‘Un poeta encuentra la poesía donde mucha gente ve horror’: Esther García, ganadora del Premio Internacional de Poesía ‘Ana María Iza’
La escritora mexicana, reconocida con este galardón otorgado por el Encuentro Internacional de Poesía Paralelo Cero de Ecuador, habló sobre su libro ganador ‘El jinete y la fusta’ y los temas de violencia de género que aborda
Al obtener esta semana el Premio Internacional de Poesía Escrita por Mujeres “Ana María Iza” por su libro “El jinete y la fusta” la poeta mexicana Esther M. García recibe por primera vez un reconocimiento oficial fuera del país, uno que no solo pone en alto su obra, sino que le da plataforma a los temas y las denuncias que plasma en su trabajo.
Si bien su poesía ya había traspasado fronteras –e idiomas– en el pasado, al ser considerada como una de las voces más poderosas de la literatura contemporánea de México, y por haber ganado el Premio Internacional de Poesía “Gilberto Owen Estrada” en 2017, con este galardón es Ecuador, a través del Encuentro Internacional de Poesía Paralelo Cero, el que destaca su poesía.
“Este libro es poesía testimonial y documental, parte de un evento que ocurrió en mi vida en 2017 y a partir de ese evento, que fue una tentativa de feminicidio, yo empecé a trabajar en ello, porque siempre llevo muy en mente algo que decía Jorge Luis Borges, que todo es material para el artista, todas las vicisitudes tienen que transformarse en algo y ver dentro de lo negro la luz”, explicó la poeta en entrevista con VANGUARDIA.
¡¡GANÉ EL PREMIO INTERNACIONAL DE POESÍA "ANA MARÍA IZA" 2023!!
— Esther M. García (@Tete_GarciaG) July 16, 2023
Estoy súper feliz, muchísimas gracias al jurado por el fallo a este trabajo que realicé con la beca PECDA 2018 de @CulturaCoahuila gracias a Poesía en Paralelo Cero y sus organizadores, nos vemos pronto en Ecuador. pic.twitter.com/lTE1zrMxLW
El libro es producto de una beca del PECDA 2018, que pulió y reestructuró antes de presentar en esta convocatoria, aprovechando la distancia con el acontecimiento que detonó todo.
“Yo me pensaba de una manera hace cinco años pero no soy la misma persona ya, esa persona ya no existe, entonces me ayudó mucho el tiempo para poder ver desde otra perspectiva los hechos, las personas que estuvieron involucradas, para poder verlo de manera ya no tan visceral sino de una manera más centrada, más juiciosa en torno a lo que había sucedido, no dejar estos lugares comunes, la visión de la víctima, porque yo sobreviví a un hecho, soy sobreviviente, y creo hay que ampliar un poco el panorama”, señaló.
Descrito como un “poema de largo aliento” en el que hay varias voces, parte de la carpeta de investigación, testimonios, informes, resultados de química forense y todo lo que involucró el proceso judicial y “encuentra la poesía” de ello, para hablar sobre la violencia de género, las relaciones filiales y de pareja y otros temas que ya ha explorado en sus obras previas.
Tales datos duros se transforman en metáfora y adquieren esta condición de poesía a partir de las figuras del jinete –el victimario– y la yegua –la víctima o sobreviviente–, que a su vez es tomada del símbolo de la hembra perfecta, preparada para la reproducción: “ la buena mujer, la buena ama de casa, la buena esposa, la buena madre”.
“Intervienen diferentes voces, como agentes de la fiscalía, los hijos que tienen estas pesadillas, el victimario cuando está declarando ante el juez, la yegua cuando tiene que presentar esta denuncia, cuando ocurren los hechos que es como este ensueño pesadillesco como la obra de Henry Fuselli, donde básicamente me basé para hacerlo; esta obra de ‘Nightmare’ o ‘La yegua de la noche’ y los nueve potrillos’, para tomar también los elementos, la habitación, la oscuridad, la yegua que está observando desde lejos a esta mujer que tiene encima un demonio que le está oprimiendo el pecho, que la está ahogando, que parece que la está golpeando, todos estos elementos están reconstituidos en este discurso poéticos”, agregó.
La poeta, quien también está semana se volvió una de las ganadoras del 3er Concurso Iberoamericano de Cuento Ventosa-Arrufat y Fundación Elena Poniatowska Amor, compartió que para ella este libro significa la posibilidad de cerrar un capítulo en su vida, aunque al mismo tiempo implica volver a enfrentarse a las memorias y hechos que la inspiraron.
“Al principio [del proyecto] me costó mucho hacerlo y me expandí y sentí que me salí del tema por lo espinoso y después no sabía si estaba preparada para publicarlo, porque no sé si estoy preparada para publicamente leer la reconstitución de todo, a pesar de que trato de mantener un punto neutro son cosas tan personales que de repente afloran”, expresó, “y es lo que vuelvo a pensar ahorita. Está padre, me gané este reconocimiento y voy a ir a un encuentro internacional de poetas a Ecuador, a leer los poemas, y digo, pues no sé cómo me vaya a ir, espero tener la fortaleza necesaria [...] Me he guiado a través de la fortaleza, aunque fuera arrastrándome, sigo avanzando, y un hecho así aunque me marcó no me define como persona, soy mucho más que una víctima, una sobreviviente”.
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Asimismo, aunque llegó a cuestionar la existencia de un libro más sobre violencia de género en medio de tantas creaciones, no solo en el ámbito literario, sobre el tema, reconoce que sigue siendo más que necesario.
“Nunca se había hablado de nada de esto, durante muchísimos siglos se hablaba de la experiencia del hombre para decir que la mujer se lo buscó, todas estas femme fatale que se buscaban que las violaran, que las mataran, que las desaparecieran, para que el arco principal de un hombre se desarrolllara en algún poema o narración”, explicó
“Y creo que es importante hablar sobre ello, ver la poesía como otra manera de hablarlo, de debatirlo y también ver la experiencia. Algunos dicen ¿cómo habrá una experiencia poética en ello? Pues sí hay si se transforman los materiales; los materiales te hablan y tú tienes que ver cómo responder a ello ¿qué poema puede haber de un informe policial homologado? o de estos informes sobre testigos o las pruebas sobre las precipitinas de la sangre en el piso, ¿qué hay de poesía en ello? Y creo que la labor de un poeta es eso, encontrar la poesía donde mucha gente pueda ver basura u horror, como un abismo a donde quieres asomarte, es precisamente el abismo donde se regresa tu propio eco y creo que al contar de una experiencia límite no estoy hablando solo de mí, sino de todas las mujeres que han pasado por ellos”, concluyó.
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