Temor en Cultura por despidos masivos a partir de enero
Trabajadores por honorarios, o llamados 'Capítulo 3000', denuncian recortes y demandan que su situación laboral se defina
Ciudad de México.- A regañadientes, así acabó aceptando el recorte de 15% de su sueldo un joven que hace cuatro años labora en un centro del Instituto Nacional de Bellas Artes, por honorarios, en el llamado “Capítulo 3000”, regulado por la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público , aunque en la práctica tiene obligaciones por las que tendría derecho a ser contratado bajo la Ley Federal del Trabajo.
Él y otros compañeros de INAH e INBA hablan de lo que ha pasado en las últimas semanas en sus centros de trabajo: despido de compañeros; avisos de reducción de personal o de salarios; instrucciones en museos de no tocar computadoras, fotocopiadoras e impresoras; reportes que dan cuenta de quién no regresa más en enero, y un clima de incertidumbre que si bien no es nuevo para los “Capítulo 3000” —pues cada fin de año y de sexenio no tienen clara su situación laboral— este año ha sido más complicado por las políticas de austeridad del nuevo gobierno.
Prefieren no dar sus nombres ni aparecer en fotografías. Algunos tienen presentes las manifestaciones de meses atrás por el retraso de pagos (#yapagameINBA).
Un titular de área en el INBA recibió la instrucción de pasar una lista con cierto porcentaje de despidos; no hubo tiempo para diagnósticos. Advirtió que esto afectaría la operación de su área, pero incluso le pidieron más nombres: “Tuve que hacer el trabajo sucio”, asegura.
“Hay un oficio de la SHCP donde se avisa que se detienen las contrataciones para eventuales y honorarios. Nuestras autoridades enviaron una tabla con nuestros nombres y salarios, a partir de ahí harán el reajuste”.
Una joven que labora en un museo de la ciudad cuenta: “En nuestro centro cada área la lleva una persona, si hay recorte se quedan cojas las áreas. Nos hablaron de reducción de 15% en el salario, pero que eso no significaba una contratación segura a enero”.
Un gestor cultural de otro museo del INBA diagnostica: “Al momento de decretar recortes, los primeros afectados somos los del ‘Capítulo 3000’, el no tener una contratación laboral lo permite, como les ha pasado en el MAM y en Cencropam”.
En el MAM (Museo de Arte Moderno) hubo tres despidos. “Se les anunció a tres personas que no se les renovaron los contratos; eran de administración, restauración y un asistente. Es arbitrario porque tenemos que cubrir 15% de la reducción que se nos está exigiendo. Y no sabemos si esa reducción se va a reflejar en los gastos generales del museo, con el mismo plan expositivo, el mismo dinero y el tiempo de trabajo”.
En otros museos, como el del Palacio de Bellas Artes, de manera extraoficial se dice que no habrá recortes. Pero, en general, no ha habido ningún comunicado de las direcciones de los institutos en donde se estipule quién sí y quién no continuará en funciones. Además, los trabajadores no tienen a quién acudir porque aún no se conoce quién dirigirá los museos y áreas de INAH e INBA.
En el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) también hay personas contratadas bajo el régimen del “Capítulo 3000” a quienes se les pidió que ya no se presenten a partir del 2 de enero. Uno de ellos cuenta que el 15 de diciembre les avisaron que debían trabajar hasta el 31 de diciembre, como señala su contrato, pues los únicos que regresarán son aquellos con otro contratos compactados (otra forma de pago por honorarios), algo que, dice, no provoca descontrol, pero sí incertidumbre.
“Ya nos pagaron todo e incluso, quisiéramos o no, tuvimos que tomar las vacaciones que
nos debían, para que ellos —el INAH— no tuvieran inconvenientes. No se nos planteó otra alternativa para ser recontratados. Cuando la nueva secretaria (Alejandra Frausto) ratificó a Diego Prieto, él dijo que se iban a respetar todos los cargos y no sólo eso, sino que se iban a mejorar las condiciones de trabajo; sin embargo, lo único que sabemos es que nadie va a regresar después del 2 de enero”.
La incertidumbre la viven también asistentes de investigación en direcciones y
coordinaciones del INAH, e incluso arqueólogos que trabajan bajo esta modalidad de contrato y que tienen que salir a campo, sin ningún seguro ni prestación. “Acá no dicen nada —comenta una asistente de investigación—. No sé si me van a recontratar.
Tengo una amiga que es arqueóloga, en Guerrero, y también me dice que no saben nada; igual compañeros que están en el Museo Nacional de Antropología”.
Ni continuidad ni antigüedad. Aunque lleva 10 años en el INBA, su única certeza es que
si regresa en enero habrá descuento de salarios y aumento de labores.
Algunos trabajadores han enviado en el último mes cartas a la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto; a la directora del INBA, Lucina Jiménez; al titular de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, Sergio Mayer, y a la secretaria de Trabajo, Luisa María Alcalde, exponiendo su situación.