"Decidí ser un ángel": carta de una mujer que prefirió finalizar su tratamiento y morir
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La historia de Kirsty Bridges conmueve a todo Gales. Escribió un último mensaje en Facebook y a las pocas horas falleció
Kirsty Bridges parecía fibrosis quística desde hacía un tiempo. Y esperó durante cinco años la donación de un pulmón que nunca llegó. El tiempo transcurrido no hizo más que desalentarla a seguir intentado sobrevivir. Bajó los brazos y a las 36 horas murió. Su historia conmueve hoy a Gales y ayudó para dar impulso a campañas de donación de órganos.
Bridges hizo pública su decisión en una breve carta dirigida a todos sus amigos y familiares en su cuenta de Facebook. "Los amo a todos, pero he decidido ser un ángel y velar por todos mis hermosos seres queridos. Mi vida habría sido tan difícil, incluso con nuevos pulmones en el estado en que estoy ahora ... así que adiós a todos".
Dedicada en su tiempo libre al modelaje, la espera de un nuevo pulmón se hizo insoportable para Bridges, quien vivía conectada a un respirador artificial. Ese tiempo fue demasiado. Y cuando los médicos le comunicaron que incluso en su estado su cuerpo podría reaccionar contrario a un trasplante, decidió poner punto final a su vida.
Ya en el hospital pidió que dejaran de suministrarle medicamentos. A las 36 horas, murió.
Durante el último mes de vida, Kirsty había estado relatando a sus amigos los padecimientos que vivía en el hospital. "Los prisioneros tienen una mejor vida que yo", se lamentaba. En el mismo post anticipaba su deseo de morir: "La única otra opción que tengo en control en este momento es detener el tratamiento, ir a casa ¡y morir!"
Bridges dedicaba la mayor parte de su tiempo a una flamante tienda de maquillaje que había abierto en su pueblo hacía dos años. La enfermedad le fue detectada cuando tenía tan solo tres meses de vida. Luchó 28 años contra ella, hasta que dijo "basta". Comenzó a tener grandes dificultades para respirar, sus pulmones comenzaron a deteriorarse como así también su aparato digestivo. La enfermedad no tiene cura, pero los pacientes pueden vivir más tiempo luego de un trasplante exitoso.
"Lo hizo durante 28 años. Pero esperé enterrarla desde que tenía tres meses de vida. Estoy muy agradecida del tiempo que tuvimos juntas", dijo Jaqueline Jones, su madre. "Me dijo: 'Mamá, ya estoy. Avisa al doctor, quiero terminarlo. Quiero que sea rápido".