‘No estás deprimido, estás distraído’... las profundas reflexiones de Facundo Cabral para tu paz interior (videos)
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En su recital “no estas deprimido, estas distraído”, Cabral hace una reflexión en torno a la tristeza, un mal distintivo de nuestra época
El cantautor argentino Facundo Cabral se caracterizó por difundir su pensamiento a través de profundas reflexiones, en las que por medio de la sátira, el anarquismo, la crítica social y el optimismo enviaba un cálido mensaje.
En sus presentaciones, constantemente hacía citas de Whitman, Borges, Atahualpa Yupanqui, Jesús, Teresa de Calcuta y Krishnamurti. Una de sus presentaciones más celebrada, lleva por título: “No estás deprimido, estás distraído”.
Cabral fue un exiliado durante la dictadura en Argentina y por aquel entonces se radicó en México. Realizó presentaciones en alrededor de 165 países. Algunos de los conciertos más exitosos fueron los que hizo en compañía de Alberto Cortez, quien definió a Cabral como: “un personaje controversial que se inventó a sí mismo”.
Desde sus inicios bajo el nombre artístico de Indio Gasparino, logró cautivar al público con su estilo único y sus letras profundas. Sin embargo, fue en 1970 cuando alcanzó la consagración con su canción “No soy de aquí, no soy de allá”, que se convirtió en un éxito nacional e internacional. A partir de entonces, su carrera despegó y se convirtió en un referente de la música popular iberoamericana.
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Facundo Cabral no se limitó solo a la música. Su pasión por las letras lo llevó a escribir varios libros que exploraban temas como la espiritualidad, el amor, la vida y la condición humana. Entre sus obras destacadas se encuentran “Paraíso a la deriva”, “Conversaciones con Facundo Cabral”, “Mi Abuela y yo”, “Salmos”, “Borges y yo”, “Ayer soñé que podía y hoy puedo” y “Cuaderno de Facundo”. Estos libros reflejan su profundo pensamiento filosófico y su habilidad para contar historias con maestría.
Además de su carrera literaria, también dejó un legado en la música con canciones como “Pobrecito mi patrón”, “Vuele bajo”, “No quiero ser ciudadano” y “El infinito y el cero”. Estas composiciones, cargadas de poesía y reflexión, se convirtieron en himnos para muchos seguidores que encontraban en sus letras una conexión profunda con sus propias experiencias y emociones.
En su recital “no estas deprimido, estas distraído”, Cabral hace una reflexión en torno a la tristeza, un mal distintivo de nuestra época y que en algún momento nos aqueja a todos. La muestra como una especie de ceguera, que nos distrae de disfrutar la riqueza y la belleza del mundo que nos rodea.
DISTRAÍDO DE LA VIDA
En un aparte de dicha presentación nos invita a cuestionarnos al respecto, diciendo: “Distraído de la vida que te puebla... Tienes corazón, cerebro, alma y espíritu... entonces, ¿cómo puedes sentirte pobre y desdichado? Distraído de la vida que te rodea, delfines, bosques, mares, montañas, ríos...”
Complementa enfatizando: “No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano cuando en el mundo hay cinco mil seiscientos millones. Además no es tan malo vivir solo: yo la paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer. Y gracias a la soledad, me conozco: algo fundamental para vivir.”
Para rematar, afirma: “Por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible, porque todo te fue dado, no hiciste ni un solo pelo de tu cabeza. Por lo tanto, no puedes ser dueño de nada. Además, la vida no te quita cosas, te libera de cosas, te aliviana para que vueles más alto, para que alcances la plenitud”.
LA GENEROSIDAD DE FACUNDO CABRAL
Facundo Cabral era un hombre que compartía su experiencia de vida con las multitudes. Dicha comunión con los demás se caracterizaba por el uso del sarcasmo y un humor inteligente y agudo. Los espectadores disfrutaban y recreaban el sentido de la vida, de una forma auténtica y original.
Está claro en su exposición, que la vida es sobre todo aprendizaje: “De la cuna a la tumba es una escuela. Por eso lo que llamas problemas son lecciones. Y la vida es dinámica, por eso está en constante movimiento. Por eso solo debes estar atento al presente. Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo”.
Se refiere a la muerte de la siguiente manera: “No perdiste a nadie. El que murió, simplemente se nos adelantó porque para allá vamos todos. Además lo mejor de él, El Amor, sigue en tu corazón. No hay muerte, hay mudanza y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Miguel Ángel, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuela y mi madre, que creía que en la pobreza está más cerca el amor porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas”.
CÓMO ENCONTRAMOS LA FELICIDAD
Cabral fue una especie de apóstol del amor, que predicaba a los cuatro vientos su inconformidad con lo establecido. Un pacifista convencido, que para nada concebía la violencia como solución de algo. Un ser solitario y feliz que se acompañaba de buena literatura y buena música, para hacer sus propias creaciones.
Promovía la idea de guiarnos por nuestro corazón: “No encuentras la felicidad y ¡es tan fácil! Solo debes escuchar a tu corazón antes que intervenga tu cabeza, que está condicionada por la memoria, que complica todo con cosas viejas, con órdenes del pasado, con prejuicios que enferman, que encadenan: la cabeza que divide, es decir empobrece; la cabeza que no acepta que la vida es como es, no como debería ser. Haz solo lo que amas y serás feliz”.
Indica que ser feliz es un deber: “Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra de Dios. Y decide ahora mismo ser feliz, porque la felicidad es una adquisición, no algo que te llegará de afuera. Además, la felicidad no es un derecho, sino deber; porque si no eres feliz estás amargando a todo el barrio”.
OTRAS ENSEÑANZAS
Respecto a la enfermedad catastrófica, señala: “Y si tienes cáncer o Sida, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas. Si te gana, te libera del cuerpo, que es tan molesto: tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas. Y si le ganas, serás más humilde, más agradecido y, por lo tanto, fácilmente feliz, libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad y la vanidad. Dispuesto a vivir cada instante profundamente como debe ser”.
Sobre la luz interior indica: “El miedo nos distrae del amor, que es sabio y valiente porque sabe que no hay ni medidas ni fin. Busca adentro y desaparecerán las nubes de la periferia, quédate quieto y en silencio para escuchar al sabio que llevas dentro.
Una vez encendida la luz interior, nada puede apagarla. Es tan perfecta e incorruptible como el oro que simboliza el poder de la pureza, de lo esencial, es decir, del espíritu, que es un viaje infinito y maravilloso porque estalla en cada instante vivido con profundidad”.
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En cuanto al ego y la inocencia, Facundo Cabral dice: “Abandonado el ego comienzan los milagros. Entonces, sin lucha, recuperarás la fuerza natural. Por eso podrás provocar vida a través del amor, hasta caminarás sobre las aguas y curarás con la palabra. El ego le pone nombre a las cosas, pero el inocente las ve; el ego las juzga, el inocente las vive. El el ego divide, la inocencia armoniza diferencias; el ego depende de la mente, el inocente del corazón”.
Ya tienes los elementos, solo queda asumir el reto: “Ahora que estás solo y tranquilo, olvida lo que eres, porque eso es creación de los demás, y escucha tu corazón: ¿Qué quieres ser?, ¿Qué quieres hacer ahora?... Porque la vida es ahora mismo.”