Del aplauso al abucheo: Público arremete contra Luis R. Conríquez por negarse a cantar corridos

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Botellas, basura y hasta sillas fueron lanzadas contra el escenario, dañando tanto el mobiliario como los instrumentos de su banda.
Durante su presentación en la Feria Internacional del Caballo en Texcoco, el cantante Luis R. Conríquez se convirtió en el blanco del descontento del público luego de negarse a interpretar algunos de sus populares corridos. Esta decisión provocó una fuerte reacción de los asistentes, que terminó en disturbios, daños materiales y la cancelación anticipada del concierto.
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El conflicto inició cuando Conríquez explicó que, debido a la legislación del Estado de México, no podía cantar temas que hicieran apología del delito. Esto, en referencia directa a los llamados narcocorridos, está relacionado con el artículo 211 Bis del Código Penal estatal, que establece penas de prisión y multa a quienes promuevan públicamente conductas delictivas.

Ante los reclamos del público, el intérprete respondió con firmeza: “No hay corridos, me voy para la casa mejor. Si me gritan, me voy”, se escucha en un video viralizado en redes sociales. Minutos después, comenzaron los actos de violencia. Botellas, basura y hasta sillas fueron lanzadas contra el escenario, dañando tanto el mobiliario como los instrumentos de su banda.
Los organizadores, junto con elementos de seguridad, tuvieron que intervenir para dispersar a la multitud. A pesar de los esfuerzos, algunos videos muestran altercados entre asistentes y personal de seguridad, incluyendo una escena donde una mujer es agredida, lo que intensificó la polémica.
Luis R. Conríquez ya había anticipado esta postura días antes del concierto, dejando claro que no interpretaría corridos prohibidos en sus presentaciones dentro del Estado de México. En una publicación de Facebook, comentó: “La verdad es esa: no va a haber corridos corridos en los eventos de aquí pa’ delante en cualquier artista plebes”.
Hasta el momento, ni el artista ni los organizadores del evento han emitido un comunicado oficial sobre los hechos. Sin embargo, este suceso abre el debate sobre la censura musical, la seguridad en eventos masivos y el papel de los artistas frente a normativas locales.
El incidente en Texcoco deja una lección: la música puede ser poderosa, pero también puede desatar pasiones difíciles de controlar cuando se cruzan los límites entre la expresión artística y la ley.
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