Crítica y poética de Darío Castillejos
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La muestra “Gráfica Ludens”, del artista visual y caricaturista mexicano actualmente se exhibe en el MAG, haciendo un derroche de técnica e imaginación, en obras profusas de agudeza e impecable factura
La tradición de la crítica y la gráfica en nuestro país es indisoluble; desde los tiempos de la Reforma y aún antes, a través del pasquín, las hojas volantes, las proclamas y los centenares de diarios políticos; encumbrándose quizá en autores como el gigantesco Ernesto “El Chango” García Cabral, aquel cartonista cuyos continuos ataques al presidente Madero le hicieron acreedor a una beca en Europa para “silenciarlo”. O, más cercano en el tiempo, el michoacano Eduardo del Río “Rius”, a quien su desparpajo y virulencia le ganó un simulacro de fusilamiento una noche en el Ajusco durante el gobierno de Díaz Ordaz.
El inteligente Helioflores, el documentado Rocha, el onírico e inasible Ahumada, o muchos otros que han dejado una huella indeleble en el periodismo mexicano, con productos que han trascendido su coyuntura temporal o política para convertirse en planteamientos artísticos con un valor propio.
Política y alegoría
Darío Castillejos (Oaxaca, 1974) denota en la maestría de su obra un oficio forjado a lo largo de más de dos décadas de trabajo; sus series de aguafuertes y linóleos oscilan entre una visión tragicómica a de la actual realidad mexicana hasta los territorios del ensueño, la poesía y la fabulación cuasi abstracta. Innegable heredero del poderío visual y sintético de antecesores como el legendario Taller de Gráfica Popular o maestros como el prolífico Leopoldo Méndez, aunado a las técnicas tradicionales del grabado para plantear –más allá de las obvias inconsistencias de la práctica política- evolucionar hacia un lenguaje personal y a la vez simbólico, donde las interpretaciones se expanden y se multiplican.
Así, la caricatura de Castillejos no es deformación literal ni chiste obvio: su herramienta esencial es el juego alegórico, el territorio de la ambigüedad donde el burro es antropomorfo o el pez se traga al hombre; donde el corazón y la mente se unen y a la vez se separan a través de una denso y sinuoso laberinto vegetal. El preciso y sobrio texto de la hoja de sala del MAG –otra de las grandes aportaciones de su nueva administración- lo clarifica:
“Gráfica Ludens ejemplifica esta unión de crítica política y estándares estéticos de impecable manufactura que dan como resultado una muestra en que la tradición se empapa de símbolos que logran ilustrar por medio de metáforas los tiempos que corren.”
El material de los sueños
La fantasía, la evocación y la memoria, la reinterpretación del arquetipo y la crítica social como un ejercicio de la inteligencia han llevado al oaxaqueño a alcanzar galardones de resonancia mundial como sus repetidos premios a la Excelencia del Periodismo.
Pero el valor en la obra de este potente caricaturista, además de su evidente maestría en el dibujo y las diversas técnicas de la gráfica, está en el sabio dominio de lo simbólico.
Si la alegoría como recurso estético, es, como dijera Walter Benjamin en sus primeros estudios sobre el barroco alemán “Alegoría de otro acontecimiento, por eso su tiempo no se consuma. En ella eso otro que acontece como continuación de la obra real toma carácter espectral, fantasmagórico. Un lugar donde significado y sonido se emparentan de modo espectral. Porque existe una vida sentimental pura de la palabra”, es decir, la imagen como repositorio de otras textualidades y sentidos: la imagen como entidad de significado abierto y puerta a su vez hacia otros imágenes, narrativas, momentos, conceptos y lecturas.
Por ello es imperdonable perderse Gráfica Ludens, de Darío Castillejos; uno de las mejores series de gráfica exhibidas en los últimos años en nuestra ciudad.
alejandroperezcervantes@hotmail.com
Twitter: @perezcervantes7