'Dunkirk': La guerra fría
Con una distancia casi deshumanizada, la cinta logra retratar otra cara de la Segunda Guerra Mundial, desprovista de drama, quizá más realista
Calificación: 8 de diez
Las cintas de guerra, como muchos otros géneros popularizados por la industria estadounidense, nos han acostumbrado a una fórmula. Una efectiva, si se quiere, donde la violencia gráfica y el drama humano son los puntos clave para retratar los horrores que traen los enfrentamientos bélicos. No es sencillo cumplir con ese objetivo.
Una cosa es platicar lo que se vio y otra de verdad tener un arma en las manos y correr a matar a otro ser humano, mientras tratamos de proteger nuestra propia vida. Tal vez ni todas las cintas de guerra juntas puedan acercarse a esa realidad. Con “Dunkerque” (“Dunkirk”), el director Christopher Nolan busca aproximarnos a ella desde otro ángulo. Uno muy conciso, sencillo, directo, pero, al mismo tiempo, distante y frío, donde son las acciones las que cuentan esta historia y no los personajes.
La película trata sobre la Evacuación de Dunkerque, donde un grupo de soldados ingleses fueron acorralados en este lugar por el ejército alemán, a principios de la Segunda Guerra Mundial. Su única salida es a través del mar, pero toda embarcación que llega es derribada por el aire, donde aviones de vez en cuando lanzan ráfagas a los soldados, quienes comparten la playa con los franceses, o bien con submarinos, que con invisibles torpedos hunden cualquier tipo de ayuda. La cinta se cuenta desde tres ángulos: un grupo de soldados que esperan ser rescatados, unos pilotos que tratan de eliminar las amenazas aéreas y un hombre que forma parte de los botes civiles que deciden ir a Dunkerque para ayudar en la evacuación.
Esta es la primera vez que Christopher Nolan hace una película así. Hay que aplaudirlo por su valentía y riesgo, que ya tiene bastante mérito. A nadie le queda duda que siempre ha sido un director que toma decisiones atrevidas, consiguiendo, en muchos de los casos, muy buenos resultados.
Su filmografía está integrada casi en su totalidad de cintas de ciencia ficción o con elementos fantásticos, no en el sentido cinematográfico de la palabra, es decir, que narran eventos de mundos que no son el nuestro, aunque lleguen a parecerse mucho. Y aún en este ámbito no es un director cualquiera: cambió radicalmente el retrato de Batman con su trilogía de “The Dark Knight” y con cintas como “Inception” (2010) y “Memento” (2000) ha demostrado ser capaz de una originalidad inaudita.
Con “Dunkerque” se sitúa por primera vez en nuestra realidad, basado en hechos históricos. Ya eso es un riesgo para él, pero no es suficiente. Esta no es una película de guerra como otras. Decir que es una cinta “rara” parece poco acertado, así que intentaré explicarlo más a fondo. Aquí no hay drama, ni lágrimas, ni sangre (y si hay estos elementos, son mínimos).
Nolan entra directo en la acción, sin siquiera presentarnos a sus personajes de quienes, si tenían nombres, no los recuerdo. Su elenco es bueno e incluye nombres como Kenneth Branagh, Mark Rylance, Cillian Murphy y Tom Hardy, quien vuelve aquí a cubrirse la cara como hiciera con Bane en “The Dark Knight Rises” (2012), en esta ocasión como piloto. Es también la primera cinta de Harry Styles de One Direction.
Todos hacen un buen trabajo, pero la cinta toma su distancia. Poco o nada sabemos del pasado de estos personajes, quizá solamente del interpretado por Rylance. Y esto no es ningún error, es a propósito. Se pretende que las acciones cuenten la historia, que está muy concretamente divida en tres partes: aire, tierra y agua. Tres perspectivas que se alternan y se cuentan en diferentes tiempos. Este es el corazón de la cinta y es un ángulo muy interesante, casi experimental. Quizá el mayor problema es que sigue un ritmo demasiado consistente, donde, en cierto punto, se vuelve hasta monótono. La historia va de un lado a otro y regresa, una y otra vez, sin que parezca que sucede nada de peso. Porque la película nunca llega a un clímax, a una escena súper visceral e intensa, como se esperaría de las películas de guerra.
Nolan es un buen director de acción. “Inception” es una cinta de acción, esencialmente, pero disfrazada con una historia muy inteligente y ni hablar de su trilogía de Batman. “Dunkerque” podría ser tomada también así, pero no en una idea tan tradicional. La acción de esta cinta consiste en narrar una serie de eventos, no tanto en secuencias elaboradas de balas y explosiones. De hecho, al contrario, lo que esta película pretende es envolvernos en tensión. El miedo de que, de un momento a otro, todos pueden morir. Como ya dije al principio, no debe ser fácil recrear lo que se siente estar en una guerra, pero este filme intenta hacerlo desde otro punto. Quizá un punto mucho más realista, si bien es menos dramático. La vida real no siempre es como se retrata en las películas de grandes presupuestos. La guerra también puede ser silencio, tiempo muerto, todo envuelto en miedo y búsqueda por la supervivencia.
“Dunkerque” retrata muy bien este sentimiento y sobre todo lo hace de una forma bellísima. La cinta es una pieza artística de esas que uno quisiera tener colgadas en la pared, como si fuera una pintura. Un trabajo fantástico del talentoso cinefotógrafo sueco-holandés Hoyte van Hoytema, con quien ya había trabajado en “Interstellar” (2014). Esto aunado a la banda sonora de su compositor de cabecera, Hans Zimmer, crean una obra de una manufactura casi impecable. Cuando una cinta es arriesgada, el resultado no siempre es totalmente efectivo, pero este ejercicio de Nolan consigue casi todo lo que busca y, en su mayor mérito, podemos decir que no se trata de una película cualquiera, ni una más del montón entre tantas historias que la Segunda Guerra Mundial ha legado al séptimo arte.
El Dato
> Director: Christopher Nolan.
>Elenco: Fionn Whitehead, Tom Glynn-Carney, Jack Lowden, Harry Styles, Kenneth Branagh, Cillian Murphy, Mark Rylance, Tom Hardy.
>Género: Drama bélico.
>Clasificación: B
>Duración: 106 mintuos.