"Carol" muestra que en el sexo hay que estar abierto a sorpresas: Haynes

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/ 4 febrero 2016

Blanchett es Carol, una mujer con una vida cómoda en el puritano Estados Unidos de los años cincuenta.

El realizador estadounidense Todd Haynes ha adaptado al cine "Carol", una novela sobre una relación entre dos mujeres escrita por Patricia Highsmith, una historia que demuestra que en el sexo y el amor "tienes que ser abierto para ser sorprendido".

"Hay algo muy misterioso sobre el sexo, el amor, si lo fijas de forma absoluta vas a sufrir", asegura Haynes en una entrevista tras presentar en Cannes una película que se estrena hoy en Argentina y a lo largo de febrero al resto de Latinoamérica y que tiene en la maravillosa ambientación y en sus actrices sus principales bazas.

Una película que tiene seis nominaciones al Oscar, entre ellas las de su pareja protagonista, Cate Blanchett y Rooney Mara (en categoría secundaria), pero que incomprensiblemente se ha quedado fuera en las categorías de mejor filme o mejor director.

Blanchett es Carol, una mujer con una vida cómoda en el puritano Estados Unidos de los años cincuenta. Y Mara es Therese, una joven dependienta de unos grandes almacenes, que no es feliz en la relación con su novio.

"Ha habido gente que tiene sentimientos por alguien de su mismo sexo pero luego se casan con alguien del sexo opuesto y tienen hijos, una vida completa. Y hay gente que cambia a una relación gay y otros que vuelven después a una homosexual", señala Haynes.

Y el realizador, abiertamente homosexual, no cree que haya "una predeterminación genética para la identidad sexual".

"Creo que es un factor, pero también hay factores sociales y algunas veces simplemente una persona se enamora de otra y no es del sexo que se esperaba enamorarse (...), creo que todo es posible", reflexiona.

De eso es de lo que trata "Carol", de un amor que llega de repente y sorprende a Therese, en una época en la que los códigos morales eran mucho más estrictos que en la actualidad.

"Esta es mi primera historia de amor real", asegura Haynes, que en algunos de sus trabajos anteriores había amor, pero al margen de la historia principal.

Lo que le interesa como director es "la forma en la que la gente está insatisfecha, cómo la satisfacción se pospone". "Mis filmes -agrega- son, consciente o inconscientemente, sobre la incapacidad para aceptar una única identidad".

En este caso, adapta de forma brillante y sutil una novela de Highsmith que cuenta con ese elemento de insatisfacción y para la que ha utilizado su propia experiencia.

"Tomé la experiencia de la novelista Patricia Highsmith, que era lesbiana, la de la escritora del guion (Phyllis Nagy, nominada al Óscar), que es lesbiana, y mi propia experiencia, como homosexual. Era suficiente información para entender que cuando te enamoras, ya sea una relación homosexual o heterosexual, tienes la incertidumbre de no saber lo que la otra persona siente por ti".

Una incertidumbre que fue lo que atrajo a Haynes a este proyecto. "Me encanta eso, es un elemento universal, y es más dramático y problemático dada la época".

Pero al mismo tiempo considera que en la actualidad se vive un momento complejo en temas de identidad sexual. "Puede que hoy estemos en el momento con la forma de pensar más estrecha sobre la sexualidad, en términos de legislación. Ha habido muchos progresos sobre el matrimonio homosexual, que contempla que un hombre puede ser gay o homosexual, pero no hay nada en medio".

Aunque reconoce que en el mundo de hoy existen menos obstáculos para las relaciones por lo que es difícil encontrar historias actuales de amor complejas y creíbles para el cine.

Eso es algo que sí se encuentra en historias ambientadas en los años cincuenta, como en "Carol", donde hay una enorme presión sobre esas dos mujeres.

Y eso hace que, al igual que en sus películas anteriores, las escenas de sexo sean esenciales para la historia.

"Te preguntas cuándo va a pasar, cómo, en qué circunstancias, va a ser posible (...) así que tenía que haber una relajación de toda la tensión y lo logramos con una escena preciosa en la que intentamos eliminar los elementos morbosos y sórdidos".

Una belleza estética también muy presente en la fotografía, en la ambientación y en la imagen de las dos actrices, como en el primer encuentro con Carol con un abrigo espectacular y un bolso perfecto, que desborda feminidad y que conoce a una chica joven que aún se está buscando a sí misma.

Una imagen, la de Carol, que basaron en Grace Kelly como referencia de alguien que era "bella sin esfuerzo y con una elegancia sublime", pero también en Monica Vitti o Gena Rowlands, una mezcla que luce "maravillosamente" Blanchett.

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