Carmen Dell’Orefice, la modelo más longeva del mundo
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Carmen Dell'Orefice es, a sus 85 años, la modelo más longeva del mundo. Lleva siete décadas paseando su belleza y elegancia por las pasarelas más importantes del mundo.
A sus 85 años, Carmen Dell'Orefice, con su halo de diva de Hollywood, puede presumir de continuar desfilando en las pasarelas más importantes del mundo después de 70 años en la industria de la moda. Según refleja el libro Guinness de los récord es la modelo más longeva del mundo, ya que debutó en el modelaje posando para la revista Vogue cuando tenía tan solo 13 años.
Dell´Orefice nunca ha dejado de trabajar y, en una entrevista con el periódico británico 'Daily Mail', reconocía que ha ocupado más portadas en los últimos quince años que en toda su carrera anterior.
Una muestra del tirón que aún conserva Carmen Dell'Orefice es que la marca austriaca de ropa y venta online Airfield, la ha elegido como imagen para su colección de otoño denominada “Super Woman”.
Carmen Dell'Orefice nació en 1931 en Nueva York y es hija de un violinista italiano y una bailarina húngara. Quizás el ambiente artístico y bohemio en el que creció en la cosmopolita ciudad estadounidense sea una de las claves que han definido el estilo y la elegancia de esta modelo tan longeva.
MUSA DE DALÍ
Dell'Orefice llegó al mundo de la moda por casualidad, posando para un fotógrafo amigo de su familia para la publicación 'Haper's Bazaar', unas fotos que nunca se llegaron a publicar pero que llamaron la atención de otro fotógrafo, Clifford Collin, quien la inmortalizó para la portada de la revista Vogue, que le dedicó cuatro páginas, cuando la modelo tenía sólo trece años.
La neoyorquina, habitual de las portadas de esta prestigiosa publicación, ha posado para los mejores fotógrafos y ha desfilado a lo largo de su dilatada carrera para los grandes diseñadores y firmas de la alta costura, como Chanel, Thierry Mugler o Yves Sain Laurent. También fue imagen del perfume Chanel Nº 5, Rolex, Elizabeth Arden o Revlon.
Su belleza la ha convertido en musa inspiradora de numerosos artistas, entre ellos Salvador Dalí para quien posó en varias ocasiones, y su larga trayectoria como modelo ha sido reconocida por la Universidad de Artes de Londres, que en 2011 otorgó a Carmen Dell'Orefice el doctorado honoris causa por su contribución a la industria de la moda.
El cine ha sido otra de las grandes pasiones de la modelo, que ha participado en películas como 'The sunchaser' o 'Celebrity', dirigida por Woody Allen.
FIEL A SU ESPÍRITU
Dell'Orefice se ha casado tres veces, la primera de ellas a principios de los años 50 con Bill Miles, padre de su hija Laura; la segunda, en 1958, con el fotógrafo Richard Heimann, que la dejó cuando la modelo decidió retirarse, en 1959, aunque volvió a las pasarelas; y la tercera, a mediados de los 60, con Richard Kaplan, del que se separó tras nueve años de matrimonio.
Entre los años 80 y 90, Dell'Orefice perdió la mayor parte de sus ahorros en los mercados de inversión, y se vio obligada a subastar las fotografías más importantes de su carrera como modelo a través de Sotheby's, un desastre financiero que se repitió en 2008 cuando perdió todas sus inversiones.
Consciente de los cambios físicos experimentados con la edad, la disciplina ha sido uno de los secretos de belleza de la modelo, que debe a su madre húngara su dieta basada en verduras, y que ha asegurado que nunca ha forzado su cuerpo de formas que resultaran poco saludables y que tampoco ha consumido drogas o tabaco.
La modelo ha sabido adaptarse a los tiempos y a su propia edad, manteniéndose fiel a su espíritu, y eligiendo el trabajo adecuado a su imagen en cada momento, y por eso no se tiñe el pelo y ha convertido sus canas en la clave de su elegancia, “sin fingir ser otra cosa”.
DESTACADOS:
-- Carmen Dell'Orefice debutó como modelo para un reportaje fotográfico que se publicó en la revista Vogue cuando solo tenía 13 años.
-- Su belleza la ha convertido en musa inspiradora de numerosos artistas, entre ellos Salvador Dalí, para quien posó en varias ocasiones.
-- La modelo ha sabido adaptarse a los tiempos y a su propia edad, manteniéndose fiel a su espíritu, y eligiendo el trabajo adecuado a su imagen en cada momento, y por eso no se tiñe el pelo y ha convertido sus canas en la clave de su elegancia, “sin fingir ser otra cosa”.
Por Miriam Soto/EFE-Reportajes