Homoerotismo en el cine: Jaime Humberto Hermosillo (III y última)

COMPARTIR
TEMAS
Hoy llega a su fin el mes del orgullo LGBT, por lo cual lo menos que podíamos hacer es cerrarlo con broche de oro haciendo una retrospectiva básica del desaparecido cineasta Jaime Humberto Hermosillo.
Hoy llega a su fin el mes del orgullo LGBT, por lo cual lo menos que podíamos hacer es cerrarlo con broche de oro con una retrospectiva básica del desaparecido cineasta Jaime Humberto Hermosillo.
Si bien, como lo comentamos en las primeras dos partes de esta serie de columnas, en la historia del cine mexicano hubo en películas de mucha testosterona y protagonizadas por algunos de los más representativos “machos” de la Época de Oro como Pedro Infante, Luis Aguilar y Antonio Aguilar, que ya fuera entre policías motorizados (en “A.T.M” o “¿Qué te ha dado esa mujer?”, de Ismael Rodríguez, en 1951) o en el viejo oeste (en “Los Marcados”, de Alberto Mariscal, en 1971) se daba un sugerido homoerotismo.
De manera oficial Jaime Humberto Hermosillo, luego de su ópera prima como director con “La verdadera vocación de Magdalena” de 1971, con el estreno de “El cumpleaños del perro” en 1974 se adjudica el mérito de ser el realizador de la primera película gay mexicana.
Sin embargo, este relato en el que un sastre (Jorge Martínez de Hoyos) pasa de tener como su mejor amigo a su perro, a un hombre joven interpretado por Héctor Bonilla, en una amistad que llega a ser tan sospechosamente estrecha que el más joven es el primero en asesinar a su esposa (Diana Bracho), antes de que el sastre haga lo propio con la suya (Lina Montes). La misma Diana Bracho nos comentó en el episodio con el que cerramos la primera temporada de nuestro podcast “125 y contando” que el homoerotismo entre los personajes masculinos era tan sugerido que, prácticamente hasta el momento de filmar sus últimas escenas, Martínez de Hoyos se percató del subtexto de la trama y se la acercó para preguntarle al oído: “Diana: ¿Estamos haciendo una película de putos, verdad?”.
Sin proponérselo, otro de los primeros actores que iniciaron su trayectoria fílmica en la Época de Oro de nuestro cine formó parte de la historia del cine gay en México, y a partir de entonces Hermosillo comenzó a escribir su propia historia como el cineasta más prolífico de cine de temática LGBT. Siguió con “Matineé” (1976), donde ahora Héctor Bonilla y Manuel Ojeda eran un par de ladrones que, aunque no se decía abiertamente, por sus acciones y actitudes nos dicen que son en realidad una pareja sentimental, y no será hasta casi una década después, ya instalado en Guadalajara, aunque Hermosillo no consiguió ser el primer cineasta mexicano en presentar el erotismo homosexual en el cine mexicano incluido su primer beso, sí abre su historia con un beso entre varones y más.
Lo que sucede es que Arturo Ripstein fue quien logró dicha hazaña con su clásico de 1977 “El lugar sin límites”, pero con “Doña Herlinda y su hijo” (1985) Hermosillo planteó un cambio en la imagen estereotipada de la homosexualidad masculina. Otro tipo de conformación familiar (muchos años antes de las familias homoparentales) y los roles que para los hombres (sobre todo para los que vivían en Guadalajara) estaban tan arraigados en la sociedad mexicana. Su última gran película que continuó este legado fue “eXXXorcismos” (2002) donde sus protagonistas, Alberto Estrella y José Juan Meraz, son los herederos directos de todos los personajes de sus historias que dan rienda suelta y total a su erotismo.
Comentarios al correo: galindo.alfredo@gmail.com
Twitter: @AlfredoGalindo