El lobo, un mito para la humanidad y garante de los ecosistemas

Vida
/ 1 mayo 2023

Temible aullador y de feroz apariencia, el lobo es también maestro para el ser humano tanto en sus costumbres y artimañas para sobrevivir como por su generosidad y fidelidad para con los de su camada

José Ramón de Camps, naturalista y escritor, es autor de “En tierra de lobos”, el último de sus libros en el que desentraña el comportamiento del ‘canis lupus’, un animal por el que muestra veneración. De Camps es, además, creador y director de la editorial ‘Cabrarme’, dedicada a temas relacionados con la fauna y la naturaleza.

Este hombre, que ha dedicado su vida a explorar tierras salvajes para el hombre y, sin embargo, refugio de la fauna más emblemática, explica a EFE las peculiaridades de un animal tan singular e icónico como el lobo, así como su relación con el ser humano a través de la historia.

TE PUEDE INTERESAR: ‘El Jefe’, un jaguar viajero entre Estados Unidos y México que es un símbolo contra el muro

EL AULLIDO DEL LOBO

Para De Camps, “el aullido del lobo es una de las composiciones musicales más hermosas de un animal, son sonidos que les salen de dentro y su percepción ha cambiado mucho con el tiempo, ahora está considerado casi como un canto celestial. Cuando los oyes, piensas que no estás solo, estás protegido y no te ven a atacar. La consideración hacia el lobo ha tenido un cambio radical y se han convertido en la máxima expresión de la conservación de las especies, de los ecosistemas y en un símbolo de libertad”.

Los lobos aúllan en común para reforzar su cohesión, cuando se pierde un lobo y se aleja de su zona, aúllan para localizar a sus compañeros o cuando buscan nuevos territorios; aúllan con frecuencia para obtener información de los miembros de su manada o si están buscando una hembra para saber si les responde, por lo tanto, los aullidos forman parte de su manera de comunicarse.

LA ATRACCIÓN DEL LOBO EN LA LITERATURA

El naturalista se refiere al escritor y poeta británico Rudyard Kipling (1865-1936), quien en su obra ‘El libro de la selva’, escribió: “La fuerza de la manada es el lobo y la fuerza del lobo es la manada”. Y también cita al escritor español Miguel Delibes (1920-2010) quien hablaba de los lobos como “los grandes embajadores de la biodiversidad y su máxima representación”.

$!En la imagen, cría de lobo, juega con su madre.

El aullido del lobo ha sido protagonista desde hace siglos. Cuando los europeos llegaron al norte del continente americano, grandes escritores de la época, como el estadounidense Jack London (1876-1916), dijeron que era el sonido más odioso que el hombre podía escuchar en la soledad de la noche, porque representaba un gran peligro.

EL CONFLICTO DEL LOBO CON EL HOMBRE

El conflicto del lobo con el hombre ha perdurado durante mucho tiempo, ha sido odiado y repudiado, no solamente porque atacaba sus rebaños sino también por ser un animal carroñero, ya que, en las guerras sucedidas en Europa, los lobos acudían a comer los restos de los soldados muertos, por lo que la propia Iglesia empezó a ensalzar este mito del lobo como animal diabólico”, señala De Camps.

TE PUEDE INTERESAR: Xoloitzcuintle, de guía de los muertos a raza de moda en México

No hace tanto tiempo, hasta los años 70 del pasado siglo, en muchos pueblos de España era muy común cuando se oía el aullido de un lobo que la gente se santiguara, sin embargo, “en la actualidad, provoca una reacción totalmente contraria y si se escucha el aullido de un lobo lo primero que te trasmite es que estás en una zona virgen, ecológicamente pura y sostenible, donde los propios científicos utilizan sus aullidos para detectar sus manadas”, sostiene el naturalista.

Hace unos 50 años – continúa -, en Estados Unidos se descubrió que, si una persona imitaba el aullido del lobo, los más jóvenes lobeznos le respondían rápidamente porque creían que venían sus padres trayéndoles comida. De esta forma, cuando aullaba un pequeño, aullaban todos ellos y así resultaba fácil detectar manadas sin tener que molestarlos ni introducirse en sus territorios para elaborar sus censos”.

$!Hace unos 50 años, en Estados Unidos se descubrió que, si una persona imitaba el aullido del lobo, los más jóvenes lobeznos le respondían rápidamente.

