Colaboran especialistas mexicanos en restauración de Tumba Tébana en Egipto
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De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) el sitio ha recobrado casi en su totalidad la belleza que tuvo hace tres mil 500 años.
La consolidación de muros y bóvedas con relieves policromados de las cámaras del complejo funerario, así como de la fachada, fueron parte de las labores que la delegación mexicana realizó en la más reciente temporada de trabajos en la Tumba Tébana 39, del profeta Puimra, ubicada en la ciudad de Luxor, en Egipto.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) el sitio ha recobrado casi en su totalidad la belleza que tuvo hace tres mil 500 años, luego de 12 temporadas de campo en las que especialistas de diversas instituciones han trabajado en la consolidación y restauración del monumento funerario, a fin de asegurar su preservación por 100 años más.
La Tumba Tebana 39, recordó, es un complejo funerario que mide 18 por 18 metros y fue construida hace tres mil 500 años en honor del segundo profeta Puimra, quien tenía 16 títulos de nobleza y era un personaje destacado en el gobierno de la reina Hat Shep Sut, correspondiente a la Dinastía XVIII.
La misión mexicana, expuso, está encabezada por la Sociedad Mexicana de Egiptología y la Universidad del Valle de México, con la colaboración de especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y es dirigida por Gabriela Arrache.
La más reciente temporada de trabajos se realizó de octubre a diciembre pasado e implicó la consolidación de muros y bóvedas con relieves policromados de las diferentes cámaras que conforman el complejo funerario, así como de la fachada, para conocer con mayor precisión cada detalle de la tumba y que el equipo que trabaja en la iconografía y epigrafía pueda hacer una interpretación más clara de la escritura jeroglífica y otros elementos allí plasmados.
Las restauradoras Dulce María Grimaldi y Patricia Meehan, de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) del INAH, junto con Luis Amaro, de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM), participaron en la estabilización de una sección de la fachada para evitar que algunos fragmentos de relieves pudieran colapsar.
Al interior de la tumba, añadió, lograron un avance importante en la ubicación de relieves y el armado de secciones completas que permiten tener una lectura más clara y continua de cada muro y no sólo por escenas, con lo que se enriquece el trabajo realizado previamente por el británico Norman de Garis Davies a principios del siglo pasado.
“Con nuestro trabajo será posible ampliar la información sobre lo que dicen los relieves, cuáles eran sus colores originales, cómo se fueron alterando y, en general, cuál ha sido la historia de la tumba”, destacó Arrache.
En 2017 también hubo un numeroso equipo de arquitectos restauradores, junto con quienes se avanzó en la reconstrucción de las escenas de varios muros y en el registro de las áreas con faltantes. “Nos propusimos encontrar todos los fragmentos que tenemos sueltos en cajas para reorganizarlos y poder restituirlos y logramos un gran avance en eso”, expresaron Dulce María Grimadi y Patricia Meehan.
Respecto del trabajo que realizarán en la temporada prevista para este año, comentaron que el objetivo es estabilizar los relieves al interior de la tumba y continuar la búsqueda intensiva de la ubicación de los fragmentos faltantes. "Una vez que podamos decir que la tumba está consolidada en sus acabados arquitectónicos, tendríamos la certeza de haber dado un paso muy importante”.
Las especialistas destacaron la colaboración del INAH en este proyecto internacional, en el que también ha participado la arqueóloga Angelina Macías, del mismo instituto, así como restauradores y técnicos egipcios.
“Con esta experiencia hemos dejado por sentado que el INAH tiene el nivel para participar en un proyecto de estas dimensiones, y se suma a otras colaboraciones internacionales que este instituto ha llevado a cabo con el consecuente reconocimiento a la institución”, puntualizaron, al tiempo que vaticinaron concluir el trabajo en tres o cuatro años más.
Dulce María Grimaldi comentó que el equipo que participa en el proyecto estudiará la manera de completar el trabajo hasta el nivel que se considere adecuado, porque un monumento antiguo puede llevar muchos años en su conservación y siempre se seguirán encontrando detalles.
“Tenemos que llegar al punto en que estemos satisfechos con su conservación y lo que no se pueda resolver se dejará para otras generaciones. El objetivo de la misión es poder estabilizar la tumba al punto de ser visitable y asegurar su preservación lo más posible”, sin eliminar las huellas de la historia de la tumba.