Cortisol + Obesidad = El círculo vicioso que nadie te cuenta
Una dieta cetogénica es muy beneficiosa para las personas con problemas de flexibilidad metabólica, que es el caso de alrededor del 95 % de la población de los Estados Unidos.
¿Por qué tantas personas recuperan el peso después de hacer dietas extremas? La respuesta tiene mucho que ver con el estrés y su impacto en nuestras hormonas. Uno de los protagonistas de este proceso es el cortisol, la hormona del estrés, que puede ser el gran enemigo de la pérdida de peso si no se maneja correctamente.
El rol del cortisol en la acumulación de grasa
Cuando sometemos al cuerpo a dietas extremas, donde eliminamos los carbohidratos por completo, generamos un estado de estrés metabólico. Por ejemplo, una dieta cetogénica es muy beneficiosa para las personas con problemas de flexibilidad metabólica, que es el caso de alrededor del 95 % de la población de los Estados Unidos. El punto aquí es que implementar una dieta cetogénica por un corto periodo de tiempo puede producir muchos beneficios, pero se vuelve contraproducente cuando se hace de manera crónica. En estas condiciones, el organismo necesita glucosa para el funcionamiento del cerebro y otras funciones vitales. Si no la recibe de los alimentos, empieza a fabricarla a partir de proteínas en un proceso llamado gluconeogénesis.
Pero este proceso no ocurre solo: para hacerlo, el cuerpo libera cortisol, que en exceso favorece la acumulación de grasa abdominal, aumenta el envejecimiento celular y contribuye al efecto rebote. Es decir, después de un tiempo de restricción, el cuerpo no solo recupera el peso perdido, sino que almacena aún más grasa. Uno de los factores que más influye en su tasa metabólica es el tipo de azúcar que consume. A diferencia de lo que muchos piensan, existe una gran diferencia entre el jarabe de maíz de alta fructosa y el azúcar de caña. De hecho, se trata de dos alimentos diferentes. Si el jarabe de maíz de alta fructosa se procesa de manera adecuada para eliminar todo su contenido de almidón, entonces es muy similar al azúcar de caña, ya que en ese caso se compone de un 55 % de fructosa y un 45 % de glucosa.
Sin embargo, los estudios demuestran que las bebidas endulzadas con jarabe de maíz de alta fructosa contienen mucho almidón, el cual no se incluye en las calorías que se enumeran en la etiqueta. Una vez que se considera el almidón, el contenido de calorías de muchas sodas es hasta cuatro veces mayor al que indica la etiqueta, esto significa que en realidad consume MUCHAS más calorías de las que cree.
Además, el almidón se compone de partículas muy pequeñas que pueden llegar intactas hasta su torrente sanguíneo, lo que podría causar una reacción alérgica.
También pueden provocar una reacción inflamatoria de bajo grado que estimula la producción de histamina, óxido nítrico y serotonina. Como dijo Dinkov, si no es temporada de alergias y experimenta síntomas como estornudos y comezón en los ojos, es posible que se trate de una reacción a algo que comió o bebió, y el jarabe de maíz de alta fructosa podría ser la causa del problema.
Las partículas de almidón también alimentan a las bacterias patógenas en el intestino, mientras que las endotoxinas de estas bacterias incrementan el riesgo de problemas inflamatorios como el sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO), sobre todo si toma un inhibidor de la bomba de protones, ya que estos medicamentos disminuyen la cantidad de ácido en el estómago. El ácido estomacal no solo ayuda con la digestión, sino también a mantener las bacterias bajo control.
Cómo romper este círculo vicioso
Si quieres perder peso sin caer en este ciclo hormonal destructivo, sigue estas estrategias:
✅ Evita el estrés crónico: La vida acelerada, la falta de sueño y la presión constante aumentan la producción de cortisol. Practicar meditación, hacer ejercicio moderado y respetar los horarios de descanso son claves para mantenerlo bajo control.
✅ No elimines los carbohidratos por completo: El cerebro y las células necesitan glucosa. Prefiere carbohidratos de calidad, como frutas, verduras, legumbres y cereales integrales.
✅ Equilibra el consumo de grasas y azúcares: Cuando consumes azúcar con exceso de grasas, el cuerpo tiende a almacenar triglicéridos altos en la sangre y aumentar la inflamación. Es mejor priorizar fuentes de carbohidratos naturales y evitar ultraprocesados.
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