Ángel Zárraga, su arte trascendió en el extranjero

Vida
/ 22 septiembre 2017

Fue sin embargo muy poco conocido en México, pues casi la mitad de su vida la pasó en Europa, donde se vinculó al cubismo, luego al muralismo y finalmente se le considera dentro del realismo simbólico.

Recordado por compaginar su interés por las artes plásticas con su innata vocación literaria, el arte del poeta y pintor mexicano Ángel Zárraga fue clave para representar a México en el mundo de la primera mitad del Siglo XX.

Recordado a 71 años de su fallecimiento, ocurrido el 22 de septiembre de 1946, Ángel Zárraga y Argüelles fue sin embargo muy poco conocido en México, pues casi la mitad de su vida la pasó en Europa, donde se vinculó al cubismo, luego al muralismo y finalmente se le considera dentro del realismo simbólico.

Zárraga nació el 16 de agosto de 1886, en la ciudad de Durango, en el seno de una familia acomodada de la época porfiriana. Sus primeros estudios se remontan a la Escuela Nacional Preparatoria en la Ciudad de México.

Desde temprana edad se interesó por la pintura, por lo que en 1903 ingresó a la Antigua Academia de San Carlos de México, en la que que compartió aulas con los pintores Diego Rivera, Saturnino Herrán, Santiago Rebull y Julio Revueltas, entre otros, señala el libro “México en el mundo de las colección de arte: México contemporáneo”, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Tras involucrarse con los intelectuales y artistas del "Ateneo de la Juventud" y la "Revista Moderna", cobijado por su familia y con la intención de perfeccionar sus estudios, viajó a Europa.

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Se sabe que primero tomó clases en la Real Academia de Bruselas, en Bélgica, bajo la dirección del pintor belga Isidore Verheyden (1846-1905); para después mudarse a España, país en el que vivió durante tres años.

En ese lapso expuso en dos ocasiones, la primera de manera grupal, participando con cinco obras en el Museo del Prado en 1906, y la segunda en el Salón de Independientes, en enero de 1907.
Posteriormente se dirigió a Italia, donde en 1909 expuso en el Salón de la Plaza Donatello, en Florencia, muestra en la que el Museo de Orán adquirió una de sus obras maestras “La bailarina desnuda”.

De acuerdo con el portal electrónico de la “Colección Blaisten”, luego de su itinerancia por Europa, regresó triunfante a México para mostrar su trabajo al mundo artístico de la bella época.
Sin embargo, regresó a Francia en 1911, año en el que presentó en el Salón de Otoño, los óleos de “Exvoto” (San Sebastian) y “El don” (La dadiva), ambos objetos de admiración de la crítica parisina. Hecho que hizo que la junta directiva de aquel recinto lo nombrara Member Sociétaire y Member du Jury de la Section de Peinture del Salón.

La exposición constituyó el punto de partida de una larga y exitosa carrera del artista mexicano en Francia. Durante su vida, trabajó mayormente el género retratístico, así como pinturas con tema deportivo principalmente fútbol.

De 1913 a 1917, Zárraga se encontró en una fase de búsqueda y perfeccionamiento artístico. Además del interés que tuvo por la poesía, de acuerdo al portal “biografíasyvidas”, entre sus poemarios más conocidos, sobresalen los titulados “Oda a Francia” y “Tres poemas”.

Incursionó también en el mundo del teatro, pues en 1918 elaboró 17 decoraciones escenográficas para la obra de “Antonio y Clopatra”, de William Shakespeare.

En 1941, Zárraga regresó a México. Su primer trabajo fue la pintura de la niña Beatriaz Asúnsolo Cruz. Durante los cinco años que su salud le permitió vivir creó una gran variedad de retratos.

El 22 de septiembre de 1946 murió en la ciudad de Cuernavaca, dejando los murales de la Biblioteca de México inconclusos y una gran producción artística, así como muchas amistades que forjó tanto en México como Francia, y un legado que prevalece en ambas naciones.

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