¿Cómo protege una dentista los dientes de su familia?
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Una profesional comparte cinco consejos para controlar el consumo de golosinas
Por: Alice Callahan
Apoena Ribeiro es odontopediatra y microbióloga en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill. También es madre.
Cuando su hija era pequeña y crecía en Brasil, Ribeiro la animaba a disfrutar la celebración de la fiesta de los santos Cosme y Damián, en la que los niños recogen grandes bolsas de caramelos. Pero también tenía algunas estrategias para mantener a raya los peligros para los dientes.
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Esto es lo que hizo entonces, y sigue haciendo hoy, para proteger la salud bucodental de su familia en un día festivo cargado de golosinas.
Reduce el picoteo de dulces
Una noche llena de azúcar no saboteará tu salud oral, dice Ribeiro, así que cuando su hija era pequeña, le permitía recolectar y disfrutar todas las golosinas que quisiera en las fiestas en las que abundaban los dulces.
Cuando había reunido todas las que quería, Ribeiro le pedía a su hija que las clasificara en dos pilas: una para sus dulces favoritos, que llamaba sus “tesoros”, y otra para los descartados, que donarían.
Los “tesoros” se guardaban en una “caja del tesoro” de cartón que solo podía abrirse una o dos veces por semana (aunque una vez al día también está bien, dijo Ribeiro). Cuando la caja estaba abierta, su hija podía comer todas las golosinas que quisiera. Pero cuando terminaba de comer y la caja se cerraba, se quedaba sin dulces hasta que se volviese a abrir. Entonces era el momento de cepillarse los dientes.
Estas normas impedían que la hija de Ribeiro picoteara golosinas a lo largo del día, lo que podría dar a las bacterias que causan caries en su boca más oportunidades de alimentarse con azúcares y crear un entorno que podría deteriorar los dientes. “El acceso libre a los dulces es el problema principal”, afirma Ribeiro.
Pero si las bacterias solo pueden consumir azúcar una vez al día o una vez cada ciertos días, “morirán de hambre”, dijo.
Junta la hora del dulce con las comidas
Según Ribeiro, el mejor momento para consumir un dulce es con una comida o justo después de ella. En ese punto, es posible que las bacterias de la boca ya se hayan saciado de los carbohidratos de los alimentos, por lo que son menos capaces de aprovechar el azúcar de la golosina. Además, al comer se produce más saliva, que ayuda a eliminar el azúcar de los dientes. También neutraliza los ácidos producidos por las bacterias que pueden desgastar el esmalte dental.
Para la mayoría de las familias, lo más lógico es comer los dulces con la cena, ya que es probable que todos los miembros estén en casa y puedan cepillarse los dientes apenas terminen, explica.
Enfatiza un buen cepillado después de cada dulce
Al menos dos veces al día, Ribeiro se cepilla los dientes durante un minuto, como mínimo, con pasta dentífrica que contiene flúor, y por la noche utiliza hilo dental antes de cepillarse. Dos minutos de cepillado cuidadoso, que es lo que recomienda la Asociación Dental Estadounidense, es incluso mejor que uno, dice Ribeiro.
Idealmente, Ribeiro intenta cepillarse los dientes justo después de comer un dulce, y siempre se cepilla antes de acostarse.
Los niños deben seguir las mismas reglas: cepillarse los dientes dos veces al día, y después de comer un dulce, si es posible, y usar siempre hilo dental y cepillarse los dientes antes de ir a la cama.
Para los niños menores de 5 o 6 años, dijo, los padres deben ser quienes les cepillen los dientes, y deben supervisar la rutina hasta que sus hijos tengan 8 o 9 años.
Tiene mucho cuidado con las golosinas más pegajosas
Cualquier dulce pegajoso, viscoso o chicloso que se aloje en los surcos y hendiduras de los dientes puede causar daños graves. Un caramelo, por ejemplo, puede crear un “banquete” para las bacterias en la boca, explica Ribeiro. Y los caramelos ácidos pueden agravar el riesgo al aumentar el nivel de acidez de la boca, añadió.
El chocolate es el favorito de Ribeiro, en parte porque es menos probable que permanezca en los dientes. Le siguen gustando los caramelos pegajosos y chiclosos, pero se asegura de consumirlos con las comidas, y se cepilla los dientes y usa hilo dental justo después de hacerlo para asegurarse de que no queden restos.
Convierte Halloween en una oportunidad de aprender
Ribeiro sabía que sería inútil prohibir a su hija que comiera dulces en los días festivos o en cualquier otro momento del año.
Es más útil aprovechar Halloween para explicar a los niños cómo el azúcar de las golosinas o de otras fuentes populares, como las gaseosas o los jugos, puede contribuir a la aparición de caries, dijo Ribeiro. Y cómo pueden proteger sus dientes sin dejar de disfrutarlos.
Es un aprendizaje que llevarán con ellos más allá de Halloween, dijo, y añadió que unos buenos hábitos dentales podrían mejorar la salud de sus dientes a largo plazo. “Este es un principio para toda la vida”, dijo.