Obra de Naguib Mahfuz ya es parte de la memoria colectiva de la literatura

Vida
/ 30 agosto 2016

El nobel de Literatura murió hace hoy una década, dejando tras de sí un legado de más de cuarenta obras, traducidas a decenas de idiomas y adaptadas algunas al cine.

Es universal, como Shakespeare o Goethe. Hay otros nobeles a los que ya nadie lee, pero no es el caso de Mahfuz, cuyas obras continúan traduciéndose y publicándose nuevas ediciones"...

Diez años después de su fallecimiento, las novelas del galardonado escritor egipcio Naguib Mahfuz mantienen su interés y actualidad narrando los entresijos sociales, políticos y religiosos de su país.

El nobel de Literatura murió hace hoy una década, dejando tras de sí un legado de más de cuarenta obras, traducidas a decenas de idiomas y adaptadas algunas al cine, y cuyo estilo y narrativa siguen siendo objeto de estudio.

"Es universal, como Shakespeare o Goethe. Hay otros nobeles a los que ya nadie lee, pero no es el caso de Mahfuz, cuyas obras continúan traduciéndose y publicándose nuevas ediciones", asegura a Efe su amigo, dramaturgo y poeta Mohamed Salmawy.

Mahfuz (11 de diciembre de 1911 - 30 de agosto de 2006) ganó el Premio Nobel de Literatura en 1988, convirtiéndose en el primer y, hasta el momento, único escritor árabe en ostentar este galardón.

El premio reconoció sus "obras ricas en matices", a veces realistas y otras ambiguas, que construyeron "una narrativa árabe que se aplica a toda la humanidad", según la Fundación Nobel.

Para Salmawy, que fue la mano derecha de Mahfuz durante los últimos años de su vida, hay varios periodos en su prolífica obra, desde las novelas históricas al "realismo" de su famosa 'Trilogía de El Cairo', de finales de los cincuenta, pasando por el "simbolismo" de "Hijos de nuestro barrio" (1959).

"Fue capaz de abrir nuevos horizontes para la literatura árabe", subraya Salmawy, autor de "Alas de mariposa" (2013) y antiguo presidente de la Unión de Escritores de Egipto, que realizó en nombre de Mahfuz su lectura de aceptación del Premio Nobel.

No solo fue en esa ocasión su representante, sino que se convirtió en su pluma. Mahfuz le dictó, por ejemplo, su última obra, "El séptimo cielo" (2005) y sus opiniones para mantener sus tradicionales columnas semanales en el periódico Al Ahram.

Durante doce años, desde que en 1994 sufrió un intento de asesinato que le dejó casi paralizada la mano derecha y hasta su muerte, Mahfuz y Salmawy mantuvieron conversaciones semanales que se publicaron como entrevistas para sustituir a las columnas.

La cuchillada en el cuello que le propinó un integrista islámico estuvo motivada por su novela "Hijos de nuestro barrio" (1959), por la que había sido amenazado previamente de muerte por el grupo extremista Gamaa al Islamiya.

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El libro fue considerado irreverente con el islam al tener como protagonistas a Dios y a los profetas, y su publicación estuvo prohibida en Egipto durante décadas.

"Nunca cambió sus ideas pese a las amenazas. Era un hombre fuerte que reflexionó sobre todos los aspectos de la vida: la religión, la política, la sociedad o el amor", subraya su amigo y confidente.

No obstante, lo que más destacaba de su personalidad era su "gran humanidad", según Salmawy, quien también describe al literato como "inteligente, modesto, tolerante y con sentido del humor".

Un carácter marcado por sus orígenes humildes en el cairota barrio de Gamaliya, donde arranca por ejemplo la Trilogía, y que queda reflejado en su obra, en la que no faltan pasajes autobiográficos.

La Trilogía -"Entre dos Palacios" (1956), "Palacio del deseo" (1957) y "La Azucarera" (1957)- forma parte del imaginario colectivo de los egipcios, hasta de los iletrados, ya que fue adaptada en película y serie televisiva.

Esto fomentó que varias generaciones "crecieran" con ella, cuenta a Efe la catedrática de la Universidad de Al Azhar Shaima Magdy, estudiosa de Mahfuz.

Pese a ello, las preferencias de Magdy se inclinan por "El Callejón de los Milagros" (1947), recreada en el cine por el mexicano Jorge Fons, y "Miramar" (1967).

Magdy, que prepara en la actualidad una tesis sobre las traducciones directas e indirectas de "Miramar", destaca que en esta novela el autor "consigue de forma maravillosa a través del discurso narrar la misma historia desde cuatro puntos de vista distintos".

En su opinión, Mahfuz es "muy sutil y presta mucha atención a los detalles" en sus obras, en las que supo "mezclar de forma adecuada el árabe clásico y el dialecto egipcio" y "abrir una ventana a otra época".

Todo ello le valió también el prestigioso Premio Nacional de las Letras Egipcias y el Gran Collar del Nilo, el más alto honor de su nación.

Su reconocimiento en Egipto se mantiene vivo. Las autoridades tienen previsto celebrar un simposio en su honor y siguen adelante con el proyecto de abrir un museo que perpetúe su legado.

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