La historia no es un lujo, es una necesidad: Miguel León-Portilla

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El emblemático historiador mexicano celebrará 90 años con tres grandes proyectos
El doctor Miguel León-Portilla (22 de febrero de 1926), filósofo, historiador, y principal autoridad mundial sobre el pensamiento y literatura náhuatl, se dijo esta tarde “contento por tener una juventud acumulada de 90 años”, situación a la que le ve lo bueno y lo malo. Así lo explicó:
“Decir que estoy satisfecho con lo que he realizado hasta hoy sería soberbia; contento, sí. ¿Es bueno o es malo llegar a los 90? Es bueno porque hay mucha gente que vive muchos años menos que eso, pero es malo porque todavía me faltan cosas por terminar y quién sabe si podré lograrlo”. Mientras, añadió, “estoy trabajando en tres grandes proyectos”.
El primero es el Mapa Indígena que realizó hace años y que ahora revisitó para rehacerlo, otro, es la redacción de sus memorias, que ya van bastante avanzadas, y el tercero es la publicación de su libro emblemático, “La visión de los vencidos” (1959, traducida ya al menos a 20 idiomas, entre ellos japonés, ruso y alemán), en lengua náhuatl, que él domina.
“La historia no es un lujo”, es una necesidad, externó el también académico de la Lengua, para añadir que “ni el tiempo ni el espacio la limitan”.
Acotó que para los historiadores como él, “el tiempo presente es el más difícil, pues si estudiamos, por ejemplo, la Decena Trágica y nos enteramos del hambre que hubo, no es igual a padecerla en carne propia”.
Tras asegurar que la historia tiene finalidades propias, el doctor León-Portilla destacó que agradece a Dios cuatro bendiciones que le mantienen feliz y contento: La primera, que vive con trabajo; la segunda, tener muchos amigos; la tercera, goza de buena salud, aunque acaba de salir de una pulmonía, y la cuarta, los grandes maestros que tuvo en su vida.
Al respecto reconoció la influencia que sobre él ejercieron Manuel Gamio, padre e iniciador de la antropología moderna, quien en cierta ocasión le dio una lección de vida: “No pienses en los indios muertos, Miguel, piensa también en los vivos”. Otro es el padre Ángel María Garibay, de quien aprendió la lengua náhuatl y fue proveedor de grandes conocimientos.
“En esta larga vida tengo la experiencia de haber conocido a personas maravillosas, a grandes hombres y mujeres de México y el mundo. Igual he convivido con indígenas que habitan desde Alaska hasta la Tierra del Fuego, que con presidentes de diversos países del mundo”, señaló el experto con voz clara y fuerte y sin perder la coherencia en su decir.
Desde su perspectiva y experiencia, todos somos indígenas, por lo que recomendó aprender a respetar y a reconocer la autonomía de cada grupo, a ver y conocer su cultura y ser respetuosos con sus tradiciones.
Lo anterior, subrayó, lo ha inculcado a sus alumnos en el seminario que desde hace casi 60 años imparte en la Universidad Nacional Autónoma México (UNAM).
Dijo ignorar si le quedan dos, cuatro o 10 años de vida, “dicen los científicos que pronto la raza humana vivirá hasta 120 años, pero francamente no creo alcanzar ese beneficio”, dijo en tono de broma y ya en serio, subrayó que si después de muerto volviera a nacer, sin duda alguna viviría lo mismo que en ésta, porque su actividad es algo que disfruta.
“He tenido el privilegio de hacer lo que quiero y además me pagan; por lo demás, cuando me muera creo que sí voy a ir con Dios, creó que me va a llevar con él porque la verdad, no he sido muy cabrón que digamos”, dijo el doctor, quien el lunes próximo recibirá un homenaje por sus 90 años, de parte de la UNAM.