Las tres humillaciones que sufrió Frida Kahlo en su boda con Diego Rivera

Vida
/ 6 julio 2023

Fueron tres las humillaciones que sufrió la artista, una por parte de su propio padre, otras por la ex esposa de Diego Rivera y la última por su propio marido

La suya fue una historia en la que se conjugaron el arte, la política, la enfermedad y el dolor, y que solo ahora estamos empezando a recomponer del todo.

Coincidieron por primera vez en un escenario que parecía una metáfora de todo lo que vendría después. Ocurrió en 1922 mientras Diego Rivera pintaba La creación, un enorme mural en el anfiteatro del centro donde estudiaba Frida Kahlo.

El lugar era la Escuela Nacional Preparatoria, situada en el centro de la ciudad de México en el conocido hoy como Antiguo Colegio de San Ildefonso. Diego tenía entonces 36 años y ya era un pintor famoso; Frida Kahlo era apenas una adolescente, pero ya había algo fuera de lo común en ella: era una de las 35 mujeres entre los 2 mil estudiantes que se preparaban allí para entrar en la universidad.

Con su prominente barriga, Diego se paseaba de un lado al otro de los andamios, afanándose en el trabajo, mientras desde el suelo le acompañaba a veces Lupe Marín, su futura esposa, que aparecía retratada en el mural dos veces con su larga melena negra, como “la justicia” y como “la mujer”.

Frida se colaba para observar al pintor, gastándole bromas infantiles como robarle comida de la cesta o enjabonar las escaleras para que resbalase.

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Ante los 150 metros cuadrados que ocupaba La creación, se desarrollaba un melodrama en el que arte y vida real se mezclaban en una complicada maraña que acompañaría siempre a sus protagonistas.

Algunos afirman que en una ocasión, cuando Frida hablaba con otras alumnas sobre el futuro, declaró asombrándolas a todas: “Mi ambición es tener un hijo de Diego Rivera, y se lo voy a decir un día”.

“Ya verás, panzón, ahora no me haces caso, pero algún día tendré tu hijo”, aseveró. En sus memorias, Diego Rivera describe que él se encontraba pintando en alto del armario, con Lupe tejiendo abajo, cuando apareció una joven que no aparentaba “más de doce años” preguntándole si podía quedarse viéndole pintar.

“Después de algunas horas, se despertaron los celos de Lupe y se puso a insultar a la muchacha”. Pero ella no reaccionó más que mirándola de frente, altiva. Al final, Lupe, genio y figura, acabó diciéndole a Diego “¡Mira a la muchacha! Tan chiquita y no les tiene miedo a las mujeres fuertes como yo. Me gusta de veras”. Diego supo un año más tarde que aquella chiquilla se llamaba Frida Kahlo: “No me imaginé que un día llegaría a ser mi esposa”.

La pintora, en cuyas venas corría sangre alemana, se casó con Diego Rivera el 21 de agosto de 1929, en el palacio municipal de Coyoacán.

La prensa documentó la unión y apodaron a los novios La Paloma y el Elefante, esto por el físico que tenían y la diferencia de complexión entre ambos.

La unión fue bastante sencilla. Vistieron de manera modesta y apenas tuvieron unos cuantos invitados. Se cuenta, que sus testigos fueron un médico dedicado a la homeopatía y un estilista de cabello. Tras la ceremonia tuvieron una fiesta, donde Frida vivió las primeras humillaciones junto a Diego Rivera.

Lupe Marín, quien fuera la ex esposa de Diego Rivera, fue la encargada de preparar un menú de comida mexicana tan tradicional que hasta el día de hoy es recordado por los fanáticos del arte: arroz con plátano, sopa de ostión, enchiladas de picadillo y de queso, huanzontles en salsa verde, mole, pozole rojo, capirotada y flan.

LAS HUMILLACIONES QUE VIVIÓ FRIDA EL DÍA DE SU BODA

La artista cuenta que, justo antes de la unión, su padre habló directamente con Diego Rivera para hacerle una advertencia un tanto humillante para ella: “No olvide que mi hija es una persona enferma y lo será toda su vida. Es inteligente pero no es bonita. Piénselo, y si a pesar de todo desea casarse con ella, le doy mi consentimiento”.

La misma Kahlo cuenta que se vistió para su boda gracias a su sirvienta, quien le prestó una blusa, un rebozo y una falda para la ocasión, con la que se tapó muy bien su pierna, misma que no estaba del todo sana tanto por la enfermedad de la polio que la afectó y el aparatoso accidente que sufrió años antes de casarse.

Es bien conocido el accidente que casi le arrebató la vida a la la pintora. Fue en 1925 cuando un tranvía chocó contra el automóvil donde Frida y su entonces novio, Alejandro Gómez Arias, viajaban. El cuerpo de Kahlo quedó destrozado: la columna rota en tres partes, clavícula y costillas destrozadas. Incluso, un pasamanos metálico atravesó su cuerpo entrando por el pelvis y saliendo por su vagina.

Esto cambió para siempre la vida de la artista, e inspiró en gran parte su futura obra. El día de la boda, Frida se escondió la pierna; sin embargo, en un momento de la celebración, una persona levantó su enagua para humillarla frente a los invitados.

Fue la ex esposa del artista, Lupe Morín -con quien años después Frida consolidó una buena amistad- quien no sólo preparó el delicioso menú de la boda, sino que, en un momento de la noche, molesta porque Diego no le pagaba la manutención de las hijas que había tenido con ella, se desquitó con su nueva esposa.

“Miren, miren, miren por qué par de piernas me cambió Diego Rivera”, fue la frase que Morín vociferaba al tiempo que levantaba la falda de Frida. Esta fue apenas la segunda de las humillaciones que sufrió la artista durante la noche de la celebración, pues por la madrugada, Diego se puso tan borracho que lanzó balazos al aire y ocurrió la tercera.

Esta acción llevó a Frida a tratar de tranquilizar a su nuevo esposo, quien molesto la alejó de él con un empujón que la llevó hasta el suelo. Este vergonzoso momento terminó por arruinar una noche que en teoría, tendría que haber sido de ensueño.

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