Rinden homenaje a Mercedes Murguía rodeados por el arte que legó al mundo

En medio del mural ‘Historia de Saltillo’, que pintó como colaboradora de la maestra Elena Huerta, amigos y familiares despidieron a la artista nacida en Ciudad de México, pero arropada por Coahuila, en el Centro Cultural Vito Alessio Robles

Artes
/ 23 febrero 2024
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Su fotografía montada sobre un caballete, la herramienta que le permitió encontrar la belleza entre cada trazo; frente a esta, los amigos, familiares y colegas que la quieren como artista, como amiga, como madre y como abuelita; en medio de ambos, sus cenizas como signo de su mortalidad pero rodeándolo todo una de las obras que la inmortalidad, el mural “Historia de Saltillo” del Centro Cultural Vito Alessio Robles.

Así se le rindió homenaje póstumo a la artista coahuilense Mercedes Murguía Arizpe, quien falleció el pasado domingo 18 de febrero, a los 76 años de edad, entre el arte y los afectos que procuró durante su vida y que, tras su partida, serán los encargados de preservar su legado y memoria; la huella de una mujer de sonrisa amable, conversación cálida y trazo preciso.

El evento contó con la participación de uno de sus hijos, el también artista plástico Américo Pugliese Murguía, quien compartió un mensaje recordando los últimos momentos que compartieron, así como algunos puntos destacados de su trayectoria.

“En agosto del 2021 a mi mamá le fue entregada en este centro la Presea Manuel Acuña [...] Ese día, al tomar la palabra, mi madre inició diciendo: ‘Sean bienvenidos a esta su casa’, y después se excusó diciendo: ‘Perdonen que les ofrezca este recinto como si fuera mi casa, pero es que así me lo han hecho sentir siempre mi entrañable amigo, el licenciado Javier Villarreal Lozano, que en paz descanse, y todo su equipo, y hoy también lo hace mi amiga de la infancia, la licenciada Esperanza Dávila”, recordó Américo, otorgándole al homenaje una dimensión todavía más familiar, pues se le estaba rindiendo tributo a Mercedes Murguía desde su segundo hogar.

No solo como colaboradora de la maestra Elena Huerta en la realización de mural que abrazó a los presentes en el patio central fue la artista parte del lugar, pues también era amiga cercana del CECUVAR, asistente frecuente a las exposiciones que llegaron a sus galerías y a muchas de las presentaciones de libros y conferencias impartidas por destacados historiadores.

$!Américo Pugliese Murguía habló sobre su madre, su legado y la importancia de preservarlo.

Durante su intervención, la directora del Centro, Esperanza Dávila Sota, compartió el origen del apodo por el que muchos la conocieron: “La nea”, producto de la creencia de sus padres que su siguiente hijo sería varón, por lo cual anticiparon su llegada llamándolo “el neo”, “el nuevo”, pero al resultar mujer, la variante se quedó como mote.

Asimismo, recalcó cómo con su trabajo con este mural, realizado en la entonces Presidencia Municipal de Saltillo, durante la administración de Horacio Salinas, “se consagró como muralista y engalanó nuestras galerías con las tres exposiciones que ya se mencionaron y aquí estuvo presente y estará para siempre”.

$!La directora del CECUVAR compartió anécdotas y comentarios sobre la obra de la artista.

Sobre esta obra, momentos antes, su hijo reiteró la necesidad de restaurar y darle mantenimiento. “Ella decía que entre más tiempo pasara más complicado sería, pues el daño iría en incremento”, expresó Pugliese Murguía.

Luego tres guardias de honor junto a las cenizas de la artista, una a cargo del equipo del CECUVAR, otra con sus hijos y otra más con sus nietos, una de estos últimos, la actriz y bailarina Juliana Pugliese tomó la palabra para compartir un texto que escribió en su memoria y en el que, de manera conmovedora, la recordó como su “abuelita”.

$!La artista escénica, nieta de la pintora, dedicó un sentido texto a la memoria de su abuelita.

“A la mujer de los tres nombres me dirijo, por cada uno de ellos”, inició su texto en el que rindió tributo a Mercedes, la artista, la Nea, la madre y amiga y “el tercer nombre, abuelita. No abuela, no abue, abuelita. Así nos decía ella, mi nombre favorito y por el que más nos referíamos a ella. La mujer que ocupa siempre la primera butaca del teatro, tan perceptible a la vista por la nube en su cabeza, formada por su cabello blanco. Mi fan número uno, mi compañera y cómplice de locuras”.

Al culminar reveló, con orgullo, su título universitario, uno que le hubiera gustado que llegara a tiempo para celebrar el logro en vida, pero que ante las circunstancias será una de muchas victorias que se ocurrirán en su nombre.

$!Decenas de personas se reunieron para recordarla y despedirla.

Recuerdan a la artista

Ramiro Rivera, artista y coordinador de Artes Visuales de la Secretaría de Cultura de Coahuila, presente en el evento, dijo para VANGUARDIA que “se pierde a un miembro importante de la comunidad artística, una pieza entrañable de la cultura saltillense y quedan pendientes muchas pláticas, muchas enseñanzas. Hay que honrar su memoria de la mejor manera, trabajando y creando”.

Juan Antonio Villarreal, actor, director y dramaturgo, recordó que “fue un gusto haberla conocido. No sé a qué hora empezó nuestra amistad, pero siempre estaba ahí en las funciones, yo la encontraba en su mundo de las pinturas y platicábamos a gusto y felices. Agradecido de encontrar gente como ella en el camino”.

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“Fue una figura presente en mi vida siempre”, comentó por su parte Flor Magallanes, coordinadora de teatro de la Secretaría de Cultura, “fue contemporánea de mi mamá, pero empecé a tratarla más cuando entré a mi servicio público y verla en las antesalas, darme mucho gusto cuando presentó su libro, y luego como abuelita de Juliana, mi amiga, se me hizo muy linda conocerla de manera personal en los últimos tiempos”.

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