Sidney Poitier, primer negro en ganar el Oscar al mejor actor, muere a los 94 años

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/ 7 enero 2022

El premiado actor contribuyó a romper la barrera del color en Hollywood

Sidney Poitier, el primer negro que ganó un Oscar al mejor actor y una gran estrella de la Edad de Oro de Hollywood, ha muerto, según informó este viernes un funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores de Bahamas. Tenía 94 años.

Eugene Torchon-Newry, director general en funciones del Ministerio de Asuntos Exteriores, confirmó a Reuters la muerte de Poitier.

El actor bahameño-estadounidense era conocido por películas como “En el Calor de la Noche” y “Adivina Quién Viene a Cenar”. Poitier ganó su Oscar al mejor actor por la película de 1963 “Lirios en el Campo”, convirtiéndose también en el primer actor bahameño en ganar el premio.

Poitier recibió otras dos nominaciones al Oscar y diez nominaciones al Globo de Oro. En 2001, Poitier recibió un Oscar honorífico por su actuación y su labor humanitaria.

Una sólida trayectoria

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Pocas estrellas de cine, blancas o negras, tuvieron tanta influencia dentro y fuera de la pantalla. Antes de Poitier, ningún actor negro había tenido una carrera sostenida como actor principal ni había conseguido que se produjera una película basada en su propio poder de estrella. Antes de Poitier, pocos actores negros podían salir de los estereotipos de sirvientes y animadores sonrientes. Antes de Poitier, los cineastas de Hollywood rara vez intentaban siquiera contar la historia de un negro.

El ascenso de Poitier reflejó los profundos cambios que se produjeron en las décadas de 1950 y 1960. A medida que las actitudes raciales evolucionaban durante la era de los derechos civiles y las leyes de segregación se cuestionaban y caían, Poitier era el intérprete al que una industria cautelosa recurría en busca de historias de progreso.

Los debates sobre la diversidad en Hollywood giran inevitablemente en torno a la historia de Poitier. Con su rostro apuesto e impecable, su mirada intensa y su estilo disciplinado, fue durante años no sólo la estrella de cine negra más popular, sino la única.

“Hice películas cuando el único otro negro en el lote era el limpiabotas”, recordaba en una entrevista en Newsweek en 1988. “Era una especie de tipo solitario en la ciudad”.

Poitier alcanzó su punto álgido en 1967 con tres de las películas más notables del año: “Al Maestro, Con Cariño”, en la que protagonizó el papel de un profesor de escuela que se gana a sus revoltosos alumnos en un instituto londinense; “En el Calor de la Noche”, como el resuelto detective de policía Virgil Tibbs; y en “Adivina Quién Viene a Cenar”, como el prominente médico que desea casarse con una joven blanca a la que acaba de conocer, sus padres interpretados por Spencer Tracy y Katharine Hepburn en su última película juntos.

Los propietarios de teatros nombraron a Poitier la estrella número 1 de 1967, la primera vez que un actor negro encabezaba la lista. En 2009, el Presidente Barack Obama, le concedió la Medalla Presidencial de la Libertad, diciendo que el actor “no sólo entretenía sino que iluminaba... revelando el poder de la pantalla de plata para acercarnos”.

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Su atractivo le acarreó cargas no muy diferentes a las de otras figuras históricas como Jackie Robinson y el reverendo Martin Luther King Jr. Fue objeto de fanatismo por parte de los blancos y de acusaciones de compromiso por parte de la comunidad negra. A Poitier se le exigió, y se exigió a sí mismo, un nivel muy superior al de sus compañeros blancos.

“A todos los que ven la indignidad cuando me miran y son dados a negarme valor - a ustedes les digo: ‘No hablo de ser tan bueno como tú. Yo me declaro mejor que tú’”, escribió en sus memorias, “La Medida de un Hombre”, publicadas en 2000.

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