Fue el biólogo estadounidense David Mech (1937) quien, en los años 70, desmontó la teoría por la que siempre se pensaba que el macho alfa, el líder, tenía a toda la manada firme, que era un animal muy arisco, el que primero comía y no dejaba a los demás acercarse a su hembra, etc. Según el naturalista, “Mech descubrió que todas esas ideas se habían elaborado con los lobos en cautividad, donde su carácter se vuelve arisco y demostró que, al contrario, un lobo líder en libertad es un animal que protege a su grupo y es querido por los demás”.

Tras las teorías precursoras de Mech, se ha comprobado que el lobo es un animal que “adora a su familia, protege a los miembros de su manada, forman a sus cachorros en el arte de la subsistencia, enseñándoles a cazar; entre las hembras que no son sus madres, las hay que cumplen el papel de enfermeras cuando la madre se va a cazar y los cuida”, enfatiza el escritor.

ORIGEN DEL PERRO DOMÉSTICO

En cuanto a la diferencia entre un perro domesticado y un lobo, De Camps señala que “al igual que si te quieres acercar a una paloma en el campo ésta sale volando y si te las encuentras en la plaza de una ciudad se acerca a ti para que las desde comer, está demostrado por la historia, aunque no probado científicamente, que ya en el Neolítico, mientras unos lobos permanecieron siempre salvajes otros se acercaron a los pueblos para comer en sus basuras” y, así, paulatinamente se relacionaron con las personas.

De esta forma fueron surgiendo, a lo largo del tiempo y según la zona, las distintas razas de perros domesticados y “lo que sí es cierto es que si se le hace un análisis de sangre a un perro común se verifica en su ADN que es una subespecie del ‘canis lupus’, es decir, del lobo”, indica el investigador.

$!El lobo se ha hecho más sedentario con la proliferación de los pueblos, con el ganado doméstico al que empezó a atacar, dice Camps.

Desde el inicio de los tiempos, antes de que el ser humano fuera sedentario, “el hombre respetaba muchísimo al lobo. Aprendió a cazar observando cómo ellos lo hacían en manada: mientras algunos ahuyentaban a la pieza, otros se mantenían al otro lado para atraparla. El respeto que les merecía el lobo a los hombres primitivos está reflejado por las pieles y cráneos encontrados en sus cuevas, además de los dibujos en los que se representaban estas escenas de caza”, subraya De Camps.

Pero el lobo se ha hecho más sedentario con la proliferación de los pueblos, con el ganado doméstico al que empezó a atacar, “porque – dice el especialista- cuando un lobo tiene que pelearse con un animal herbívoro salvaje o con un jabalí, por ejemplo, puede romperse una pierna y no va a poder cazar más, pero si lo hace con ovejas o cabras no va a tener ningún problema, porque ellas no se van a oponer”.

$!José Ramón de Camps, naturalista y escritor, es autor de “En tierra de lobos”.

El naturalista afirma que “en España, el último censo que se ha realizado es de 2000, pero se ha comprobado que los lobos están reconquistando territorios. En general, en Europa las poblaciones son constantes, mientras que en Portugal disminuyen, pero, aunque no hay estudios para conocer la realidad, en el ‘Libro Rojo de Extinción de Especies’ el lobo no aparece como una especie en peligro”. Una suerte para el lobo y una esperanza para la naturaleza.

DESTACADOS:

- José Ramón de Camps, naturalista y escritor, es autor de “En tierra de lobos”, el último de sus libros en el que desentraña el comportamiento del ‘canis lupus’, un animal por el que muestra veneración. De Camps es, además, creador y director de la editorial ‘Cabrarme’, dedicada a temas relacionados con la fauna y la naturaleza.

- Para De Camps, “el aullido del lobo es una de las composiciones musicales más hermosas de un animal, son sonidos que les salen de dentro y su percepción ha cambiado mucho con el tiempo, ahora está considerado casi como un canto celestial”.

- Desde el inicio de los tiempos, antes de que el ser humano fuera sedentario, “el hombre respetaba muchísimo al lobo. Aprendió a cazar observando cómo ellos lo hacían en manada: mientras algunos ahuyentaban a la pieza, otros se mantenían al otro lado para atraparla”, subraya De Camps.

Por Isabel Martínez Pita EFE-Reportajes.

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM