Darán hasta 10 años de cárcel a deportados que regresen a EU
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La Cámara de Representantes aprobó dos leyes que afectan a ciudades santuario e indocumentados
WASHINGTON.- Donald Trump logró su primera victoria parlamentaria en el terreno que más le gusta pisotear: la inmigración. La Cámara de Representantes ha aprobado dos leyes que materializan sus proclamas más extremas. Un mazazo doble que, si el Senado lo confirma, elevará hasta 10 años de cárcel la condena a los indocumentados que insistan en regresar a EU tras su deportación, pero que también le permite retirar fondos a ese gran frente de resistencia que han creado las ciudades rebeldes a su política migratoria, como Los Ángeles, Nueva York o Chicago.
La siguiente vuelta de tuerca de Trump ha llegado con la aprobación de dos leyes que, en un país con 11 millones de indocumentados, tiene como fin endurecer sus condiciones de vida. La primera es un golpe contra las ciudades santuario. La norma, bautizada “Ningún santuario para los criminales”, que ganó por 228 votos sobre 195, les exige cumplir con las órdenes de arresto federales, por ejemplo, extendiendo la retención de un emigrante sospechoso 48 horas más de lo que establece la ley penal. En caso de no cooperar, la iniciativa permite retirar fondos a estas urbes y abre las puertas a que las víctimas de delitos cometidos por inmigrantes sin papeles les denuncien.
‘LEY KATE’
Llamada así por el caso de Kate Steinle, muerta a tiros hace dos años en el embarcadero de San Francisco por un mexicano con antecedentes que había sido deportado cinco veces, la norma aumenta las penas a quienes reinciden en la entrada ilegal a Estados Unidos. Así, un indocumentado que haya sido deportado más de dos veces y sea sorprendido nuevamente puede enfrentarse a una pena de hasta 10 años de cárcel. Y si tiene un antecedente por un delito grave o tres faltas, basta que vuelva a ser sorprendido una sola vez para una condena similar. Esta ley pasó el filtró de la Cámara de Representantes por 257 votos frente a 167. El total de escaño republicano suma 241 y el de demócratas 194.
Ambas medidas, el ataque a los santuarios y el castigo de los reincidentes, forman parte del núcleo duro del discurso de Trump.
Sin embargo, el éxito en la Cámara de Representantes es sólo provisional. Las leyes tienen aún que sortear el mayor obstáculo: el Senado. Ahí la mayoría republicana es exigua (52 frente a 48) y los textos corren el riesgo de naufragar. Ya ocurrió el año pasado con la Ley Kate. De volver a pasar, la debilidad parlamentaria de Trump quedaría en evidencia.
Con información de El País