‘La Chica Danesa’; hermosa incomodidad
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Con excelentes actuaciones y una bella fotografía, esta cinta es una maravilla que incomodará a los intolerantes y despertará la discusión en algunos
Calificación: 8 de diez
Cuando iba caminando a la sala para ver “La Chica Danesa” (“The Danish Girl”), pude detectar que algunas personas iban saliendo de ver esa película. Lo supe por que alcancé a escuchar algunas palabras sueltas como “maricón” y unas risitas traviesas que los delataban, camuflando la incomodidad de sus rostros con asombro y bromas, sucitadas por lo más importante de la cinta: se trata de un hombre con inclinaciones sexuales diferentes que le gustaba vestirse de mujer. Es poco probable que fueran hablando de la increíble fotografía o la gran actuación de Eddie Redmayne. Claro, no me detuve a escuchar, pero fue todavía más obvio cuando la película comenzó y cada vez que el protagonista besaba a un hombre o se ponía un vestido, se escuchaban gritos ahogados en toda la sala y algunas francas carcajadas como si se tratara de una comedia. La cinta es bastante cuidadosa de no caer en el humor involuntario y de hecho es un drama bastante efectivo, aquella reacción fue más que nada producto de prejuicios.
La cinta cuenta la historia del pintor Einar Wegener (Redmayne) y su transformación en Lili Elbe, una de las primeras mujeres transgénero conocidas, es decir, un hombre que está convencido que su verdadera naturaleza es la femenina y que su cuerpo no es el que le corresponde. Acompañado de su esposa Gerda Wegener (Alicia Vikander, fabulosa), lo que al principio es un juego entre ambos, en el que el marido modela con vestido para la también pintora, se transforma en una batalla por expresar su verdadera esencia en la sociedad europea de los años 20. Un tiempo donde su estado era tratado como una grave enfermedad y la única forma de asumirla era intentar erradicarla por medio de métodos que parecen sacados de una película de terror. Los conflictos sociales y personales de este drama son retratados con gran cuidado y sensibilidad por el director Tom Hooper.
No se si deba dedicarle un espacio a la reacción de algunas personas del público que vio esta cinta, pero me parece un aspecto importante, casi intransferible de la naturaleza de esta película. Es decir, presentar a la sociedad de forma explícita el tema del transgénero, algo no muy común en cintas que tengan tan amplia distribución y atención mediática. El tema de la homosexualidad se ha tratado desde distintos ángulos y ahora, a pesar de la variedad de opiniones que aún existen al respecto, este tipo de cintas han llegado a normalizarse, al punto que debía ser el correcto: tratar a los homosexuales como son, personas como todas las demás y, por lo tanto, personajes de los que se pueden hacer historias interesantes donde su preferencia sexual no sea ni escandalosa ni un impedimento. Digamos, entonces, que el tema transgénero todavía no es tan común de verse en la pantalla grande.
No cabe duda (lo manifestaron muy abiertamente) que en mi sala se sintieron incomodados cuando vieron “La Chica Danesa”; risas, comentarios, espanto, me pareció incluso ver que gente se salía de la sala (no pude evitar notar que su cabello estaba encanecido). Estas reacciones me hicieron preguntarme qué tan lista está la sociedad para ver una película así y qué tan importante es que lo hagan. Naturalmente, en su forma de actuar se reflejó cierta intolerancia que les impidió apreciar la película como lo que es y, en lugar de afrontar el conflicto central, optaron por burlarse o no tomarlo en serio. No quisiera generalizar, pero no sorprenden tanto estas reacciones en una sociedad machista. La obra, sin embargo, tiene un papel importante y calidad suficiente para cambiar este tipo de manifestaciones. Se esté o no de acuerdo, este es un excelente paso para discutir del tema y si de algo sirve una cinta como esta, realizada con tanto esmero, es para despertar al público al debate, primer paso para encontrar la tolerancia y entendimiento.
Supongo que el director Tom Hooper lo sabía cuando decidió llevar esta historia a la pantalla grande. La gente iba a hablar al respecto, pero él hizo lo correcto: tratar el tema con madurez, como un drama humano, más allá de la naturaleza de sus personajes. Esto y la increíble actuación de Redmayne (vale la pena resaltarla más de una vez) nos retrata a la perfección los conflictos de un ser humano como aquel. Un hombre como cualquier otro, con un problema poco común en aquel tiempo, con poca gente que lo entienda y acepte e incluso él mismo luchando por comprender qué es lo que le sucede. En resumidas cuentas, un drama lacrimógeno, de esos en los que se necesita tener una cajita de kleenex al lado. Aunado a esto, la Dinamarca y Francia de los años 20 se ve espectacular con un excelente diseño de producción, maravilloso vestuario y una fotografía de Danny Cohen (quien ya había trabajado antes con Hooper) que nos roba el aliento.
No por nada la cinta tiene a su protagonista nominado en la próxima entrega del Oscar (el cual ya ganó el año pasado, por su papel en “The Theory of Everything”), así como a Alicia Vikander en su respectiva categoría, el diseño de vestuario y el de producción. Pero por mucho que resalten todos estos detalles, bien podríamos decir que, de nos ser por el tema y sus protagonistas, el filme sería un drama poco sobresaliente, contado de forma muy común y hasta predecible. Ese quizá sea su único defecto. Tal vez pudo empujar sus límites más allá en cuestión narrativa, pero parece que el tema ya era suficiente de qué preocuparse como para intentar cambiar la estructura. De hecho hasta se pudiera asegurar que es necesario hacer esta una historia lo más accesible posible, un drama que no suponga demasiado esfuerzo del espectador, a quien sólo se le pide que mantenga una mente abierta.
No, no es una película perfecta, pero es una cinta que cuida mucho sus detalles y es capaz de crear un drama tan poderoso que creo que si el público más irracional logra superar sus barreras sociales, pueden meterse de lleno en la trama, al grado de olvidar sus prejuicios e incluso empatizar con lo que sucede. A final de cuentas, esa es la finalidad última del cine. Crear una conexión, unir a la humanidad a través de diferentes puntos de vista, por medio de historias donde encontramos, entre nuestras diferencias, aquello que todos tenemos en común. Encontrar lo que nos hace humanos.
El dato
> Director: Tom Hooper
> Elenco: Eddie Redmayne, Alicia Vikander, Matthias Schoenaerts, Ben Whishaw, Sebastian Koch.
> Género: Drama
> Clasificación: B
> Duración: 119 minutos