes de mayo, el silencio que aparenta ser eterno en el semidesierto, se ve ya interrumpido por la irrupción de un peculiar insecto que llena hasta el más recóndito rincón de los valles y serranías con los ecos de su monótono y estridulante canto.
Las pueden observar en Ramos Arizpe, General Cepedas y Parras de la Fuente. Atentos. Cuando emergen del subsuelo, que es donde viven en estado larvario de 2 a 17 años, lo hacen cambiando su última muda, antes de convertirse en adultos, con el único fin de alimentarse de la savia de las plantas y de procrearse, esta última función la realizan los machos, ayudándose de su estridente chillido el cual le da su nombre común en Coahuila: chicharra o cigarra, esto lo hacen para atraer a las hembras.
Siempre aparecen en los meses calurosos después de invierno, vuelan al usar sus alas membranosas, emitiendo un sonido agudo o grave. Se posan en lo alto de las albardas, magueyes o arbustos y empiezan a generar sus característicos cantos por medio de cajas de resonancia abdominales y válvulas timbales. Hay años en los que es tal la cantidad, que literalmente hacen estallar lo tímpanos de quien las escucha, alcanzan hasta los 120 decibeles de poder acústico mientras chocan a nuestro paso por las sendas de sus dominios temporales, mientras el sol cae a plomo.
En Coahuila existen once especies de chicharras o cigarras de la familia Cicadidae. Rara vez se mezclan entre sí. Cada individuo y cada especie tiene su frecuencia de sonido, aunque nos parezca igual a los humanos. Increíblemente, las hembras son sordas y solo sienten las vibraciones a través de su cuerpo y alas cuando el macho les está llamando. Una vez terminada la cópula, el macho cae muerto, mientras la hembra deposita su hueva en los arbustos y también muere.
Ya para finales de mayo, solo unas cuantas chicharras se oyen ocasionalmente mientras en el suelo los cadáveres yacen por miles o quizás por millones a la deriva del viento. En este tiempo, l as serpientes y lagartijas suelen estar muy gordas, así también las aves y roedores. Además, el aporte de nutrientes que dejan los cuerpos de las cigarras en el suelo es fundamental para las generaciones de plantas por venir.
TE PUEDE INTERESAR: Estreno de gala... La Orquesta Metropolitana de Saltillo presenta ‘Cuerdas Libres’, su primer concierto
Las culturas del semidesierto adoraron a las chicharras al considerarlas como símbolos de la eternidad. Por su parte, las culturas actuales le han dedicado uncluso una canción vernácula mexicana, que dice, entre sus coplas: “ya no me cantes cigarra, que acabe tu sonsonete, que tu canto aquí en el alma, como un puñal se me mete, sabiendo que cuando cantas, pregonando vas tu muerte”.