Vincent van Gogh, un genio al borde de la locura

Vida
/ 14 julio 2016

La locura y la genialidad impregnaron por igual el último año y medio de vida de Vincent van Gogh.

Vincent van Gogh creó obras maestras pero también sufría problemas mentales. Por primera vez, el museo dedicado al pintor en Ámsterdam se centra en este aspecto de su persona, con una exposición sobre el último año de su vida.

El pintor lleva una chaqueta verde, un gorro azul en la cabeza, la oreja izquierda está vendada, la mirada es atenta pero seria. En 1889, Vincent van Gogh (1853-1890) pintó este "Autorretrato con oreja vendada y pipa" poco después de la dramática noche en Arles que fue un punto de inflexión en su vida: se había cortado una oreja. Diecinueve meses más tarde se suicidó.

La locura y la genialidad impregnaron por igual el último año y medio de vida de Vincent van Gogh. El Museo Van Gogh de Ámsterdam aborda por primera vez este aspecto. ¿Qué pasó en Arles? ¿Qué lo empujó al suicidio? ¿Cómo pudo trabajar pese a su enfermedad?

A lo largo de los años se han hecho muchos diagnósticos: epilepsia, personalidad maníaco-depresiva, esquizofrenia, adicción al alcohol. No existe una respuesta clara. Los documentos, cartas, objetos y los 25 cuadros de la exposición "Al borde de la locura" muestran sobre todo la lucha contra la enfermedad.

En 1888, Van Gogh vivió una etapa muy creativa pero emocionalmente agitada en la Provenza. Junto con su amigo Paul Gauguin vivía y trabajaba en la Casa Amarilla de Arles, donde hay peleas y arduos debates. Gauguin amenaza con irse y Theo, el hermano de Vincent y su mecenas, le anuncia que se casa, lo que pone en peligro su situación financiera.

A todo ello se suman los vecinos, que exigen en una carta a las autoridades la internación forzosa o la detención del "loco". Van Gogh tiene pesadillas, es inestable y depresivo.

En la noche del 23 de diciembre se produce el cortocircuito y el artista se corta la oreja.

Un documento encontrado por la autora británica Bernadette Murphy echa nueva luz sobre el hecho. En un archivo estadounidense descubrió que el médico que trató a Van Gogh, el doctor Félix Rey, hizo un dibujo de su herida. Y en el esquema queda claro que el artista no se había cortado solamente una parte del lóbulo como se creía hasta entonces, sino toda la oreja.

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En mayo de 1889, Van Gogh ingresa de forma voluntaria en el Hospital de Saint-Rémy-de-Provence, donde iba a permanecer un año. Sufre alucinaciones, depresiones y a la vez pinta como un poseso. Crea cuadros magníficos como "El jardín del hospital" o "Trigal bajo la tormenta".

Lo que es seguro es que la locura no era la base de su pintura, subraya la conservadora del museo, Nienke Bakker. "Van Gogh no pintaba por su enfermedad sino a pesar de ella". Durante sus ataques se pasaba días y a veces semanas sin poder trabajar. "El trabajo parece haber sido su único sostén", señala la historiadora del arte.

Hasta el 27 de julio de 1890, cuando se dispara en el pecho en un campo de Auvers-sur-Oise, en el norte de Francia. El arma con la que se cree que lo hizo se exhibe en una vitrina del museo. Es un revólver pequeño y muy oxidado de la marca "Lefaucheux à broche" de siete milímetros.

Un campesino encontró el arma en 1960 en un campo. Según las investigaciones tiene que haber pasado entre 50 y 80 años en el suelo. El bajo calibre explicaría por qué la bala no atravesó el cuerpo, sino que impactó en una costilla, lo que modificó su trayectoria. La bala entró demasiado profundamente en el vientre como para poder ser extraída sin peligro. Van Gogh murió dos días más tarde.

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