El camino a la verdad: la deuda con las víctimas
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“El mundo debe saber lo que ha sucedido y nunca olvidarlo”. Dwight Eisenhower
La violencia presente a lo largo de la historia de la humanidad ha resultado en un atentado contra derechos primordiales como la vida, la integridad personal y la libertad. Las violaciones graves a los derechos humanos alrededor del mundo han lacerado a las víctimas y a la sociedad en general, cuyos daños deben ser reparados.
Ante las violaciones graves de derechos humanos como la desaparición de personas, la tortura, las masacres, entre otras, queda como resultado una deuda con las víctimas y la sociedad. Esto se traduce en la obligación de reparar por parte de los estados y el derecho de las víctimas a cubrir sus necesidades surgidas de la afectación.
Inmerso en el concepto de la reparación integral se encuentra el derecho a la verdad, nacido con estrecha relación a víctimas de violaciones de derechos humanos como la desaparición. El derecho a la verdad sobre violaciones graves a derechos humanos, en palabras sencillas, consiste en saber qué fue lo sucedió, de qué manera, quiénes participaron y las circunstancias específicas de los hechos.
A pesar de que existe un reconocimiento del derecho a la verdad de las víctimas, su cumplimiento se ha vuelto una lejana realidad por circunstancias diversas, como el gran número de violaciones graves a los derechos humanos y la incapacidad, pero sobre todo la falta de voluntad política para esclarecer los hechos. Dicha situación ha conducido a una permanente impunidad.
Poder conocer la verdad para las víctimas es un derecho humano que representa una expectativa a satisfacer por los estados. Según los principios de la lucha contra la impunidad de Naciones Unidas, el derecho a la verdad se compone de la inalienabilidad, el deber de recordar, el derecho a saber y la garantía efectiva del derecho a la verdad.
El deber de recordar constituye una parte del derecho a la verdad. Una vez esclarecido lo que sucedió sobre las violaciones graves a derechos humanos, emerge el deber de no olvidar lo que sucedió, permitiendo la presencia y el respeto del pasado a través de la memoria histórica individual y colectiva. Esto a su vez cumple un fin, que es evitar la repetición de este tipo de hechos.
De igual forma, la garantía del derecho a la verdad es un eslabón muy importante para la reparación integral de víctimas de violaciones de derechos humanos, ya que repercute en los otros elementos como la justicia y las garantías de no repetición. Esto, debido a que la reparación integral se compone de diferentes elementos que se encuentran interconectados.
En 2010 la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 24 de marzo como el Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con las Violaciones Graves de los Derechos Humanos y la Dignidad de las Víctimas. El propósito central de la conmemoración de este día es la promoción del derecho a la verdad y la justicia, propiciando la memoria histórica.
Otro de los propósitos de este día es rendir tributo a quienes han dedicado su vida a la lucha por promover y proteger los derechos humanos. Además de reconocer la labor en materia de derechos humanos en Salvador del monseñor Óscar Arnulfo Romero.
Lamentablemente, la efectividad de la garantía del derecho a la verdad sigue paralizada ante la negligencia y omisión de los estados en los que se han perpetrado graves violaciones a derechos humanos durante mucho tiempo. En algunos casos, los países han tratado de cerrar estos capítulos de violencia con el perdón y el olvido de los hechos, ignorando a las víctimas.
En América Latina, la deuda de verdad con las víctimas es amplia y permanente. El impulso al derecho humano a la verdad ha venido desde las víctimas ante la necesidad prioritaria de conocer qué fue lo que sucedió. El trabajo de las víctimas por sus derechos, ya sea individual o colectivamente, ha generado un peso importante para ejercer presión política a los estados. Esto permite visibilizar que queda mucho cumplir por parte de estos y que el daño sigue presente en espera de una reparación.
Sin duda, el reconocimiento del Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con las Violaciones Graves de los Derechos Humanos y la Dignidad de las Víctimas permite recordar que existe una deuda de verdad con los hechos del pasado y que sigue acumulándose con las violaciones graves a derechos humanos que siguen ocurriendo alrededor del mundo.
Este día nos permite reflexionar sobre el único camino que va permitir una reparación integral para resarcir el daño a las víctimas: garantizando el derecho a la verdad. Su conocimiento permite reconocer y garantizar la dignidad de las víctimas. El reconocimiento de este derecho tuvo un camino largo, pero queda el más largo y complejo recorrido para hacerlo efectivo.
La autora es asistente de investigación del Centro de Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales de la Academia IDH
Este texto es parte del proyecto de Derechos Humanos de VANGUARDIA y la Academia IDH