“No echo de menos ser Walter White”: Bryan Cranston
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‘Breaking Bad’ cumple 10 años convertida en un clásico ineludible
Hace 10 años, a un profesor de química de Albuquerque llamado Walter White, un padre de familia cualquiera, le diagnosticaron un cáncer. Y pensó que, para asegurar el futuro económico de los suyos, una buena opción de ganar dinero rápido era dedicarse al narcotráfico. Con sus conocimientos de química y los contactos de uno de sus alumnos, empezó en la clandestinidad de una caravana lo que, con el tiempo, se convertiría en un negocio que le encumbraría como el mayor capo de la zona. Su descenso a los infiernos está narrado en la que ya se considera una de las mejores series de la historia, Breaking Bad.
Cuando se han cumplido 10 años de su estreno —el primer episodio se emitió el 20 de enero de 2008—, su protagonista, Bryan Cranston (Hollywood, 1956), repasa en conversación telefónica con EL PAÍS el legado de la serie. "Lo que hizo única a Breaking Bad es tener un personaje que cambia completamente durante el transcurso de la serie, algo que no se había intentado antes. La televisión siempre había sido sobre personajes que permanecían igual, con diferentes estímulos pero los personajes no cambiaban. Aquí era completamente diferente, era algo que no se había hecho nunca, lo que era un riesgo, porque no sabíamos si iba a funcionar para nada", destaca. "Vince Gilligan [creador de la serie] tuvo una visión única para esto y el talento para llevarla adelante. Y lo otro que la ha convertido en una serie tan icónica es que se hizo con honestidad, mostraba la bondad y maldad de las acciones, la repercusión de nuestras decisiones como seres humanos, y eso lo capturaba con mucha honestidad. Era realista y creíble, además de muy entretenida, enganchaba muchísimo".
La alianza de actor y creador venía de atrás. Habían coincidido en un capítulo de la sexta temporada de Expediente X que escribió Gilligan y protagonizaba Cranston. "Allí interpretaba a una persona que no caía especialmente bien pero que tenía algo que hacía que la audiencia empatizara con él. Me recordaba de ese capítulo y me llamó para hablarme de esta serie y, después de reunirnos, vimos que encajábamos y podía funcionar. Él era el conductor y yo estaba dispuesto a dejarme llevar en ese viaje. Tuvimos mucha suerte de llegar a ese tipo de entendimiento y viajar juntos", recuerda.
Aunque la repercusión de Breaking Bad en la cultura popular resulta incuestionable, la serie arrancó en el canal estadounidense AMC (en España está disponible completa en Movistar + y Netflix) con datos de audiencia discretos que incluso hizo temer por su futuro. A su despegue ayudaron los premios, la atención de la crítica, el boca a boca y su inclusión en Netflix. "Si Breaking Bad hubiera aparecido un par de años antes no habría funcionado. El momento en que llegó fue muy importante", opina el intérprete.
Tras dar vida durante seis años, entre 2008 y 2013, a un personaje tan icónico, cuyo rostro ha decorado camisetas, llaveros, zapatillas y cualquier objeto imaginable, Cranston, sin embargo, no tuvo miedo de que la sombra de Walter White le persiguiera en su carrera. "Tengo un aspecto muy maleable y puedo encajar en diferentes personajes", ríe. "Además, el hecho es que era muy conocido en un medio, la televisión, así que me mantuve un poco alejado de ese medio durante tres años y me fui al teatro y al cine. Sentí que era lo correcto".
Tras Breaking Bad Cranston se subió a las tablas de Broadway para interpretar al presidente de Estados Unidos Lyndon B. Johnson en All the way, papel que repitió en una película homónima para HBO. Para volver a verle en televisión, hubo que esperar hasta la serie de Amazon Prime Video Sneaky Pete, en esta ocasión interpretando a un malvado gánster. También se ha dejado ver en otras ficciones televisivas como Electric Dreams o Larry David con papeles más cortos.
Ser Walter White cambió la carrera de Cranston, un actor que se había mantenido hasta entonces más en un segundo plano y que pasó a frecuentar las ceremonias de premios. "Breaking Bad ha cambiado mi carrera tremendamente. El otro día leí que Paul McCartney había dicho que su serie favorita es Breaking Bad. También Barbra Streisand. Me quedo helado al escuchar esas cosas. Además, me ha dado la oportunidad de tener ofertas para otros trabajos que han enriquecido mi carrera".
Su reparto, con nombres como los de Aaron Paul, Anna Gunn, Dean Norris, Bob Odenkirk o Jonathan Banks, sigue en contacto casi cinco años después de que llegara a su fin. "Nos escribimos, nos seguimos en redes sociales. Les echo mucho de menos. Estuvimos seis años viviendo en Nuevo México trabajando juntos y de una forma muy íntima. Fueron seis años de vida, hubo matrimonios y divorcios, hubo nacimientos y muertes. Compartimos la vida", repasa. "Pero no echo de menos interpretar a Walter White, porque Vince Gilligan fue capaz de dar de una forma muy satisfactoria un principio, medio y final a la serie. Fue un proyecto completo y después, llegó el momento de seguir adelante".
Eso sí, Cranston se guardó algún recuerdo de su tiempo como Walter White. "Tengo el sombrero y las gafas originales de Heisenberg. Y conservo parte de su vestuario también. Pero quizá lo done. Creo que va a haber un museo de la serie; quizá termine ahí".