‘A Coahuila lo que le corresponde’; la mentira que se repite mil veces
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Hace una semana en este mismo espacio desglosé ampliamente la precampaña de Miguel Riquelme, y particularmente los datos en que funda su aspiración de convertirse en candidato del PRI a Gobernador de Coahuila.
La mayoría de sus ofrecimientos, se concluyó aquí, parten de un análisis erróneo de la realidad.
Ya sea porque agotó el guion o para no arriesgar de más (las campañas electorales en la entidad se ganan sin necesidad de verter una sola propuesta congruente, hemos visto en el pasado), ya no hubo cifras nuevas en sus comunicados de prensa posteriores a la publicación de ésta columna, pese a que aún falta una semana para la votación contra Jesús Berino.
Sin embargo, el leitmotiv de su precampaña no desapareció: “a Coahuila lo que le corresponde”.
“Por cada peso que enviamos al centro, nos regresan sólo 35 centavos. Todo porque otros estados no hacen su tarea; es injusto que subsidiemos al País”, ha repetido machaconamente desde hace un mes.
Lo anterior es una idea muy liviana y que pueden comprar fácilmente las masas poco politizadas, pero muy peligrosa económica y socialmente hablando. Me explico.
Desde 1824, año en que se promulgó la primera Constitución Política, México adoptó la República Federal como forma de gobierno a fin de “mantener ligado lo que estaba desunido”, en palabras de Reyes Heroles. ¿Qué significa eso? Muy simple: que los estados ceden parte de sus poderes tributarios a la Federación, a cambio de tener derecho a obtener una participación en los fondos federales. Establecen, pues, una relación voluntaria de dependencia financiera.
Y es aquí, otra vez, donde la realidad desmiente al discurso de Riquelme.
Coahuila es la tercera entidad federativa del País que mayor aumento de participaciones federales ha tenido según el último informe de la Dirección General de Estadística de la Hacienda Pública, con un crecimiento real de 12.4 por ciento de 2015 a 2016, sólo por debajo de Nuevo León y Colima.
En porcentaje total de recursos recibidos ocupamos el lugar 16, como lugar 16 somos en población total. Y suena lógico, considerando que el número de habitantes es un factor que condiciona, en proporción directa, el 45.17 por ciento de la fórmula para asignar el Fondo General de Participaciones de acuerdo con la Ley de Coordinación Fiscal.
Ahora bien, si el principal problema que identifican los priístas es ése, ¿por qué no dijeron nada Rubén Moreira, Víctor Zamora e Ismael
Ramos cuando firmaron la más reciente actualización del “Convenio de colaboración administrativa en materia fiscal federal”, celebrado entre la Secretaría de Hacienda y el Gobierno de Coahuila el 12 de agosto de 2015?
Donde lloran está el muerto, invoca la sabiduría popular.
Los nacionalismos –y los regionalismos, por ende– son emocionales. El federalismo, en cambio, es frío y racional. Creer que somos los mejores porque poseemos el récord del tamal más grande del mundo (Ramos Arizpe) siempre será más atractivo que calcular el “principio de solidaridad fiscal” entre los estados que toma en cuenta criterios compensatorios como los niveles de pobreza, marginalidad e índices de mortalidad.
Exaltar el sentido de pertenencia y alentar el separatismo no es una política pública. Por el contrario, es retardatario y populista.
Los priístas, por un lado, llaman a la unidad nacional (iluminando los edificios públicos con los colores de la bandera que, casualmente, son los mismos de su partido) y por otro patean el pesebre del federalismo, lo cual debilitaría a la Nación y pondría al Estado en una situación de riesgo ante una amenaza del exterior.
Por lo demás, Coahuila también tiene su Ley de Coordinación Fiscal, la cual es relativamente nueva, pues entró en vigor el 1 de enero de 2008. A diferencia del ordenamiento federal, donde las reglas de operación son explícitas, en el texto legal de nuestra entidad no hay una fórmula común a los 38 municipios. ¿No sería más conveniente mirar puertas adentro?
Cortita y al pie
Riquelme, cabe señalar, no descubre el agua tibia. Cinco días antes de que iniciara su precampaña, la bancada del PAN en el Congreso de Nuevo León pidió salir del Pacto Federal de Coordinación Fiscal con los mismos argumentos que vertió el exalcalde de Torreón una semana después: “es tiempo de que lo que se genere en Nuevo León se quede en Nuevo León; por cada peso que el Estado envía a la federación, solamente nos regresan 22 centavos”.
“Es tiempo de que lo que en Nuevo León trabajamos se quede para nuestras familias y nuestros hijos, no para el resto del País”.
¿Le suena familiar?
La última y nos vamos
La diferencia es que allá lo dicen directo, como suelen ser los regiomontanos –que no todos los norestenses, ojo–. Acá, en cambio, entre oportunismo electoral y ambigüedades políticas.
@luiscarlosplata