Adriana Cerecero, una artista con presencia en Canadá

Vida
/ 22 noviembre 2017

Con ‘Uno menos uno nunca es igual’, la creativa presentó su arte en Montreal, luego de una estancia artística en esa ciudad

De vuelta en casa, la artista visual Adriana Cerecero contó para VANGUARDIA las experiencias que tuvo durante la residencia que realizó en Montreal, durante el pasado mes, en la cual desarrolló un proyecto artístico que se enfocó en explorar el sentimiento de ausencia en su propia vida y compartirlo con la audiencia canadiense.

La oportunidad nació de su colaboración con el artista Stanley Fevrier, quien en 2015 vino a Saltillo para participar en el Primer Festival Saltillo Contemporary (FSC), que Cerecero coordinó. 

Llegó allá con la invitación de Fevrier, cuyo proyecto se relacionaba con lo que tenía en mente. 

“Yo trabajo mucho in situ, busco involucrarme con el espacio y luego ir pensando en como resolver un tema, proyecto o título”, nos explicó, “en este caso el proyecto se llamaba ‘Uno más uno igual’. Hablaba sobre la igualdad en el ser humano, porque ahora siento que está muy marcada la desigualdad en el ser humano, y yo proponía esto de que todos somos iguales y todos nos vamos a morir, que aunque ya está muy hablado, sigue vigente”.

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“Lo que hice fue meterme a involucrarme con el ambiente de Montreal. Me tocó una época muy bonita porque está el otoño y empezaban a brotar cantidad de colores en los árboles. Estábamos en un pueblito pasando el río y era muy tranquilo. Podías caminar con mucha seguridad”.

“Empecé a retomar el proyecto pero con una propuesta contraria, llamándola ‘Uno menos uno nunca es igual’, por las ausencias, porque en mi vida he tenido muchas ausencias, ausencia de amor, falleció mi marido, otras dos personas que quería mucho también fallecieron. Esa ausencia te cambia, tú ya no vas a ser la misma persona. Quise tomar esa parte de mi vida y resolverla con el material que tenía, las hojas de maple”, explicó.

Realizó durante esta estancia dos exposiciones: una fue en la galería de la Librería Raymond Lévesque; y la segunda fue en la Galería de la Université du Québec à Montréal.

“En la librería hice una instalación e incluí un poema de Lévesque. La hice con puras hojas rojas de maple, le pedí a Claudia Berrueto que me apoyara. Le mandé una foto del lugar, le conté de mi proyecto y me mandó un poema. Presenté ambos y resultó en un duelo de poetas ante la ausencia. Y gustó mucho”, comentó la artista.

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“En la Universidad de Montreal yo hice como unas lágrimas conteniendo las hojas, de tres metros cada una, más o menos, eran contenedores de ausencias.

Además de esta obra también recogí hojas de maple y las estampé con la palabra ausencia, para que la gente a la hora del vernissage tomara mi ausencia y esta se fuera curando, limpiando”.

Puntualizó que de manera más personal decidió incluir una pieza producto de un regalo que le hicieron los chamanes otomíes con quienes ha trabajado el amate. 

“Se trata de mi sombra de artista. Sólo los chamanes pueden hacer estos recortes y a mí un día me dijeron que iban a hacer mi sombra y me gustó mucho. Por eso la quise incluir como parte del ritual”.

El ambiente y la manera en que el arte se mueve allá es muy diferente a nuestra ciudad, y esto la dejó impresionada. 

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“Stanley nos llevó a varios lugares que son centros para artistas. El gobierno les proporciona una estancia y ellos pagan una cuota mínima. Son edificios llenos de artistas siempre trabajando. También hay unas plataformas en el centro de la ciduad donde puedes encontrarte como 15 galerías en un solo piso. Fue para mí una retroalimentacion total”.

Interesada en compartir su experiencia y los conocimientos adquiridos nos comentó que está preparando una presentación para los alumnos de artes y los artistas locales en la que “quiero mostrarles una sesión del proceso. Porque para mí el proceso es más importante que todo. Cómo llegas, cómo visualizas, cómo vas aterrizando, qué vas quitando”.

“Quiero que empiecen a ver la historia de creación de esta manera. Además también vi ahí dos o tres cosas que pueden aplicar a la escuela, para empezar con la galería. Cambiar la visión de lo que es la galería, porque yo creo que puede ser mas dinámico, en especial para los alumnos, darles más oportunidad de aprovechar el espacio”, añadió.

Emocionada por las posibilidades que presentan estos nuevos conocimientos comentó con respecto a sus alumnos que “tiene mucho potencial, nada más hay que darles el clic, nuevas propuestas para que hagan más, y  que estén enterados de donde están. Porque no es una escuela de ‘hoy tengo que entregar’ sino de ‘yo quiero entregar’, que cambien esa mentalidad de primaria de ‘tengo que pasar’. Lo que de deben pensar es ‘quiero pasar’, ‘quiero aprender’, ‘quiero hacer’. finalizó la artista.

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